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No puedes zapearlo, no puedes ignorarlo

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Una de las funciones del espacio público frecuentemente olvidada por los planificadores y diseñadores urbanos es la de ser contenedor de diferentes actividades artísticas. Su misma conformación y los edificios que la rodean, ya de por sí pueden ser objetos artísticos. Pero, además, es un auténtico soporte de comunicación. A lo largo del blog he desarrollado muchos temas relacionados con la identidad, el uso del espacio público o la ciudad genérica. Incluso, de arte en la naturaleza. Sin embargo, sólo de forma muy lateral he tocado el tema del arte urbano. Hoy, sin meterme en honduras conceptuales, voy a intentar plantear el tema de la intervención ¿artística? en el espacio público centrándome en el grafiti, la publicidad y la contrapublicidad. Dejaré para otro artículo el arte urbano considerado globalmente porque su misma definición plantea problemas complejos. Arte urbano, urban art, arte callejero, street art, arte público independiente, autonomous public art, arte no encargado, uncommissioned art, y tantas otras formas de entenderlo complican bastante su desarrollo en el formato del blog.

Eso, ¿dónde?, Banksy  withfriendship

El tema surgió después de una conversación con Luis Felipe Alonso y Lucila Urda, una de las profesoras del departamento. Lucila está haciendo una tesis titulada El espacio público como marco de la expresión artística que le codirigimos entre Luis Felipe y yo. Nos trajo, para discutirlo, un artículo de Javier Abarca que me pareció de gran interés. Javier Abarca tiene una página, que recomiendo, sobre grafiti, arte urbano y temas relacionados (al final incluyo un enlace). Docente e investigador sobre el tema, su tesis doctoral dirigida por Agustín Martín Francés y presentada en la Facultad de Bellas Arte de la Universidad Complutense de Madrid, se llama El postgraffiti, su escenario y sus raíces: graffiti, punk, skate y contrapublicidad. También ha sido comisario de algunas exposiciones sobre el tema. Pero, además, Javier es (o por lo menos, lo fue) un artista del grafiti y, por tanto, sabe por experiencia de lo que habla. En este artículo me voy a basar en algunos aspectos de su tesis que ayuden a comprender el espacio público como escenario artístico. Por supuesto que también recomiendo la lectura de la misma que se puede conseguir en el enlace que incluyo al final.

Street Art, Puhov Pavel  mundoflaneur

He advertir que, después de un intercambio de correos con Javier he sustituido el término "postgraffiti", que utiliza incluso en el titulo de su tesis, por el de "arte urbano" ya que, aunque en su investigación se diferencian conceptualmente los términos "graffiti", "postgraffiti" y "arte urbano" en el tiempo transcurrido desde que la escribió su forma de pensar el tema ha evolucionado. Me dice en un correo: “la palabra me resultó útil como herramienta de trabajo durante la elaboración de la tesis, porque necesitaba términos para distinguir el arte urbano basado en la propagación de una identidad ("postgraffiti") y el arte urbano que consiste en obras anónimas basadas en contextos concretos ("intervención específica", lo llamaba últimamente). Pero al tratar de usar todos estos términos en el "mundo real" comprobé que causaban más confusión que entendimiento. Prácticamente el 100% de la gente creía que yo usaba "postgraffiti" simplemente como una forma snob de decir "arte urbano".  De todas formas, otros autores siguen utilizando el término “postgraffiti”, aunque dando diferentes definiciones del mismo. Estamos ante un campo, el del arte urbano, en el que todavía los conceptos y las corrientes no están definitivamente asentadas. De cualquier forma, la propuesta que hizo Javier en su tesis me parece válida a pesar de su evolución personal al respecto. También, a partir de ahora, sustituiré las dos “efes” con las que escribe “graffiti” por una sola (excepto en las citas textuales), de acuerdo con la última edición del diccionario de la RAE.

Reloj cebra, 6emeia  6emeia

En la tesis se plantea el postgrafiti, no como un movimiento heredero y sustitutivo del grafiti, sino distinto, aunque de consolidación posterior (lo que explica anteponerle la partícula “post”). Aunque, como ya se ha advertido, muchos autores lo hacen prácticamente sinónimo de “arte urbano” Javier Abarca lo entendía entonces de forma más restrictiva. Lo definía como: “El comportamiento artístico no comercial por el cual el artista propaga sin permiso en el espacio público muestras de su producción, utilizando un lenguaje visual inteligible para el público general, y repitiendo un motivo gráfico constante o bien un estilo gráfico reconocible, de forma que el espectador puede percibir cada aparición como parte de un continuo”. Me ha parecido interesante reproducir esta definición que hace Javier (a pesar de que a partir de ahora trataré de sustituirla directamente por arte urbano) porque el término se utiliza por bastantes autores y no he encontrado ningún sitio que aclare con suficiente nitidez a qué concepto responde. Y, de momento, dejaremos las precisiones terminológicas aquí.

Madrid, años ochenta, "Muelle" en la calle Montera  carlitosbuenaventura

El grafiti lo define como: “Marcas gráficas y/o textuales ejecutadas sistemática e ilegalmente sobre superficies públicas, que utilizan un código concreto y se dirigen por tanto a una audiencia concreta, de forma que sirven como sistema de comunicación interno de una escena subcultural cerrada”. Aunque hay otras diferencias, lo fundamental es que la mayor parte del arte urbano pretende que el mensaje del artista sea conocido por todos los ciudadanos, mientras que el grafiti se dirige a un público concreto: los otros grafiteros. El grafiti es, básicamente, un juego competitivo en el cual lo jugadores tienen unas reglas muy estrictas basadas en adquirir prestigio entre los demás. El prestigio no se adquiere de cualquier forma sino que se consigue principalmente a través de la ubicación, el estilo y la propagación. Si se escribe (un grafitero es un writer, un escritor) en lugares muy visibles y difíciles, se sube en el ranking. También se consigue respeto si el nombre aparece muchas veces. Y, sobre todo, si con la práctica se llega a adquirir un estilo propio, reconocible y admirado por los otros “escritores”.

Ganando respeto  veochorras

En este juego, no importan demasiado aquellos actores ajenos al mismo, ya que no son capaces de apreciar en su justa medida las condiciones de prestigio necesarias para adquirir respeto. Por tanto se trata de un vocabulario gráfico hermético a diferencia del resto del arte urbano que trata de llegar también a los no conocedores. El grafiti así definido (y no el grafito que cuenta con una antigüedad de miles de años) aparece en Philadelphia a finales de los cincuenta del pasado siglo XX y se consolida en el metro de Nueva York en la década de los setenta. Sus raíces están en los escritos murales infantiles y en las bandas. La cultura infantil callejera, hoy incomprensible, fue el fruto de la ausencia de TV y otras formas de entretenimiento, que dejaba en la calle a los niños y adolescentes de los barrios más desfavorecidos, que afirmaban su identidad y su rebeldía escribiendo en los muros de los edificios. Los adolescentes se agruparon en bandas (características de las grandes ciudades americanas en los años sesenta y setenta) que solían marcar su territorio con nombres o símbolos. El salto de las marcas de bandas callejeras al grafiti se produce cuando el escenario deja de ser el barrio y se convierte en toda la ciudad, aunque el colectivo al que se dirija no sean todos los ciudadanos.

Dibujando a niños grafiteros que "escriben"  codex1nferno

En los tres o cuatro párrafos anteriores se esconden muchas preguntas y también una forma de mirar el espacio público alternativa a la tradicional en el diseño y la planificación urbana. Por ejemplo, la afirmación que suelo repetir como un mantra a lo largo de los diferentes artículos del blog de que la superación de los guetos urbanos sólo se consigue introduciendo actividades en el espacio público de carácter global, frente a la necesidad de conseguir identidades de barrio mediante la identificación de los habitantes con el territorio concreto, cuenta con un ejemplo más en la evolución de las marcas de las bandas al grafiti, aunque no llegue todavía a considerar todo el colectivo ciudadano como objetivo del mensaje. Necesitamos identidades territoriales basadas en la identificación del lugar concreto en el que vivimos, pero también relaciones con los “otros”, con los que no comparten este territorio. Esa es la esencia de la urbanidad y, por tanto, también de la ciudad. Una ciudad se diferencia de una aldea, de un pueblo, precisamente en la posibilidad de anonimato. Pero para que los anónimos puedan convivir es necesario relacionarse con "el otro", con el que es distinto a nosotros.

Marcas de bandas, Barcelona  elmundo

Si lo que predomina de forma clamorosa es la identificación con el sitio, hasta tal punto que los residentes se “lo apropian” (sean bandas o asociaciones de vecinos) expulsando a los “no residentes” o a “los otros”, en la ciudad se va a producir una segregación socio-territorial muy importante que impedirá la educación en la urbanidad. Es decir, estaremos creando anti-ciudades porque la ciudad nació, precisamente, para superar la horda o el clan. Pero resulta que sin identificación con el sitio todo el cuerpo social urbano se perderá diluido en “lo genérico” y se convertirá en una masa indiferenciada en la que el individuo no se sentirá formar parte de un grupo. Estamos, en el otro lado, y desde el punto de vista individual, ante uno de los problemas esenciales de la ciudad actual, denunciado por numerosos médicos y psicólogos, la soledad. Y desde el punto de vista social ante el desapego respecto a lo público (y no me refiero ahora tan sólo al espacio público físico, sino a “lo público” en general incluyendo la política).

Grafiti de Garrulo (Javier Abarca), firma garrulo

Pero no era mi intención plantear este tema cuando me decidí a escribir el artículo. Retomaré el hilo que, como siempre, al ir escribiendo voy olvidando. Después de tratar de entender un poco el grafiti volvamos ahora al arte urbano. Javier detecta varias raíces diferentes en su formación: el arte académico, la vida en la calle, las culturas urbanas, el punk, el skate, el diseño gráfico, la publicidad, la contrapublicidad y el grafiti. Al grafiti ya le he dedicado unos párrafos y ahora voy a centrarme en el núcleo del artículo: la publicidad y la contrapublicidad. El espacio exterior como soporte publicitario tiene casi tantos años como la propia ciudad. No quiero meterme ahora en honduras históricas pero, probablemente todos mis alumnos recuerden que al explicar la plaza de San Marcos de Venecia les digo que la forma alargada de la gran plaza estaba pensada con una perspectiva que la alargara todavía más para “vender a los comerciantes que llegaban al puerto que aquella ciudad era magnífica y que a los que hicieran negocio con sus habitantes les iría bien". Es la propia ciudad publicitada a sí misma. Aunque el city branding tampoco es el tema de hoy.

Amor mural, Leipzig (Alemania)  streetarutopia

Se trata, más bien, del espacio público considerado como soporte publicitario. En sus comienzos la publicidad moderna utilizó el espacio público como un lugar idóneo para insertar sus invitaciones al consumo. Que, si al principio, eran sólo instrumentos de información para que la gente conociese la existencia de los productos que aparecían en el mercado (el término “anuncio” viene de ahí), pronto se convirtieron en creadores de necesidades. En realidad, el espacio público era casi el único soporte que existía hasta la llegada de los mass media. Sobre todo con la aparición de la TV, porque se constató que los anuncios en movimiento vendían mucho mejor que los fijos. La consolidación de la TV como medio de comunicación y entretenimiento fue una época dorada para la publicidad. Nada parecía fuera de sus posibilidades y pronto fue capaz de cambiar el patrón de comportamiento social e, incluso, los valores. Fue el momento en el que se pusieron las bases del sistema actual basado en el consumo desaforado de productos aparentemente no necesarios, pero que podemos hacer que lleguen a serlo invirtiendo los recursos suficientes y utilizando las técnicas adecuadas.

Puerta del Sol, Madrid, 1935, anuncio de Cinzano  historias matritenses

Parecía que el soporte publicitario mediante muros, vallas, carteles y los variopintos artefactos que se había inventado para utilizar el espacio público tenía sus días contados. Sobre todo porque aquello apenas se movía (a pesar de los neones nocturnos) y, además, llegaba a poquísima gente. Las normas que fijaban unos máximos de tiempo dedicado a la publicidad fueron un problema, sobre todo para las pequeñas empresas debido al encarecimiento que se produjo. Pero, casi a la vez, la proliferación de canales parecía que iba a arreglar las cosas. Entonces apareció el mando a distancia. El resultado fue que el espectador podía zapear y evadirse de la publicidad cambiando de canal (maldita sea, estos imbéciles se nos van). Pero no sólo el mando a distancia. Los modernos sistemas de grabación posibilitan que los programas grabados sean tan perfectos como los originales y mucha gente empieza a verlos en diferido, con la posibilidad de pasar un cuarto de hora de elaborados y caros anuncios publicitarios en cinco imágenes que no dejan huella. Incluso, acaba de aparecer una app llamada “Duck” (pato, no me preguntéis por qué) que te avisa cuando acaba la publicidad “para que no te pierdas eso tan interesantísimo que descubrirás cuando termine” (la publicidad, claro).

No puedes zapearlo, no puedes ignorarlperiodicopublicidad

Entonces fue cuando se empezó a redescubrir el espacio público como soporte publicitario. Hay una frase que recoge Javier en su tesis y que atribuye a la Asociación Americana de Publicidad Exterior (y que da título a este artículo) refiriéndose al espacio público: “no puedes zapearlo, no puedes ignorarlo”. Esa es la gran ventaja que tiene como soporte. No llega a mucha gente (excepto en lugares estratégicos porque permanece para siempre en miles de fotos y vídeos de recuerdo), pero es inevitable. El problema es que cuando la publicidad importante se marchó de las calles y de las plazas para irse a las televisiones, sólo quedaron en ellas las pequeñas empresas y a las administraciones empezaron a regular su colocación de forma muy restrictiva con objeto de aumentar los cánones por uso del espacio público para compensar la pérdida de ingresos. Pero cuando los publicistas se percataron de la inevitabilidad del espacio público nuestras calles, plazas y parques se volvieron a llenar de vallas, muros y soportes publicitarios de toda índole. Hasta tal punto que se empezó a hablar de “contaminación visual”. Una de las tesis que dirijo, a José Manuel Gallego, trata el tema, su título es Contaminación Visual (CV). Algoritmos. Estoy esperando que avance lo suficiente para contaros lo que vaya descubriendo del tema.

Estación Sol Galaxy Note!  marketingdirecto

Son particularmente “golosos” aquellos espacios cercanos a monumentos históricos o artísticos, grandes obras de arquitectura o ingeniería, lugares de centralidad o elementos simbólicos urbanos. Como algunos están protegidos por las leyes de defensa del patrimonio surgen los patrocinios, que consiguen colar en el cartel de anuncio de una ópera o de restauración de una catedral, el símbolo de Bankia, de Apple, o de Adidas. El Ayuntamiento de Madrid ha llegado a vender por unos días el nombre de la estación del Metro de Sol que ha pasado a llamarse “Estación Sol Galaxy Note”. Como reacción, a partir de los años setenta del pasado siglo se empezaron a producir intentos de sabotaje de esta publicidad (culture jamming) mediante distorsiones en los anuncios, bromas, pegadas de carteles encima de otros, etc. Aunque se trata de un campo bastante complicado, para lo que ahora necesitamos comprender vamos a llamar a toda esta reacción que tiene múltiples derivaciones “contrapublicidad”. La contrapublicidad abarca muchas muestras de arte urbano además del grafiti, en particular las perfomances y algunas instalaciones inclasificables.

Cartel de “L’Oreal” en la Puerta del Sol de Madrid durante el 15M 
astutamentereconvertido en “Democracia real” (sin "ya")  robertocarreras

La mayor parte de la contrapublicidad en el espacio público se produce, por supuesto, ilegalmente. Es decir, machacando total o parcialmente el anuncio publicitario existente con objeto de hacerlo ilegible, ridiculizarlo (lo más corriente) o destruirlo. Aunque, a veces, también de forma legal aprovechando los resquicios del sistema. Pero los publicistas no se han quedado con los brazos cruzados. Han contraatacado con las mismas armas. Y lo han hecho de forma tan inteligente que la línea de separación entre publicidad y contrapublicidad ha veces se ha borrado. Básicamente su defensa ha consistido en adoptar los modos y estilos de la contrapublicidad y hacerlos suyos. Así han empezado a aparecer carteles destinados a un público concreto, más contestatario, que imitan las formas de la culture jamming. Y no sólo las formas, dice Annie Finnegan en un texto que recoge Javier en su tesis: “un gran número de publicistas se han convertido en expertos en la imitación no solo del aspecto de la contrapublicidad sino de todo su espíritu sinvergüenza y su actitud”. Y Pedro Carvajal de Cicada: “algunos anuncios parecen tan auténticos que cuando los veo tengo que admitir que parecen algo hecho por un culture jammer”.

Municipio de Panamá ¿publicidad?  portodiao

Pero no sólo la contrapublicidad se produce normalmente de forma ilegal (o, por lo menos, sin permisos y sin cánones) es que la misma publicidad también recurre a saltarse las leyes a su conveniencia, colocando carteles en lugares prohibidos, machacando con otros encima, o eludiendo el pago de cánones. Algunos de los ejemplos más significativos se pueden encontrar en la publicidad de los partidos políticos en tiempo de elecciones. Esto se debe a esa especie de confusión que se produce entre la pretendida libertad del espacio público como medio de expresión y la constatación evidente de que “no puedes zapearlo, no puedes ignorarlo” lo que le otorga un valor importante. Es decir, que cualquier viandante, por narices, tiene que tragar con lo que la marca Adidas le pone delante de los ojos, con Zapatero o con Rajoy. En caso de ilegalidad claro que se multa. El problema es que, normalmente, esas multas son muy inferiores a los beneficios que obtiene el que infringe la ley. Eso, en el supuesto, de que le compense a la propia administración o a un particular perseguir, y en algunos casos llegar a los tribunales, a una gran empresa (o no tan grande) con un litigio de este tipo.

"Le's go...", Huida hacia un espacio urbano ¿libre?, OaKoAoakoak

Esto que sucede con la publicidad y la contrapublicidad pasa también con todo aquello que utiliza nuestras calles para violentar la libertad a decidir si queremos verlo o no. Por supuesto, pasa también con el grafiti y con todos los tipos de arte urbano. La única diferencia es la obtención de un rendimiento económico aunque a veces es complicado separar el arte de la promoción personal. Vemos, por tanto, que el arte urbano no sólo tiene relaciones con el grafiti, el skate, el punk y el diseño gráfico, sino que también la publicidad y la contrapublicidad influyen, distorsionan y, sobre todo, ocupan. En muchos casos las diferencias se diluyen y se hace impreciso plantear qué es aquello que está en la pared. Una de las notas de diferenciación de la publicidad, por ejemplo, con el grafiti, sería la de contar con los permisos administrativos correspondientes pero ya hemos dicho que no siempre es así. A la inversa, determinados trabajos realizados, por ejemplo, en muros ad hoc en muestras o exhibiciones por parte de algunos artistas no está demasiado claro que no sean publicidad personal aunque imiten las formas y estilos del grafiti. Todavía se produce una mayor confusión cuando es el propio artista que "de forma premeditadamente ilegal" utiliza las calles y plazas como medio de autopromoción.

El resto se perderá en el tiempo, como lágrimas en la lluvia  positivos

En realidad, el espacio público (el físico) debería ser, sobre todo, un soporte de libertad. El problema es su inevitabilidad. Cuando salgo a la calle no puedo dejar de ver, de oír, de sentir, algo sobre lo que no tengo aparente control. “No puedes zapearlo, no puedes ignorarlo” (el grafiti, la publicidad, la contrapublicidad, la arquitectura). Es verdad que un writer (grafitero) no debería tener menos derecho que un publicista o un arquitecto a expresarse en ese espacio. Y que todos los arquitectos lo hacen, es su oficio. Y que no siempre lo hacen como deberían. Todavía más sangrante: una obra de arquitectura dura, más o menos de media, unos cuarenta años, mientras que, por ejemplo, la mayor parte de las obras de grafiteros y otros artistas urbanos desaparecen muy pronto. A veces tan pronto que la única prueba de que han existido es la fotografía o el vídeo. Ya he dicho muchas veces que las ciudades se van haciendo históricamente. Cada generación la adapta a sus necesidades y la expresa como entiende que debe expresarla. Esto obliga a seleccionar en cada momento lo que va a perdurar. En su mayor parte los restos de los primeros grafitis ya no están en las calles, en soporte urbano, sino en fotos, en vídeos o en el recuerdo. Dentro de unos años sólo lo excepcional, aquello que pasa por el tamiz de la generaciones permanecerá allí donde se creó, en nuestras calles, plazas o parques. El resto, casi todo, será ¿arte? efímero. Se perderá en el tiempo, como lágrimas en la lluvia. Lo que no tiene porque ser necesariamente malo.


Enlaces:
 


Planificar ciudades saludables

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Con el cambio al nuevo plan de estudios de arquitectura hemos tenido que rehacer asignaturas y programas. Esta situación siempre supone un cierto revulsivo en el tradicional inmovilismo de la enseñanza universitaria española. Así, y aunque en pequeña medida, se van introduciendo cambios. Por primera vez en una de las asignaturas de nuestro departamento se va a tratar el tema de la Salud y el Urbanismo. Me ha parecido interesante dedicar este artículo a comentar una publicación que lo aborda de forma bastante concisa y panorámica. También la recomienda Luca Brunelli, uno de los alumnos a los que dirijo la tesis doctoral relacionada con esta temática, en el blog del Colectivo Lazareto del que ya he hablado en alguna ocasión. Su título es: Delivering Healthier Communities in London, y fue redactada en 2007 por el HUDU londinense con ayuda de algunas consultoras. Trataré de centrar mis comentarios en la cuestión de la salud mental por ser un tema poco tratado al hablar de diseño urbano.

Portada de la publicación

Siempre me ha asombrado la capacidad de los anglosajones para producir guías y recomendaciones útiles frente a la habilidad latina de aprobar normas que no se cumplen nunca y que, por tanto, son perfectamente inútiles. Y la guía que voy a comentar es una muestra evidente de por qué se produce esta situación. Un urbanista en el momento de planificar una ciudad o diseñar la sección de una calle se encuentra ante un cuestión (digamos que) matemáticamente indefinida. Es decir, con tantas variables que el resultado final puede ser casi cualquiera. Que sea acertado o no depende, sobre todo, de su habilidad para identificar las cuestiones clave. Para ello resulta imprescindible que comprenda con claridad el funcionamiento de los procesos esenciales y sus relaciones. Eso es lo que se aborda en guías como la que voy a comentar. Y de ahí su utilidad. Por supuesto que no están adaptadas ni a la forma de vida ni a la mentalidad latina pero algunas cuestiones esenciales (las que se refieren precisamente a los procesos) son universales y deberían servir también en nuestro entorno.

El ambiente urbano influye en la salud mental  somospacientes

Esta publicación da respuesta, básicamente, a la siguiente pregunta: ¿qué elementos relacionados con la salud dependen en alguna medida del diseño y organización de la ciudad? La contestación de la guía se centra en cinco apartados:
  • Salud mental.
  • Obesidad y enfermedades cardiovasculares.
  • Enfermedades respiratorias.
  • Incrementos de la mortalidad achacables al excesivo frío o calor.
  • Lesiones.
Después de una serie de conceptos introductorios tales como: ¿qué es la salud?, la salud en Londres, o qué entendemos por comunidades saludables, se estudian luego las relaciones con el urbanismo. Toda la tercera parte está destinada a analizar las principales variables de las que dependen estos elementos. Por último se plantean algunas cuestiones metodológicas y de Buenas Prácticas relativas a la salud y al planeamiento urbano. En el comentario de hoy me centraré en la parte que trata la salud mental.

Tasas de suicidios en España  elsevier

Para concretar la situación voy a dar uno de los datos que figuran en un reciente informe sobre "Salud Pública y Urbanismo en la Unión Europea" que realizamos entre Begoña Merino y yo para la Junta de Andalucía: las muertes por suicidios en la UE alcanzan las 58.000 anuales. Cuando Begoña me lo dijo pensé que era un error porque son más que las debidas a los accidentes de tráfico. Pero en efecto, parece que ese es el orden de magnitud. Para el caso de España, en 2009, según el INE se produjeron 3.429 muertes por suicidio y 2.588 por accidentes de tráfico (las cifras de suicidios son bastante controvertidas, pero las reproduzco sólo para dimensionar el problema). Utilizo datos de 2009, justo al comienzo de la crisis por si este hecho los hubiera distorsionado. Pues bien, resulta que buena parte de los suicidios se deben a trastornos mentales, en concreto a la depresión. El hecho de que dediquemos tanto tiempo y dinero a cuidar de forma exquisita los pasos de cebra, a templar el tráfico, o a limitar la velocidad e ignoremos de forma palmaria la influencia, por ejemplo, de la adecuada distribución de las zonas verdes en la ciudad para mejorar la salud mental de sus habitantes resulta un poco sorprendente.

La calidad de la vivienda y del barrio influyen decisivamente adaygc

Aunque la guía tiene la virtud de ser concisa, clara y muy bien organizada, tampoco profundiza demasiado en cada uno de los apartados. Pero es perfecta para tener una panorámica introductoria al tema. Respecto a la salud mental, resume perfectamente en menos de una página los factores asociados más directamente al llamado "efecto entorno" (barrio y vivienda), y de los que se tienen evidencias científicas más concluyentes:
  • La densidad, relacionada con los espacios libres y el hacinamiento.
  • El diseño, en cuestiones concretas tales como la altura de los edificios, y menos concretas como el desagrado del aspecto que presenta el inmueble.
  • El vandalismo, la falta de mantenimiento o la belleza y cuidado de las plantas bajas.
  • La calidad de la vivienda,por ejemplo: el aislamiento, los materiales o las instalaciones.
  • El miedo a la delincuencia, con la consecuencia del menor uso del espacio público.
  • El ruido, aunque este caso puede depender también en forma importante de la idiosincrasia del individuo.
En la guía se estudian con mayor detalle algunos factores concretos tales como el diseño y la densidad, la calidad de la vivienda, el miedo al delito y el riesgo de inundaciones. Excepto el tema de inundaciones al que ya le he dedicado bastante espacio en el blog, voy a intentar comentar lo más destacado del resto.

Las viviendas en edificios altos no son muy favorables inmoportalix

Respecto al diseño se constata que tanto las viviendas a gran altura como las situadas a nivel del suelo están relacionadas con una mala salud mental de los residentes. Los edificios de gran altura afectan particularmente al bienestar mental de madres con niños pequeños y, posiblemente, al de los propios niños. Asimismo las viviendas de gran altura tienden a reducir las oportunidades de socialización. Ya hemos comentado en el blog que, precisamente, las relaciones sociales directas son imprescindibles para una buena salud mental. Todo lo que tienda a reducirlas debería evitarse. En lo que se refiere a las densidades, también parecen existir evidencias de que valores muy altos o bajos y problemas de salud mental van de la mano. Sin embargo, en la propia guía se manifiestan con cautela y ello es debido a que la cuestión de la densidad es bastante compleja y en este caso, entiendo, depende bastante de la cultura, las costumbres y el desarrollo del proceso histórico urbano. En términos generales, los índices de hacinamiento (es decir, los límites máximos permitidos tanto en viviendas como en el barrio) habría que fijarlos para cada situación concreta.

Las bajas densidades impiden una socialización real  googlemaps

Pero la cuestión de la densidad no se relaciona tan sólo con los índices de hacinamiento sino también con los ratios mínimos que hagan posible una vida urbana y social, condición imprescindible para una buena salud mental. Así, en la propia guía se señalan las 30 viviendas por hectárea como densidad mínima a considerar. En general, las dificultades no se deben tanto a las densidades máximas como a las mínimas. Y no sólo por temas estrictamente de salud. Por ejemplo, en el documento se mencionan los 100 habitantes por hectárea como el mínimo necesario para hacer posible un transporte colectivo adecuado. Además, las densidades pueden aumentarse sin afectar apreciablemente a la salud mental mediante un diseño y planificación adecuados, ya que también influyen las posibilidades de expansión (espacios abiertos y zonas verdes) que encuentra el ciudadano al salir de casa. En el documento se cita una guía de la CABE, Better Neighbourhoods: Making Higher Densities Work donde se dan algunas indicaciones para conseguir un funcionamiento adecuado en zonas con altas densidades (aunque lo que los ingleses entienden por altas densidades es algo “chocante” visto desde una perspectiva de ciudad mediterránea compacta).

La calidad de la vivienda es otro factor a tener en cuenta  plataformaurbana

También se considera importante la calidad de la vivienda. Aunque en el propio documento se reconoce que la influencia de la planificación y el diseño urbano es escasa en este aspecto, si que se hace mención a la necesidad de que existan normas generales que obliguen a cumplir una serie de estándares mínimos relacionados con la construcción y el proyecto, tales como el Código de Hogares Sostenibles (es España estaríamos hablando de Código Técnico de la Edificación, ordenanzas municipales, normas urbanísticas contenidas en el planeamiento y otras análogas). Es importante que, a la hora de redactar y aprobar estos documentos se atienda a los aspectos de salud. También se plantea la necesidad de identificar los barrios con viviendas de mala calidad para volcar las ayudas a la rehabilitación y regeneración urbana en los mismos. En España las tres administraciones (central, autonómica y local), y en algunos casos concretos, han puesto en marcha trabajos para detectar barrios vulnerables, aunque la perspectiva de salud mental casi no se considera. En relación al tratamiento de barrios vulnerables los trabajos de Jorge Tizón en el barrio barcelonés de La Mina son modélicos y deberían haberse difundido más entre los profesionales de la planificación urbana.

Barrio de la Mina (la Mina vieja), Barcelona  barrimina

Otro de los factores que más influyen es el miedo a la delincuencia. A pesar de que ya he dedicado bastante espacio al tema, me parece interesante ver como se enfoca en la guía desde el punto de vista de la salud mental. Las recomendaciones se basan en una publicación del ODPM (2004) Safer Places: The Planning System and Crime Prevention, cuyos enlaces se incluyen al final del artículo. Aunque a lo lectores del blog les deben sonar bastante después de los artículos que he dedicado al diseño urbano seguro, no me resisto a transcribir los siete puntos que se resumen en la publicación:
  • Acceso y tránsito: con rutas bien definidas y entradas y salidas controladas que no comprometan la seguridad.
  • Estructura clara de usos con lugares diseñados para los mismos.
  • Todo el espacio público debería ser accesible a todos, de forma que sea posible la vigilancia natural.
  • Promoción del “sentido de propiedad” de los habitantes respecto a su entorno urbano.
  • Protección física con un diseño adecuado para las funciones de seguridad.
  • También resulta imprescindible la existencia de actividad en el espacio público y una gestión del mantenimiento adecuada con participación de los vecinos.
De todo esto hay bastante literatura, incluso varios artículos en el blog. La novedad es que aquí se destaca su importancia en relación con un tema clave como es el de conseguir una adecuada salud mental de los ciudadanos. En buena parte de las recomendaciones se estudian y analizan ejemplos concretos de situaciones reales. Para este de la seguridad subjetiva se han elegido los casos de Russell Square y la regeneración del Swanley’s, Northview Estate, West Kent. Eso sí, todo ello de una forma muy clara y concisa (cada análisis de casos no ocupa más allá de un par de páginas).

Inseguridad ¿subjetiva?  unanocheunica

Para terminar esta parte de salud mental se habla en la guía del riesgo de inundaciones (que ya he advertido voy a pasar por alto). A continuación se plantean una serie de recomendaciones, pocas y claras, relativas a cinco temas básicos, que sí quiero comentar. Empezaré por una de las que considero más importantes y que figura bajo el epígrafe de "Comunidad e Infraestructura Social". La recomendación dice textualmente: “Maximizar las oportunidades para la interacción social a través de la inclusión de los servicios sociales y comunitarios tanto en los nuevos desarrollos como en los planes de regeneración”. En España ya lo hemos asumido en lo que se refiere a la actuación sobre áreas consolidadas con el nombre de rehabilitación integrada (o integral, según los momentos). Pero no así en los casos de nuevos desarrollos donde, salvo excepciones, ni se menciona. En la guía se llega a plantear la necesidad de que no se permita la ocupación de las viviendas hasta que no esté asentada la infraestructura física mínima que posibilite una vida de relación: centros sociales, de ancianos, espacios libres o comercios. 

Viviendas en Seseña (Toledo)  alfazentauro

El segundo tema es el relativo a los "Espacios abiertos y zonas verdes". Veamos lo que dice la guía: “Los redactores y las autoridades de planificación deberán incluir suficientes ‘equipamientos para la evasión’ (traducción casi imposible de ‘escape facilities’, en el sentido de "lugares que funcionen como válvulas de escape") tales como espacios abiertos y verdes tanto en los nuevos desarrollos como en los planes de regeneración”. Es muy importante considerar esta función de las zonas verdes ya que pueden proporcionar múltiples beneficios desde el punto de vista de la salud pública. Los planes de urbanismo deberían estudiar la forma de incluir estos espacios con los mínimos necesarios para poder cumplir esta exigencia, tanto en las áreas existentes como en las que se creen. Ya hemos visto al estudiar el tema de las zonas verdes la necesidad de que exista una zona verde de dimensión suficiente para que una persona pueda considerarse “fuera” de un lugar cementado, y que se encuentre a menos de 300 metros de su vivienda. Aunque no se menciona en la guía, ya he analizado en otro artículo del blog los beneficios que supone también para la rápida bajada de los niveles de estrés.

Parques de proximidad aunque sean pequeños, pero cercanos y seguros  wikipedia

En el epígrafe “Diseño y reducción del delito” se recomienda que en la organización y en el diseño de áreas urbanas, tanto de nueva creación como de regeneración, se sigan los principios del diseño urbano seguro. En particular para el caso de las zonas verdes y espacios abiertos, con objeto de que la gente las use en la mayor medida posible. A pesar de tratarse de una recomendación obvia, no es sencillo de llevarla a cabo ya que es imprescindible conjugar el aislamiento del tráfago urbano necesario para que una zona verde se considere beneficiosa para la salud, con el principio de “ver y ser visto” (base del diseño seguro). Como siempre en cuestiones de diseño podemos dar normas generales muy bonitas pero la dura realidad le impone al proyectista, muchas veces, misiones imposibles. Sin embargo un profesional capacitado, es decir que tenga en mente las prioridades de cada momento y conozca las posibilidades, conseguirá en muchos casos “cuadrar el círculo” y hacer compatibles necesidades contradictorias. También en la guía se hace mención a la necesidad de no limitarse estrictamente al área de actuación. Resulta necesaria una visión más global respecto al resto de la ciudad y, en concreto, “a los problemas y condiciones de las áreas circundantes”.

La videocámara como panóptico, control policial versus control social  monsefuradio

El apartado "Calidad del diseño y Tipología" está planteado de una forma algo más etérea. Comprendo que entramos en niveles en los cuales es casi imposible generalizar pero se dicen cosas bastante interesantes en páginas anteriores (algunas ya comentadas) que no se ven reflejadas en este resumen. Sólo se mencionan como aspectos concretos: la necesidad de identificar áreas de baja calidad; y la de promover en los desarrollos de alta densidad la privacidad, la mezcla de usos, las relaciones sociales y la participación en la gestión. Todos ellos, temas que nos son suficientemente conocidos. Por último, en lo que se refiere al quinto punto "Gestión y Mantenimiento", de menor interés para nosotros (aunque de gran importancia), se alude a la necesidad de que, como mínimo, tanto los espacios libres como los equipamientos comunitarios estén en disposición de ser utilizados antes de que los habitantes ocupen las viviendas. También a que los residentes participen en la gestión y en el mantenimiento del espacio público y zonas comunes.

Calles para caminar  kalipedia

En la guía también se estudian el resto de factores que influyen en la salud, no sólo mental, sino también física: obesidad y enfermedades cardiovasculares, enfermedades respiratorias, incrementos de la mortalidad en invierno o verano achacables al excesivo frío o calor, y lesiones. Dado su interés dedicaré, en su momento, otro artículo a la obesidad y las enfermedades cardiovasculares en relación con las posibilidades que proporciona una ciudad diseñada para poder andar, circular en bicicleta o realizar deporte en ambientes más naturales. También la cuestión de las lesiones empieza a tener importancia dado que nos encaminamos de forma muy rápida hacia una ciudad de “superviejos” (la cuarta edad) que no está pensada precisamente con criterios de accesibilidad para todos. Sobre ello, o bien Luca o yo, escribiremos algo en su momento. Sin embargo, todo lo relativo a la contaminación relacionada con el urbanismo, es mucho más conocido casi desde los mismos comienzos de nuestra disciplina. Incluso cuando yo era estudiante, mis profesores de urbanismo me enseñaron que tenía que considerar los vientos en la disposición de las zonas industriales “para evitar la contaminación”. Pero las modernas formas de contaminación (visual, electromagnética o acústica) son mucho menos conocidas, y podrán ser temas interesantes para futuros artículos.

Estético penacho de contaminación  docksud

En definitiva, espero que los comentarios de hoy ayuden a despertar el interés por un campo dentro del urbanismo que considero de vital importancia (y nunca mejor utilizada la palabra vital). Lamento que la práctica totalidad de la literatura esté en inglés pero es lo que hay. Esta ha sido una de las razones que me han movido a escribir el artículo. Como el blog se lee en muchos lugares de Latinoamérica y algunos de mis lectores tienen problemas con el inglés, he pensado que los comentarios que he hecho a la guía les podrían ser de utilidad. Para aquellos que entiendan inglés recomiendo el documento original que se puede obtener en pdf en el enlace que figura abajo. También puede ser interesante visitar el blog del Colectivo Lazareto que lleva Luca. Hay mucha información relacionada con un tema poco tratado en nuestro país. Bueno, acabo. Soy consciente que el artículo de hoy es bastante denso, largo y poco humorístico. Además difícil de leer completo. Pero me parece necesario reivindicar la necesidad de leer más de ciento cuarenta caracteres. Sin lectura, sin la travesía personal que supone la interpretación de un texto (incluso largo), no hay cultura. Y sin cultura no es posible la libertad. Aunque cada vez estoy más convencido de que Internet se está empezando a utilizar básicamente como entretenimiento (pan y circo para contentarnos), todavía sigo creyendo en sus posibilidades docentes y culturales.


Enlaces y documentos (por orden de aparición)


Servicios de los ecosistemas

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Aunque el tema ya lo he tratado (sobre todo al hablar de la infraestructura verde) vuelvo a plantearlo porque para conseguir un acercamiento global al territorio desde el punto de vista del planeamiento no veo otra forma de hacerlo más que mediante unidades basadas en elementos de la naturaleza. Desde la ciudad, lo verde se entiende como esa cosa tan bonita a la que nos acercamos de vez en cuando provistos de nuestra cámara de fotos, zapatos de trekking, móvil, y demás artilugios necesarios para escalar las más altas montañas y vagabundear por territorios inexplorados. Pero esa cosa tan bonita es mucho más que algo bello. No es que la palabra “servicios” me parezca demasiado adecuada (más bien me suena a W.C.) para describir todo aquello que los ecosistemas nos dan para conseguir una vida digna y sana pero es la que tradicionalmente se viene usando, sobre todo desde que en el año 2005 las Naciones Unidas los definiera y evaluara. Y por eso he terminado por titular el artículo tal y como aparece arriba y no, por ejemplo, de forma parecida al informe cuya portada reproduzco en la imagen.

Todas las imágenes del artículo proceden de este informe

Resulta evidente que los actuales sistemas de planificación basados en considerar a la ciudad como el centro del universo han llegado a su colapso. Durante décadas las ciudades han sido seres extraterrestres posados sobre un territorio ajeno. Se hablaba del sistema de ciudades sin considerar nada más que las grandes aglomeraciones y las relaciones entre ellas. Todavía muchos estudios de planificación sólo saben diseñar estrategias basadas en la competitividad mundial y en situar a la ciudad que les ha encargado el plan en lo más alto de la clasificación con más crecimiento que nadie. Pero ya en la segunda década del siglo XXI estos planteamientos basados en el desarrollo porque sí (y sobre todo en el desarrollo que consiste en quitarle a los demás su cuota de riqueza o progreso), se está constatando que conducen a un callejón sin salida. Las ciudades más avanzadas, y no me refiero a las de mayor tamaño, vuelven ya la mirada a sus territorios. A esos territorios despreciados y degradados durante años, y empiezan a hablar de desarrollo endógeno. Algo es algo. No es suficiente, pero es un comienzo.

Mosaico de ecosistemas que conforman un paisaje cultural ideal

Es decir, se empieza a hablar de regiones con base no sólo económica o cultural, sino también natural. Áreas territoriales en las cuales la propia ciudad, la agricultura, la ganadería, la industria, los aprovechamientos forestales, las áreas de naturaleza más o menos virgen que quedan, deben pensarse como un todo. En este contexto el objetivo ya no es el crecimiento a cualquier precio, sino conseguir que los habitantes vivan de una forma digna y puedan realizarse como personas sin obstáculos debidos a las desigualdades o a la discriminación. Eso supone, por supuesto, que la naturaleza del territorio impone límites a la capacidad de acogida. Tradicionalmente estos límites se han superado mediante el transporte. Que no tenemos cereal suficiente, lo traemos de Rusia. Que no tenemos cobre suficiente, lo traemos de Chile. Que no tenemos petróleo suficiente, lo traemos de Kuwait. Que no tenemos espárragos suficientes, los traemos de Perú. Que tenemos que desprendernos de residuos nucleares, pues los llevamos a África. El problema es que este método funciona mientras el precio del transporte de toda esa energía, materiales y personas es asumible por el sistema. Pues bien, empieza a no serlo.

Marco para el desarrollo de los indicadores del informe

Parece evidente que si esto es así va a producirse un cambio radical en los instrumentos de planificación. Y este cambio pasa por una reconsideración del territorio y de sus posibilidades. Desde cosas tan elementales como los ámbitos (las unidades administrativas actuales son auténticas perversiones del sistema) hasta los objetivos, pasando por las formas de gestión o la reconsideración normativa del plan. Todos los profesionales del planeamiento estamos de acuerdo en que el plan (sobre todo el de urbanismo) tal y como lo conocemos hoy, por lo menos en España, está muerto. No sirve más que para enriquecer, tanto a corruptos como a inversores de buena fe (no corruptos). Desde luego para lo que no sirve es para adecuar recursos y servicios a las necesidades de las personas y organizarlos racionalmente asignándoles lugares en el territorio. Probablemente tan sólo la normativa y planificación de protección, tanto la cultural  como la ambiental, sean las únicas que, en estos momentos, mantienen un mínimo de coherencia y, aunque con grandes dificultades, están intentando salvar lo poco que queda.

Razas ganaderas autóctonas amenazadas 
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Porque ese territorio tan olvidado, esquilmado y despreciado, es la base que permite la existencia de las ciudades y su funcionamiento. Aunque, desde una perspectiva urbana, a algunos les pueda parecer un tópico derivado de una visión romántica de la vida, sin naturaleza no serían posibles las ciudades. Ya hace años que vengo planteando esta cuestión en términos de orden y entropía. Pero no es necesario recurrir a logaritmos neperianos para darse cuenta de que la naturaleza, no sólo sirve para producir bienestar, sino que constituye la misma posibilidad de que existan urbanitas. Simplemente como recordatorio de lo que no hemos tenido en cuenta estos años me gustaría repasar algunos de los beneficios que esta naturaleza, entendida como un ejército de ecosistemas, nos suministra. Es lo que se conoce como “servicios ecosistémicos” o “servicios de los ecosistemas” propuestos, sobre todo, como una forma de ponerlos en valor. De los que más directamente dan soporte a las actividades urbanas y que, normalmente se organizan en redes sustituyendo con ventaja en muchos casos a la infraestructura gris, ya he hablado en varios artículos anteriores con el nombre de “infraestructura verde”.

Los impulsores del cambio en la biodiversidad

Existen diferentes clasificaciones de estos servicios. Para lo que pretendo ahora la elección de una u otra es casi irrelevante, ya que mi objetivo es dar un significado más intencional a expresiones muy de moda tales como desarrollo endógeno, resiliencia o territorios productivos. Por la sencilla razón de su accesibilidad, y porque suministra datos concretos para nuestro país, voy a seguir la propuesta de la Evaluación de los ecosistemas del milenio en España (EME) que comenzó en el año 2009 y todavía con algún capitulo en revisión. Vamos a empezar con algunos números impactantes: “De acuerdo con los cálculos realizados en este proyecto (informe Stern), la biodiversidad tiene un valor económico de entre 10 y 100 veces mayor que el coste relacionado con su conservación y que en la primera década del s. XXI se han perdido servicios por valor de unos 50.000 millones de euros anuales sólo en lo referente a los ecosistemas terrestres. Esta estimación es una aproximación conservadora ya que sólo contempla algunos de los servicios de los ecosistemas suministrados por la biodiversidad terrestre, obviando por el momento los ecosistemas marinos, los desiertos o los Círculos Polares”.

Suministros en función de la gestión realizada

En el informe los servicios se clasifican en tres grandes grupos. En el primero aparecen los llamados “Servicios de Abastecimiento”: aquellas contribuciones directas al bienestar humano que provienen de la estructura biótica y geótica de los ecosistemas. Entre estos servicios podemos destacar:
  • Alimentos procedentes de la agricultura, ganadería, pesca, acuicultura, apicultura, etc.
  • Alimentos obtenidos directamente de los ecosistemas naturales o poco modificados culturalmente.
  • Agua para consumo humano o para usos agrícolas e industriales.
  • Materias primas de origen biótico (madera, celulosa, fibra textil, etc.).
  • Materias primas de origen geótico (sal marina o continental).
  • Energías renovables (biomasa, hidroeléctrica, eólica).
  • Información genética usada en biotecnología.
  • Medicinas naturales, como las obtenidas a partir de plantas silvestres.
Es sencillo entender que la mayor parte de estos servicios son fundamentales, no sólo para la ciudad en concreto, sino para los seres humanos en general, vivan en ciudades, en áreas rurales, o en cualquier tipo de asentamiento que podamos imaginar. 

Estado de los ecosistemas en relación a los servicios

El segundo grupo está formado por aquellos servicios llamados “de regulación”, ya que se trata de contribuciones indirectas al bienestar humano producidas por el funcionamiento de los ecosistemas. Entre otras se pueden destacar las siguientes:
  • Regulación climática.
  • Regulación de la calidad de aire.
  • Regulación hídrica y depuración del agua.
  • Control de la erosión y fertilidad del suelo.
  • Regulación de perturbaciones naturales, como el control de inundaciones.
  • Control biológico, como el control de plagas.
  • Polinización de cultivos agrícolas y plantas aromáticas o medicinales.
Algunos de estos servicios son los que, en otros lugares del blog hemos llamado “infraestructura verde” porque, en muchos casos, pueden suministrarse o bien mediante obras artificiales (infraestructura gris) o aprovechando los propios ecosistemas. Por ejemplo, el control de inundaciones tal y como está planteado en la ciudad de Vitoria-Gasteiz. La cuestión de la regulación climática es paradigmática en el caso de la arquitectura o el urbanismo bioclimáticos frente a la utilización de una infraestructura artificial tal como aparatos de calefacción o aire acondicionado.

Estado de los ecosistemas en relación a los servicios

El tercer grupo está constituido por los llamados “Servicios culturales”, es decir “aquellas contribuciones intangibles que la población obtiene a través de su experiencia directa con los ecosistemas y su biodiversidad”. Puede parecer anecdótico este grupo pero tiene también gran importancia porque está directamente relacionado con cuestiones de salud mental tan y como hemos visto en el artículo anterior y como se refleja en muchos documentos que contienen evidencias científicas al respecto. Como ya he dedicado varios artículos al tema lo dejo aquí:
  • Conocimiento científico.
  • Conocimiento ecológico local.
  • Identidad cultural y sentido de pertenencia.
  • Sentimiento espiritual y religioso.
  • Disfrute estético de los paisajes.
  • Actividades recreativas y de ecoturismo.
  • Educación ambiental.
Todas las cuestiones relacionadas con la identidad cultural y el sentido de pertenencia han sido otra de las constantes abordadas en los artículos del blog (por ejemplo, el dedicado a Patrick Geddes) y que necesitan ser adecuadamente valoradas por los planificadores.

Estado de los ecosistemas en relación a los servicios

Yo mismo he propuesto en alguna publicación otra clasificación de estos servicios enfocada a la planificación urbana (más operativa y menos valorativa): elementos ecológicos, de infraestructura y de equipamiento. En cualquier caso, estos beneficios producidos por los ecosistemas sólo en casos muy excepcionales y puntuales han sido considerados a la hora de planificar nuestros territorios. Pero esta situación está cambiando. Cuando los recursos no pueden venir de fuera hay que buscarlos en casa. El problema es que muchas de nuestras casas (territorios) han sido ya desvalijadas. En este mismo informe puede leerse: “El ecosistema urbano considerado como un consumidor de servicios de otros ecosistemas ha incrementado la demanda del 84% de los servicios evaluados (16 de 19) en los últimos 50 años. Todos los servicios de abastecimiento, regulación y culturales han incrementado su demanda salvo tres que se han mantenido estables básicamente porque no son servicios que se puedan proveer desde el exterior. Por ejemplo, los relacionados con las zonas verdes en las ciudades, que son de regulación (polinización, fertilidad del suelo)”.

Los servicios en el sistema urbano

Recomiendo la lectura completa del informe (aunque tiene partes en revisión, se puede obtener gratuitamente en el enlace que figura al final del artículo). Para el análisis de la situación se han considerado ocho ecosistemas terrestres: bosque y matorral esclerófilo, bosque y matorral mediterráneo continental, bosques atlánticos, montaña alpina, montaña mediterránea, zonas áridas, ecosistemas macaronésicos y agroecosistemas. Cuatro ecosistemas acuáticos: marino, ríos y riberas, lagos y humedales de interior u acuíferos. También el litoral como ecosistema de transición y los ecosistemas urbanos. De todos ellos se hace un análisis desde el punto de vista de los servicios que suministran, el estado actual y su evolución previsible. Por supuesto que unos capítulos son más interesantes que otros, pero en general, el informe es de lectura bastante asequible e interesante. Hay muchos datos que pueden resultar sorprendentes. Por ejemplo, el hecho de que España es el país que más superficie protegida aporta a la red europea Natura 2000 con casi el doble de hectáreas que Suecia que es el segundo, y más del doble de lo que aportan Alemania, Francia o Finlandia.

Número de especies de plantas vasculares por área en Europa 
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De todos los sistemas considerados voy a comentar algunas de las conclusiones relativas a los Agroecosistemas ya que son los que ocupan la mayor superficie de suelo: más o menos un 60%. Aunque las cifras pueden variar, globalmente este es el orden de magnitud. Los principales servicios que produce son, claro está, los de abastecimiento alimentario a través de la agricultura y la ganadería, pero también provee muchos otros tales como “servicios esenciales de regulación (almacenamiento de carbono, fertilidad del suelo, regulación hídrica, polinización) y culturales (conocimiento ecológico local, recreación y ecoturismo, educación ambiental, conocimiento científico)”. En general, dice el informe, “los agroecosistemas españoles mantienen sus servicios de abastecimiento, aunque con pérdida de agrobiodiversidad, lo que incrementa la dependencia respecto a empresas suministradoras de semillas, los pesticidas y fertilizantes. A ello se añade un consumo de energía creciente. Aunque la capacidad de producir alimentos está asegurada, no se aprovechan las enormes posibilidades que ofrece el extenso espacio rural español para la producción ecológica y como opción atractiva para la calidad de vida”.

Los servicios en los agroecosistemas

Esta visión optimista desde el punto de vista del abastecimiento no se mantiene en lo referente a los servicios de regulación: “En cuanto a los servicios de regulación, son los que muestran un estado más débil. Cinco de ellos, los más asociados al mantenimiento de procesos ecológicos esenciales, no mejoran y mantienen una situación mixta, tanto los que podrían contribuir a moderar los efectos del cambio global (regulación climática, de la calidad del aire, de perturbaciones) como los que dependen de dinámicas biológicas (polinización, especies amenazadas). Dos se deterioran claramente, la regulación de la fertilidad del suelo – aumentando la dependencia de materias primas minerales, fertilizantes, en gran medida importadas-, y la regulación morfosedimentaria debido al abandono de usos. Por último, dos tienden a mejorar: la eficiencia en el uso del agua agrícola y los métodos de control biológico”.

Nivel de afectación a los servicios de los agroecosistemas 
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Respecto a los servicios culturales cinco de ellos "aumentan su importancia, debido principalmente a las demandas de la población urbana: servicios de educación, disfrute estético y espiritual, actividades deportivas, etc.; pero ello ocurre en paralelo a una pérdida del conocimiento ecológico local y el deterioro del sentido de identidad y pertenencia de las sociedades rurales. El peligro de terciarización del espacio rural –siguiendo un modelo tipo parque de ocio, con uniformización de contenidos- y la preponderancia de servicios desligados del carácter y función agraria de estos ecosistemas, es muy evidente”. También se destacan en el informe otros problemas relacionados con este ecosistema como, por ejemplo, la pérdida del acervo genético y cultural de la agricultura y ganadería tradicionales. Pérdida que podría impedir un mayor rendimiento, por ejemplo, en la comercialización ecológica ya que, aunque se han producido algunos avances en lo “bio” no se han producido en consonancia con lo que ha ocurrido en otros países. Probablemente sería necesario un apoyo institucional y social decidido para modificar la esta tendencia.

Mosaico de ecosistemas que conforman un paisaje cultural ideal

Estamos en un momento francamente interesante tanto desde el punto de vista de los cambios en la organización social como de nuestros territorios. La necesidad de compatibilizar la vuelta a “la tierra” con una visión de “la Tierra” como un sistema global, está obligando a replantear las bases de un mundo heredado de la Revolución Industrial y que está dando sus últimos estertores. Y esto va a afectar también al planeamiento. La prueba de que algo se mueve es que no son pocas las universidades y centros de investigación en los que estos temas empiezan a considerarse se forma prioritaria. Por no alejarme demasiado del lugar donde trabajo a mi propio grupo de investigación se le ha concedido un I+D+I que lleva por título “Integración de los espacios agrarios periurbanos en la planificación urbana y territorial desde el enfoque de los servicios de los ecosistemas”. Trabajo que se está desarrollando en estos momentos. Y con este mismo enfoque dirijo dos tesis doctorales. Probablemente falta todavía tiempo para que investigaciones de este tipo puedan concretarse en recomendaciones a las que sea sensible la sociedad y puedan ser asumidas por los políticos, pero el camino no parece que pueda ser otro que el de los “servicios de proximidad”. Es decir, el acortamiento de las distancias entre servicios (tangibles o intangibles) y población, frente al dominante en la actualidad que es justo el contrario: buscar estos servicios cada vez más lejos.


Referencias:
  • Los informes de evaluación de los ecosistemas del milenio pueden encontrarse en la página web Millennium Ecosystem Assessment.
  • Para el caso español la página con los informes es la de Ecomilenio donde, además hay noticias, enlaces y la agenda de actividades del EME.
  • El Informe de Síntesis del EME de septiembre de 2011 (el que he comentado en el artículo) puede encontrarse en la página web Ecomilenio.es, y obtenerse gratuitamente bien por capítulos o en su totalidad.
  • El Informe de Resultados del EME de marzo de 2012 puede encontrarse en esta misma página web de Ecomilenio.es y obtenerse gratuitamente por capítulos (aunque algunos están todavía en revisión).
  • Existen muchas publicaciones interesantes pero, por su carácter intermedio entre la divulgación y el rigor recomendaría la titulada “Servicios de los ecosistemas y el bienestar humano” coordinada por Nekane Viota y Maider Maraña, de Unesco Etxea, publicada en el año 2010. Puede obtenerse en pdf en este enlace.

Convirtiendo el paisaje urbano en un tuit

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El 14 de abril de 1921, en París, y a las tres de la tarde, y bajo un diluvio torrencial, Dada fija una cita frente a la iglesia de Saint-Julien-le-Pauvre. Con esta acción los dadaístas pretenden iniciar una serie de incursiones urbanas a los lugares más banales de la ciudad”. Así describe Francesco Careri, en su libro Walkscapes, el inicio de una serie de acciones estéticas relacionadas con lo que llama la “transurbancia”. Es decir, la recuperación del viaje y del descubrimiento en el interior de la ciudad. Precisamente el capítulo de la transurbancia lo dedica a esa periferia fractal (en italiano, citta diffusa) habitada por los difusos, esos entes que nacen, viven, se desarrollan y mueren, en los centenares de miles de hectáreas de sprawl en que se han convertido nuestras ciudades. Careri se fija en los espacios vacíos, esos lugares de la periferia que no son parques, ni calles ni plazas, que tienen usos aparentemente marginales y que propone recorrer a lo zonzo. Pero en el artículo de hoy no voy a reflexionar sobre ellos sino sobre sus contrarios, los espacios llenos. Aquellos donde los difusos duermen, conducen, compran, o se relacionan (casi siempre con difusos muy parecidos a ellos), y donde los habitantes de los no lugares en la ciudad continua deambulan por territorios que les son ajenos.

“Difusa” familia adosada y su ideal de felicidad  Construcciones SHQ

El mes pasado estuve en Bilbao dando una charla en el Colegio Oficial de Arquitectos Vasco-Navarro. Coincidí esa mañana con Florent Marcellesi y con Francesc Muñoz. La mesa redonda que siguió fue bastante interesante por poco convencional. El tema eran los “territorios productivos”. Florent, por una parte, planteando su perspectiva de activista político y ecologista (pertenece al Consejo de Redacción de EcoPolítica), y Francesc y yo, por la otra, intercambiándonos los papeles. Es decir, Francesc que es geógrafo hablando de arquitectura y yo que soy arquitecto hablando de geografía. El caso es que resultó así sin ponernos de acuerdo. Bueno, no sé si al auditorio le pareció la cosa interesante pero yo, por lo menos, me divertí bastante. En el blog he escrito muchas cosas sobre esa ciudad de “baja intensidad” que conforma nuestros actuales suburbios, donde habitan los difusos de Careri, pero casi siempre tratando cuestiones de eficiencia urbana, sociales, de los ecosistemas o, incluso, de ecología del paisaje. Pero no desde el punto de vista del paisaje urbano entendido como percepción estética.

“Los vacíos y los llenos de la ciudad fragmentada” o 
 “colgados de una autopista” Activa M&O Construction

Como Francesc es el autor de un libro que considero una reflexión profunda sobre el paisaje urbano actual me pareció un buen momento para comentar algunas ideas relacionadas con estos temas. Se titula Urbanalización. Paisajes comunes, lugares globales, está publicado por Gustavo Gili en 2008 y contiene una serie de análisis sobre el urbanismo y la arquitectura que han conformado nuestras ciudades. En el libro se tratan muchos temas, pero hoy me voy a centrar sólo en un par de ellos que me ayuden a explicar, sobre todo, los procesos de conversión de la arquitectura y el paisaje urbano contemporáneos en imágenes susceptibles de ser consumidas por los mass-media. Y ello tanto en lo que se refiere al romanticismo de consumo como al cosmopolitismo brandificado. Para ello voy a empezar retomando el tema de la ciudad genérica, ya tratado en el blog, pero ahora desde un punto de vista más relacionado con la percepción. Dice Rem Koolhaas: “Todas las Ciudades Genéricas surgen de la tabla rasa; si no había nada ahora están  ellas; si había algo lo han remplazado. Debían hacerlo, de otro modo serian históricas”. Mis alumnos saben perfectamente que no puedo entender la ciudad más que como un proceso histórico. Entonces, ¿de que estamos hablando puesto que no existe esa historia? Probablemente de otra cosa que no es una ciudad (todavía).

Esa otra cosa que no es ciudad todavía Ricardo Melgar

El todavía con el que he terminado el párrafo anterior es importante ya que no descarto la idea de que la llamada ciudad genérica sea estrictamente un tema de escala temporal. Los cientos de miles de hectáreas construidas de esta ciudad fragmentada y de baja densidad, o las áreas brandificadas de zonas muy congestionadas, lo han sido en un plazo de tiempo realmente corto lo que, probablemente ha impedido que estas áreas se conviertan en ciudades o se hayan diferenciando hasta adquirir identidad. Por tanto, es muy posible que, transcurrido el tiempo suficiente esta ciudad genérica se vaya volviendo histórica y relacionada con un contexto cultural y un lugar físico concretos. Y que los difusos pasen a ser ciudadanos completos y los habitantes de los no lugares terminen habitando lugares. Porque a día de hoy no son ciudadanos completos. Les falta construir esa urbanidad que sólo se produce cuando existe interacción entre desiguales. Interacción que no surge ni del suburbio romántico ni de los no lugares. El problema es que no parece que el proceso vaya en esa dirección sino, justamente, en la inversa. Es la ciudad histórica la que se va volviendo genérica y los ciudadanos los que se van convirtiendo poco a poco en difusos de la periferia o extraños de los lugares centrales.

Difusos digitales socializándose con sus "desiguales" Sanz de Acedo

¿Qué indicios hay de que esto sea así? ¿Qué procesos subyacen en la creación de la ciudad genérica con un poder tan grande como abarcar cada vez más y más territorio? La primera cuestión que deberíamos considerar es el fenómeno que en diversos lugares he denominado “tasa de renovación urbana”. Es decir, lo que se tira respecto a lo que permanece, que se ha ido acelerando de forma progresiva. Esto significa como dice Francesc Muñoz que: “El denominador común de lo metropolitano, en unos casos, o las transformaciones aceleradas en el territorio, en otros, hacen que el paisaje deje de representar permanencias históricas o culturales para mostrar panorámicas líquidas que pronto desaparecerán sustituidas por otras nuevas”. Esta altísima tasa de renovación urbana, que en algunas ciudades como Madrid alcanza el paroxismo, impide que las permanencias creen identidad. Toda mi vida he sido contrario al fachadismo. Pero el mantenimiento de las fachadas vaciando todo el interior de un edificio y sustituyéndolo por uno nuevo, si tiene alguna razón de ser está aquí, en las permanencias que permitan la creación de identidades urbanas.

No todo van a ser adosados… (y el caso es que esta ciudad me suena) 
 Que sí. Que es Londres. Pero ¿no será Sanghai?  ABC

El segundo elemento a considerar es la conversión de procesos culturales cuyo producto son arquitecturas y ciudades concretas, en procesos de entretenimiento destinados a los medios de difusión masivos. Estos medios de difusión, básicamente de imágenes, se centran en aquellas comprensibles para la mayoría de la gente que se convierten en la imagen del suburbio romántico o, justo en el extremo opuesto, en las anomalías, en las extravagancias, en aquello que se sale de lo corriente. Se va formando así una estética que atiende básicamente a la descontextualización. El propio Francesc recoge una cita de Ignasi de Solá-Morales escrita en 1995 que dice: “Nos estamos enfrentando a la experiencia de una nueva cultura mediática en la cual las distancias son cada vez más cortas hasta el punto de hacerse instantáneas. Una cultura mediática caracterizada por el hecho de que la reproducción de imágenes, con toda clase de mecanismos, hace que estas dejen de estar vinculadas a un lugar específico y que fluyan, de forma errática, a lo largo y ancho del planeta”. Estas imágenes dan lugar a unos paisajes caracterizados por la aterritorialidad. El lugar ha dejado de tener importancia para adquirirla el objeto reproducido que va recorriendo, separado completamente del ciudadano y del lugar, las televisiones, la prensa o Internet hasta convertirse en paradigma de un ideal de vida que hay que alcanzar para ser feliz, o cuyo destino (cuando intenta destacar) es agotarse, dejar de ser novedad, y desaparecer.

Y el caso es que esta ciudad me suena… Que sí, que es Shangai.
 Pero, ¿no será Londres? ¿o Buenos Aires?, TheCatOnTheRoof

Esta estética del entretenimiento, que ya hace algunos años Guy Debord retrató magníficamente en La Sociedad del Espectáculo (hay un artículo en el blog al respecto) banaliza la arquitectura y el paisaje urbano, que se convierten en imágenes y, por tanto, en posibles objetos de consumo masivo. Dice Francesc: “Así, simplificados a través de su imagen, los paisajes no solo pueden ser recreados sino, en realidad, también creados. Se pueden así calcar las casas típicas de la Boca de Buenos Aires o de Nueva Orleans y replicarlas en cualquier centro comercial del mundo. Es posible simular los tejados, ventanas y celosías de las ciudades islámicas repitiéndolos por doquier en mil y una urbanizaciones de verano o en resorts turísticos del sur de Europa. Es fácil así seleccionar los elementos visuales más pintorescos de los centros históricos mediterráneos, como los tonos de color de las fachadas, las puertas de madera e incluso sus espacios públicos, y clonarlos en otros centros históricos”. Este comportamiento se convierte en una especie de pescadilla que se muerde la cola y se va retroalimentando de forma que se impide la aparición de elementos nuevos, o cuando aparecen son inmediatamente devorados por las imágenes que surgen a continuación en una especie de broma infinita (parafraseando el título de la novela de Foster Wallace que por fin he conseguido terminar de leer).

Imagen de arquitectura convenientemente empaquetada para regalo
Bodegas Marqués de Riscal (lazo incluido), Frank Gehry PepeCabrera

Todavía no estamos en el punto central del tema. Así planteado pudiera parecer que lo realmente homogeneizado son las imágenes, los tics visuales. Pero si se rasca un poco debajo de lo homogéneo aparecen las diferencias. Suelo ponerles a mis alumnos una diapositiva en la que se ven dos fragmentos de una calle comercial. Uno corresponde a una ciudad china y el otro es de USA. “Aparentemente” se trata de imágenes con muy pocas diferencias. Pero si se analizan detenidamente se ve que los caracteres chinos de los carteles son diferentes a los occidentales y le dan otra atmósfera. La disposición de los comercios tampoco es la misma. Incluso la disposición de la gente en el espacio. Y sin embargo las “vemos” de la misma forma. Lo que han conseguido los medios es volver uniformes no las imágenes, sino los mecanismos mediante los cuales las percibimos. Dice Francesc: “La urbanalización, se puede entender como un “transformador” que domestica y encuadra las diferencias, en principio difíciles de leer y comprender debido a su propia singularidad, en una narración más plana y fácilmente asimilable”. Este es el sentido que entiendo le otorga a la palabra “banalización” (por cierto, distinto al de los dadaístas con los que empecé el artículo), y que interpreto como la conversión de un paisaje urbano que debería ser cultura en un tuit. Es decir, en una especie de trituradora que, uniformizando los mecanismos de emisión y recepción del mensaje, termina por uniformizar el mensaje mismo.

Las Vegas: consumo caricaturizado de arquitectura-imagen  GlobeImages

La arquitectura y el paisaje urbano llevados a la simplificación de una imagen con mecanismos de lectura idénticos en todo el planeta, no sólo han producido un ideal de vida residencial común, sino que han conducido también de forma directa al marketing y al branding urbano. O (en este último caso) a la inversa, no se sabe muy bien si fue primero el huevo o la gallina. El caso es que la lucha por posicionar nuestra ciudad frente a las otras para atraer más empleos y riqueza (la planificación estratégica como crimen de lesa humanidad) ha producido una verdadera inflación de pretendidas singularidades cuyo objetivo sería el de destacar sobre las demás. Este proceso de consumo de imágenes urbanas ha convertido, paradójicamente, a estas singularidades en auténticas banalidades (lugares comunes) que necesitan ser renovadas a toda velocidad, apareciendo y desapareciendo sin tregua: “Es en ese sentido que se plantea una auténtica paradoja que acompaña hoy al marketing y al branding urbano: tras tres décadas buscando aparecer como diferentes a las otras, utilizando la imagen y el diseño como reclamo para resaltar lo propio especifico y resultar así atractivas a la economía global, las ciudades se muestran hoy como el más común, el más banal, de los lugares”.

Valencia como paradigma y Calatrava en el imaginario, Didactica del Patrimonio Cultural

Ya he dicho antes que en el libro se dicen muchas más cosas. Y, probablemente, bastantes de ellas les resulten conocidas a los lectores del blog. Por ejemplo, el autor habla de los nuevos requerimientos urbanos que acompañan el proceso de urbanalización:
  • La imagen como el primer factor de la producción de la ciudad.
  • La necesidad de condiciones suficientes de seguridad urbana.
  • El consumo del espacio urbano a tiempo parcial.
  • La utilización de algunos elementos morfológicos de la ciudad como el espacio público en términos de playas de ocio.
Ya sabéis el cariño que le tengo a Saskia Sassen. El hecho de que haya prologado el libro es una garantía más de su calidad. Aunque los análisis más impactantes están en el tercer capítulo titulado precisamente “Urbanalización” resulta imprescindible la lectura de los dos primeros para situar el tema (“1000 territorios en deconstrucción” y “La ciudad multiplicada, la ciudad de los territoriantes”). La ejemplificación aparece en el cuarto titulado “Cuatro itinerarios urbanales” donde analiza las políticas urbanas de Londres, Berlín, Buenos Aires y Barcelona. El libro termina con un alegato “Contra la urbanalización”. Después de lo dicho es fácil comprender que no tengo dudas en recomendaros su lectura.

¿Buenos Aires, Madrid, Los Ángeles, Barcelona, Ciudad del Cabo?  FineArt

Hace ya años que vengo “predicando” acerca de la necesidad de invertir el proceso centrífugo por el que están pasando las ciudades, y convertirlo en otro centrípeto de vuelta a su contexto y a sus territorios. La razón no se diferencia demasiado de la que preside el mantenimiento de los ecosistemas. Todo proceso reductor de la complejidad debería entenderse como maligno. La tendencia actual a uniformizar procesos y mecanismos reduce la complejidad de nuestras áreas urbanas. Y la reduce en las dos variables que la caracterizan. Reduce el número de “elementos” que las conforman, y también elimina drásticamente casi todas las relaciones que se producen entre ellos. Esto que se ve con toda claridad en la conversión de la arquitectura y del paisaje urbano, primero en imágenes y luego interviniendo en los mecanismos que permiten su interpretación por el ciudadano, no es algo estrictamente limitado a estos campos sino, en general, a toda la cultura. Así, la desaparición progresiva de los idiomas minoritarios, de las formas cuyas claves de interpretación sean locales, incluso de los cultivos o de los materiales de construcción autóctonos, indican, de hecho, una regresión en lugar de un progreso. Es necesario proteger como un tesoro los sistemas identitarios y su creación, porque sólo la complejidad nos acerca a la resiliencia.

El bambú: material autóctono de Carabanchel 
 La casa de bambú, Ricardo Zaera El Mundo

Por supuesto esto no significa que tengamos que volver a la autarquía. Ni que el mestizaje haya que denigrarlo como El Mal. La conciencia planetaria, una de las señas más importantes del siglo XXI (junto a la sociedad de la información, y posible gracias a ella), hay que aprender a compaginarla con el mantenimiento de lo local. Si miráramos la naturaleza, esa cosa que según Swyngedouw no existe, sabríamos de la importancia de los ecotonos, áreas de transición donde se producen cosas, a veces fundamentales. Pero no todo debe ser área de transición. Es más, sin ecosistemas definidos no pueden existir ecotonos. No quisiera irme demasiado del tema de hoy pero, probablemente, esta posibilidad está ligada a un cambio esencial del paradigma en el que se ha basado el sistema: hay que certificar la muerte del crecimiento ilimitado como objetivo básico, no sólo de la economía sino también de los valores. Porque este crecimiento ilimitado ya sólo se puede conseguir quitándole a los otros su parte de planeta. Necesitamos volver a un crecimiento endógeno que, en la realidad, limita las posibilidades de expansión de las ciudades en sus territorios. Que ancla a las sociedades en los lugares. Que hace que se identifiquen con su tierra y con su historia. Seguramente entonces desaparecerán las ciudades análogas y podremos dejar de hablar de urbanalización. Entonces Francesc y yo tendremos que hablar de otra cosa.


Algunas referencias por orden de aparición:

Los territorios del turismo

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Entramos en período de vacaciones. En España se llaman de Semana Santa y en otros países de formas diferentes, pero son las que suelen marcar el fin del invierno. Estos días se producen cientos de miles de desplazamientos con el objetivo de “hacer turismo”. Estoy convencido de que el turismo es la actividad más insostenible que existe porque consiste en desplazar millones de personas a muchos kilómetros de su residencia durante unos días y traerlas de vuelta, no se sabe muy bien con qué objeto (se habla de explorar lo desconocido, conocer otras culturas, y cosas así). Pero claro, estos desplazamientos consumen energía, suelo, materiales, contaminan y perturban los ecosistemas. En este artículo no voy a intentar un alegato en contra del turismo, sobre todo porque somos el segundo país del mundo en llegadas turísticas y es casi el único sector económico que en la actualidad aporta ingresos a nuestra economía. Pero sí me gustaría reflexionar sobre algunas cuestiones relacionadas con esta actividad que afectan de forma importante a la planificación urbanística y ambiental de nuestros territorios.

Turismo insostenible, aeropuerto de Schiphol  Papel en blanco

Hace ya algunos años, en unas Jornadas celebradas en la ETSAM que tenían por título “La sostenibilidad en el proyecto arquitectónico y urbanístico” y en un taller que llevamos entre Margarita de Luxán, José Ricardo Pérez, y yo mismo, titulado Turismo sostenible, ecoturismo, llegamos a unas conclusiones muy parecidas a las que presenté en el Congreso de Turismo del Mercosur en el año 2002 en Tucumán:
  • La actividad turística, tal y como se entiende en la actualidad, es básicamente, insostenible.
  • Su única justificación, de carácter local, es ayudar a reequilibrar las rentas entre la población del lugar y la foránea.
  • El valor ambiental del territorio es siempre superior a su valor turístico y, por tanto, la actividad turística nunca debería impedir el mantenimiento a largo plazo de los valores ambientales.
  • El turismo no debería contribuir a distorsionar los valores culturales del sitio.
Pero hay muchos tipos de turismo y sería bueno precisar algo más. Podríamos agruparlos en dos apartados: uno, basado en los valores del territorio, culturales o naturales; y otro, relacionado con algunas actividades, sobre todo de entretenimiento, no dependientes del mismo (o, por lo menos, no directamente).

Territorios del turismo  La Republica

Al primero podríamos llamarlo turismo “anclado”, ya que se basa en los valores del sitio. Y al segundo, turismo “flotante”, porque su objetivo consiste en reunir a un cierto número de personas para que se diviertan (independientemente de donde lo hagan) olvidándose de su lugar de residencia. Este segundo tipo de actividad turística descontextualizada, para poder prosperar, depende de una serie de factores clave: la seguridad, el clima, los precios, las comunicaciones, la capacidad de acogida y la capacidad de gestión. Si se dan buenas condiciones para los seis puede plantearse una industria turística masificada, con una incidencia importante en la actividad económica de un país o de un área geográfica determinada. Se trata de un turismo muy volátil y especulativo, aparentemente deseable, pero que puede convertirse con el tiempo en algo imposible de controlar y gestionar.

Ibiza, Privilege, se supone la mayor discoteca del mundo  Vicious

Ello es debido a que se trata de un producto muy sensible a dos elementos básicos: los precios y la seguridad. Bajos precios y elevada seguridad fidelizarán a los numerosos visitantes y harán que su número se incremente paulatinamente. Si ambos factores se mantienen el tiempo suficiente, en un contexto climático adecuado, surgirán de forma casi automática unas comunicaciones eficaces y una alta capacidad de alojamiento. Pero si cualquiera de los dos primeros factores evoluciona negativamente las masas de turistas se desplazarán a otros lugares de igual clima, parecida seguridad (incluso inferior) y precios más bajos. Esto es exactamente lo que hace por lo menos diez años se viene vaticinando que ocurrirá en España ya que una parte importante de su turismo es un turismo de estas características. Parece que los responsables políticos empiezan a notar que algo está cambiando y que sería bueno plantear la posiblidad de reconversión.

Territorios del turismo  El Economista

De todas formas, el análisis de este turismo es muy complejo y no es el objeto del artículo de hoy. Le dedico unas líneas únicamente para intentar encuadrar el turismo basado en los valores del sitio. En este último caso se pueden distinguir, simplificando mucho, dos tipos distintos con potencialidades, requisitos y problemas muy diferentes: un turismo que podríamos llamar “cultural”, y otro “de naturaleza”. No es que la naturaleza no sea cultura y que los hechos del hombre no formen parte de la naturaleza, sino que con esta división simplemente intento diferenciar entre el conocimiento y disfrute de las obras humanas y de las de la naturaleza. Tampoco quiere decir que no se puedan producir ambos a la vez en el mismo territorio. Pero lo normal es que si el lugar cuenta con obras admirables de la creación humana tales como museos, catedrales o centros históricos (que suelen estar en sitios muy antropizados), no tenga panoramas naturales espléndidos, bosques vírgenes o ríos cristalinos.

Allá, a lo lejos, está la Gioconda (aparentemente) Etreparisienne

Además, el denominado turismo cultural forma parte importante de la oferta turística europea mientras que el turismo de la naturaleza lo hace en muy escasa medida. Ello se refleja (como ya he denunciado en este mismo blog) en el intento de convertir el paisaje que es el sustento del turismo territorial o contextualizado en “paisaje cultural”. Es el panorama inverso al que se produce en buena parte de América y África. Las ventajas que presenta el turismo cultural son muy importantes. La primera es que cuenta con una altísima capacidad de carga. Las Meninas o La Gioconda se visitan aunque sea casi imposible su disfrute debido a la gran cantidad de gente que lo hace a la vez y aunque se vean delante de un cristal blindado y sólo durante breves minutos porque los que están detrás exigen rapidez para que la espera no sea eterna. El simple hecho de haber estado “en vivo” delante del cuadro es suficiente para la mayor parte de los turistas.

Para completar la visita de la mañana a La Gioconda 
 unas horitas en el Moulin Rouge por la nocheFelixcasanova

Su principal ventaja es que se trata de un producto adecuado para casi todos (los viejecitos no tienen que trepar colinas disfrazados de exploradores). Sobre todo si luego por la noche se puede complementar la visita “cultural” con unas horas de can-can en el Moulin Rouge. Además es turismo urbano. Esto, que puede parecer baladí no lo es si lo que se pretende es que los habitantes se beneficien con la llegada del turista. Dado que el producto se encuentra en la ciudad, al turista no le queda más remedio que ir a ella y gastar en ella. Se trata, por tanto, de un turismo lleno de ventajas. Y por eso, países como Francia, España, Grecia, Egipto o Italia puedan plantearse el futuro en este campo con optimismo. Un país como España, con un medio natural prácticamente destrozado en sus zonas más valiosas por un planteamiento equivocado del turismo flotante, jamás podrá  pretender un turismo de naturaleza. Y cuando los problemas de seguridad dejen de afectar a los competidores las masas que buscan diversión a bajo precio, con seguridad y buen clima, se desplazarán a otros lugares. Pero si antes de que desaparezcan se consigue su reconversión en turismo cultural, probablemente esta fuente de ingresos se podrá mantener durante un tiempo.

Argentina, Mendoza, Rafting en el río Autel  Darío Granato

Pero aquellos lugares que no tengan la suerte de contar con una herencia cultural como la europea (propia o en “depósito”) sólo podrán ofrecer, o bien turismo flotante o bien turismo de naturaleza. El turismo de naturaleza comparte algunas de las características del turismo cultural pero presenta peculiaridades que lo convierten en uno de los productos turísticos de tratamiento más difícil y complejo. Probablemente la más importante es que el territorio no se puede trasladar. Si el territorio presenta elementos de interés, estos elementos sólo se pueden consumir “in situ”. Se cuenta entonces con una base sólida para poder ofrecer algo. Pero su principal diferencia es que su capacidad de carga (tanto ambiental como turística) suele ser baja o muy baja. Así como casi todo el mundo está dispuesto a ver La Gioconda entre decenas de turistas, no lo estaría si se tratara de una maravillosa puesta de sol en el lago Victoria. En este caso la existencia de algunos cientos más de acompañantes y el lago infestado de plásticos y botellas vacías de refrescos sería un problema importante.

Lago Victoria, Tanzania, Lukuba Island Cananga

Además, los destinos de turismo de naturaleza suelen evolucionar según un modelo que, a menos que se controle, termina con una minusvalía muy importante de su naturalidad (que es la base de su valor turístico). El modelo que más suele utilizarse para su estudio está basado en las propuestas de Butler y Walbrook (1991) y Burton (1995). En él que se pueden distinguir una serie de períodos. Todo empieza con el descubrimiento de la zona por un pequeño número de turistas científicos. Los accesos son difíciles (normalmente a través de ríos o de vehículos todo terreno) lo que supone largos viajes, pero también un bajo impacto ambiental. Y todo termina cuando ya casi no se puede hablar de un turismo de naturaleza: aparece una red de caminos pavimentados, se construyen aparcamientos y hoteles, e incluso surgen desarrollos urbanos condicionados al establecimiento o no de figuras de protección. Todo este proceso pasa por diferentes etapas y, por fortuna, no siempre se llega a la última. Los territorios que están en las primeras fases son los más escasos y, por tanto, los que tarde o temprano, serán más valiosos.

El turismo de naturaleza pasa por diferentes fases  Cabalgando los Andes

Como puede comprenderse la capacidad de carga es muy diferente según el período evolutivo de que se trate. La comunidad residente debería de tener conciencia de en qué momento se encuentra su territorio y en qué estadio quiere parar la evolución del modelo. O establecer estrategias diferentes en lugares distintos de las áreas afectadas. Una parte muy importante del territorio europeo está en el último nivel. Es decir, que a Europa le resulta muy difícil ofrecer turismo de naturaleza en sus primeros estadios evolutivos. Para conseguir este tipo de turismo un europeo, en muchos casos, está dispuesto a recorrer grandes distancias y pagar altísimas sumas de dinero. Por ejemplo, por un safari fotográfico en el Tanzania un alemán está dispuesto a pagar 5.000 euros o más por diez días. En general, cuando se llega al último nivel, el turismo de naturaleza tiende a  convertirse en turismo flotante y el impacto sobre el medio es irreversible. Es lo que ha sucedido en muchos lugares de la costa española. La única salida es reconvertirlo en turismo cultural (si se está en condiciones de hacerlo, claro).

Safari en Tanzania  PlayadelCarmen

La otra cuestión es cómo conseguir que la comunidad residente pueda apropiarse de las plusvalías generadas por el uso de su territorio. Es decir, de qué forma puede conseguirse una trasferencia de rentas entre el habitante de Tanzania y el turista que viene de Berlín. Si la operadora turística y la companía aérea son alemanas, el hotel y la organización del safari son de Chicago y los 4x4 ingleses. ¿Qué queda para los residentes? Se trata de un nuevo colonialismo y, para muchos, tiene un nombre: “secuestro del territorio”. Son riesgos a controlar en el turismo de naturaleza:
  • Que acabe por convertirse en turismo flotante, sin la salvaguarda de un turismo cultural (también basado en el territorio) detrás.
  • Que se supere la capacidad de carga para que funcione en el estadio más conveniente según el tipo de interés que contenga ese territorio.
  • Que el control de lo que está sucediendo con el territorio pase de la comunidad y sus representantes políticos a las empresas turísticas y operadoras. Normalmente este tipo de empresas no atienden a los requerimientos del territorio y suelen tener muchas dificultades para pensar en los impactos (sobre todo en los irreversibles) que produce la actividad turística.
  • Que los beneficios obtenidos se desplacen mayoritariamente a otros lugares, en lugar de servir para aumentar la calidad de vida de los residentes. Como el territorio no se puede llevar sencillamente se secuestra. El problema es que muchas veces, una vez obtenido el rescate, el territorio secuestrado no es más que un cadáver.
Pero también hay beneficios. El turismo de naturaleza puede constituirse en el elemento catalizador de un desarrollo controlado de la economía local: como generador de empleo y como creador de riqueza. Nunca se debería plantear un turismo intensivo si la base es un territorio más o menos "virgen" con determinados valores ambientales. Ya que de lo contrario en un plazo muy corto de tiempo estas bondades desaparecen y, con ellas, la gente que resulta atraída por las mismas. Hay que planificar modelos de turismo más artesanales, con una utilización extensiva y controlada del territorio.

Migajas flolkclóricas para los residentes, el secuestro del territorio  El País

Otra ventaja es que, aunque el impulso necesario (al no existir externalidades de las cuales pudieran apropiarse los particulares) deba venir de la administración, se puede conseguir con un esfuerzo inversor muy pequeño y con unos gastos de explotación y mantenimiento mínimos. A pesar de ello, la actividad o actividades que se propongan han de ser interesantes también para la población local, de forma que si no se observa pronto una cierta afluencia de visitantes, por lo menos la inversión (aunque pequeña, siempre importante para la economía de la administración) no se pierda y pueda ser utilizada para mejorar las condiciones de vida de la comunidad. Una vez planteado lo anterior, estamos ya en condiciones de dar respuesta a una pregunta clave: ¿cuáles son las cuestiones básicas que posibilitan un turismo basado en la naturaleza sin deterioro del medio natural, o incluso de forma que pueda llegar a ser beneficioso para éste?

Artesanía mapucheMilvia Raquel en Picasa

En primer lugar resulta imprescindible controlar su evolución si se desea continuidad. El control se puede hacer de muchas formas pero, en cualquier caso, su finalidad última es la de mantener los valores del territorio. Para ello la sociedad puede valerse de diferentes técnicas: no abrir viarios, controlar de accesos, prohibir determinados usos del suelo, concienciar ecológicamente el visitante, etc. (incluso, directamente, mediante patrullas policiales de vigilancia). Sin embargo las más efectivas suelen ser las que prohíben la urbanización a determinados niveles y las que limitan los usos del suelo. En general las prohibiciones de urbanizar tienen que ser más estrictas cuanto menos antropizado esté el territorio. La experiencia de nuestro país nos enseña que los valores patrimoniales existentes en un territorio, ante la más mínima debilidad de las autoridades, terminan siendo apropiados por los particulares, se consumen en un plazo de tiempo muy corto y acaban por desaparecer de forma irreversible.

El parque nacional de Doñana vigilado por el Seprona La Información 
 Diez agentes de la Guardia Civil se encargan de su custodia

Frecuentemente se olvida que las limitaciones de uso del territorio siempre deben de hacerse de acuerdo con la población residente e intentando que ésta se beneficie de alguna forma. Resulta imposible el mantenimiento de limitaciones de uso si la población residente no está de acuerdo. En el caso de que no fuera posible que se beneficiara directamente de la actividad turística la sociedad debería compensarle. Otra cuestión importante a considerar es que no siempre coinciden los valores dignos de ser conservados desde el punto de vista de la ecología y los culturales del territorio (por ejemplo, el paisaje). Hay que recordar que el paisaje es un constructo cultural cuya belleza, en muchas ocasiones, está muy alejada de su interés ecológico. El turismo puede ayudar a conservar aquellos paisajes que la sociedad considera, por ejemplo, bellos, pero no muchas áreas cuyo interés ecológico no entiende. Además, muchas veces, la capacidad de carga de un territorio desde el punto de vista turístico no coincide con la de sus valores naturales. En este caso siempre debería de prevalecer la segunda.

Creando Patrimonio, Llanes, Cubos de la Memoria, Ibarrola  Efeverde

Una comunidad no debería de basar su principal función exportadora únicamente en el turismo de naturaleza. Su techo es muy bajo y su capacidad de crecimiento pequeña. Inevitablemente tiende a derivar en turismo flotante con mucha mayor capacidad de crecimiento pero también con una altísima volatilidad. Lo ideal sería que parte de ese turismo se reconvirtiera en turismo cultural. Los “monumentos” aunque no se tengan se pueden conseguir. Por ejemplo, el campo de pararrayos de Walter de María en Quemado, Nuevo México. Los túneles solares de Nancy Holt, en el desierto de Utah, el dique del puerto de Llanes de Ibarrola o el museo Guggenheim en Bilbao. Pero no todo el turismo cultural son monumentos: la gastronomía, las ferias y congresos o las fiestas populares, por ejemplo, también. La existencia de un turismo cultural "complementario" ayuda a rebajar la presión sobre el turismo de naturaleza, si se consigue que sea un turismo no volátil mediante técnicas de anclaje al territorio.

Todavía pueden salvarse, Torres del Paine, Chile Sernatur

Aunque debería parece obvio, la planificación turística no debe realizarse al margen de la planificación ambiental o la urbanística. Los planes de protección del medio natural y los planes de desarrollo turístico no se deben de redactar, aprobar y gestionar de forma independiente. En cualquier caso la planificación ambiental debería de prevalecer sobre la turística (y por supuesto sobre la urbanística) atendiendo al principio de precaución. Lo ideal sería lograr un instrumento de planificación integrado que aprovechara los beneficios turísticos para conservar el medio natural y mejorar la calidad de vida de los residentes, incluyendo también el desarrollo urbanístico. Por último, aunque probablemente tenga tanta importancia o más que todas las indicaciones anteriores: de nada sirve una buena planificación si luego no se gestiona de forma adecuada. El enfoque de usos múltiples del territorio (pero usos controlados) así como los modelos cooperativos o basados en organismos mixtos, deberían de presidir los intentos de gestión turística y ambiental del territorio. Para terminar, y aunque no querría hacerlo en un tono pesimista, habría que ir empezando a replantear la industria turística, su techo y sus posibilidades, con unos precios de los desplazamientos al doble o al tripe de los actuales. Todos los datos que me van llegando de diferentes fuentes coinciden en que uno de los problemas a resolver en el siglo XXI va a ser el de los costes de los desplazamientos de mercancías y personas. Y una industria cuya base fundamental es, precisamente, el transporte de personas (cuanto más lejos, mejor) debería estar pensando alternativas.

El urbanismo en la UE: no sabe, no contesta

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En momentos críticos para la idea de Europa como unión política y económica, me gustaría dedicar unos párrafos a plantear la situación actual en un área “invisible” para la Unión: el urbanismo. Y no sólo es invisible por su temática, sino también por la maraña de documentos que han producido y producen la ingente cantidad de organismos que no se sabe muy bien si nos gobiernan, desgobiernan o, sencillamente, ignoran. Para ello voy a basarme en un trabajo que hemos realizado para la Escuela Andaluza de Salud Pública entre Begoña Merino y yo mismo, sobre las relaciones entre Urbanismo y Salud Pública en la Unión Europea (publicado recientemente, en él se pueden encontrar también las referencias a las citas que se hacen luego, el enlace está al final del artículo). Aunque el enfoque es de Salud Pública nos ha permitido trabajar a lo largo de un año sobre una maraña documental relacionada con el Urbanismo, la Ordenación del Territorio y las cuestiones ambientales, intentando entender las líneas básicas y su evolución.

La UE, 27 estados, más de 500 millones de habitantes  eurocarstrans

Me doy cuenta de que se trata de un tema “duro” para muchos de los lectores del blog, pero todos los que lo leen ya saben que este no es un lugar “para entretenerse un rato” y que, casi nunca, eludo escribir sobre algo sencillamente porque no sea divertido. Y os aseguro que este no es un tema divertido. Pero, por lo menos, voy a intentar que sea algo comprensible, lo cual tiene también sus dificultades. Empezaré por el final, que se resume en la frase siguiente: la Unión Europea no sabe, no contesta, en relación con políticas comunes relativas a la organización de sus territorios y ciudades. Y que, probablemente, esto sea lo mejor que nos pueda pasar. Tal y como se está demostrando tanto con la unión monetaria como con la política, y en unos momentos en los que cada vez más voces advierten sobre el error que supone priorizar el gobierno global sobre los gobiernos locales en todos los sectores (probablemente con la excepción del ambiental), el hecho de que la Unión Europea haya renunciado a instaurar políticas comunes a la hora de organizar sus ciudades no deja de ser un alivio. Pero para llegar a esta situación se ha recorrido un largo camino lleno de vericuetos.

Recorriendo un largo camino  theeconomist

Aunque la evolución de las políticas europeas en la materia no ha seguido una dirección clara, pueden establecerse algunas tendencias que nos permiten diferenciar etapas para no perdernos en esa especie de selva documental y normativa que han producido los diferentes organismos de lo que hoy es la Unión Europea. En los primeros años las cuestiones urbanísticas estuvieron relacionadas casi exclusivamente con las políticas ambientales aunque pronto (hacia la mitad de los años ochenta) apareció el tema de la cohesión económica como segunda preocupación que centró algunos de los escasos objetivos que se consiguieron explicitar. Durante los años noventa, y sobre todo a partir de la segunda mitad de esta década, la competitividad económica se colocó en lugar privilegiado, de forma que en los primeros cinco años del nuevo siglo XXI las cuestiones económicas en forma de cohesión y competitividad marcaron la tendencia general. El problema es que cohesión y competitividad son casi contradictorias en sí mismas y la segunda se ha impuesto claramente. Si a todo ello añadimos otros temas emergentes como los de participación y gobernanza, contamos ya con todas las piezas del puzzle para intentar no perdernos en el laberinto.

Los primeros intentos

Más o menos hasta mitad de los años noventa del pasado siglo veinte el tema de organización del territorio y las ciudades europeas se abordó de una manera bastante genérica. Se podría incluso hablar de falta completa de compromiso en un tema relevante, transversal y que afecta de forma directa al bienestar, la calidad de vida, e incluso la salud de los ciudadanos. Si exceptuamos El Libro Verde del Medio Ambiente Urbano y La Carta de Aalborg, el resto de documentos son genéricos y no se atreven  plantear medidas que puedan cambiar el giro que estaba produciéndose en la forma y organización de las ciudades. Además, ambos documentos no se puede decir que sean propiamente documentos de ordenación del territorio y urbanismo, sino de carácter ambiental. Y es que estas cuestiones son las únicas que, de una forma relevante, han influido desde la Unión sobre la construcción de las áreas urbanas.

El suelo como recurso  lovevalencia

En una fecha tan temprana como 1972  en la Declaración de Estrasburgo, el Council of Europe Committe of Ministers aprueba la Carta Europea del Suelo en la que se consideran los elementos fundamentales para establecer una política de protección del suelo. Por supuesto se trata de unos principios muy genéricos. Tan genéricos que en la mayor parte de las recopilaciones ni tan siquiera se hace referencia a ella. Los doce puntos de los que consta la Carta tratan de establecer la necesidad de preservar el suelo considerándolo más bien como un recurso. Once años después, en Torremolinos, se aprobó el texto de la Carta Europea de Ordenación del Territorio que se componía de 26 artículos divididos en cinco apartados. Por lo menos en ella el territorio ya no es sólo un recurso sino que aparece como el marco en el que se desarrolla la vida de las personas. Como novedad se aborda el problema de las desigualdades entre regiones, aunque sólo desde el punto de vista económico.

El Libro Verde sobre el Medio Ambiente Urbano

En 1990 se publica El Libro Verde sobre el Medio Ambiente Urbano en el que partiendo de la idea de que «los problemas de las ciudades son una señal de alarma, indicio de una crisis más profunda que nos obligará a cuestionarnos los actuales modelos de organización y desarrollo urbano», se concibe como «un primer paso para iniciar el debate y la reflexión». Dos son sus principios básicos: que «aún estamos a tiempo de salvar la ciudad europea», y que «es necesario un compromiso por la cohesión social». Les acompañan dos objetivos concretos: crear o recrear las ciudades para proporcionar entornos atractivos a sus habitantes y reducir su contribución a la contaminación global. También se reconocen los factores que inciden en la problemática ambiental urbana (presión de las actividades económicas, estructuración de nuevas zonas urbanas,…) y se establecen directrices como la coordinación integrada, la responsabilidad, la sostenibilidad y la subsidiariedad, así como instrumentos de actuación.

El Libro Verde una de las bases de la intervención sobre la ciudad

Según Mª del Carmen Cañizares: “Constituyó la aportación institucional más relevante hasta el momento al plantear un enfoque global de las cuestiones ambientales urbanas y determinar la creación de un Grupo de Expertos sobre Medio Ambiente Urbano de la UE en 1991”. Se trataba, según se especifica en el propio documento de “configurar un proyecto de nuevo estilo de vida y trabajo”. Hay que hacer notar que es el primer documento dedicado específicamente a la ciudad porque los anteriores eran más bien territoriales. También se pone de manifiesto que la única posibilidad contemplada por la Comunidad Económica Europea de intervención era a través de los temas ambientales. Hasta tal punto que entre las sugerencias de actuación dice: “Se recomienda a la Comisión que, en cooperación con los Estados miembros y las autoridades locales, elabore directrices para incorporar las consideraciones ambientales a las estrategias de planificación de las ciudades a través de una investigación y elaboración detallada de los principios enunciados más arriba. El objetivo de estas directrices será influir en las prácticas de planificación urbana y servir de complemento a la propuesta de directiva sobre evaluación ambiental de políticas, planes y programas”.

La Carta Urbana Europea

El 27 de noviembre de 1990 se presenta una comunicación de la Comisión al Consejo y al Parlamento europeos titulada: Europa 2000: perspectivas de desarrollo del territorio de la Comunidad, que en el año 1991 daría lugar a una publicación con este mismo título. En ella aparece un apartado dedicado al “Desarrollo del sistema urbano comunitario” donde se advierte de los problemas demográficos que aparecerán en la mayoría de los Estados miembros como consecuencia del envejecimiento de la población. Si la destaco entre el marasmo de documentos es porque ya entonces se dice de forma muy clara que el urbanismo es un tema ajeno a Europa: “Es preciso subrayar que la Comunidad no tiene competencias en política urbana propiamente dicha, que no está contemplada en el Tratado. Pero las responsabilidades comunitarias respecto al medio ambiente y las actuaciones emprendidas a través de los Fondos estructurales destinadas a aumentar la cohesión económica y social hacen que represente un papel importante en el desarrollo de las ciudades”. Este documento se completaría en 1994 con el llamado Europa 2000+ que destaca la lucha contra la marginación social y la necesidad de aumentar la importancia de las ciudades medias y pequeñas.

Palabras, sólo palabras: importancia de las ciudades medias y pequeñas  Fernando D

En la Carta Urbana Europea de 1992 aparece una caracterización de la ciudad como una entidad compleja centro básico de socialización, aunque con un concepto un tanto curioso de la misma: «una noción material, arqueológica, topográfica y urbanística, como lugar de recogida de seres humanos». En cualquier caso, aunque dice que muchas de las ciudades europeas funcionan bien, se refiere a los problemas de unos centros históricos degradados en muchos casos, viviendas de poca calidad en las periferias, una circulación de automóviles que trae consigo contaminación atmosférica, acústica y de los suelos y segregación social. También plantea una crítica bastante clara a la Carta de Atenas y a la zonificación y propugna la cooperación como medio de resolver estos problemas.

La Carta de Aalborg y las Agendas 21 locales

En el año 1994 se aprueba la Carta de Aalborg que tiene una importancia fundamental a la hora de considerar la forma de llevar a cabo las políticas urbanas, y representa un giro importante en la metodología, que pasa de considerar recomendaciones a considerar procesos. Además, la sostenibilidad se convierte en el pivote sobre el que va a girar toda la política urbana europea. La Carta, que tiene una redacción muy curiosa porque en ella las ciudades hablan en primera persona, se compone de tres partes. La primera se titula “Declaración de consenso: las ciudades europeas hacia la sostenibilidad. La segunda, “Campaña de ciudades europeas sostenibles”. Y la tercera, “Participación en las iniciativas locales del Programa 21: planes de acción local a favor de la sostenibilidad”. Asume una sostenibilidad basada en no sobrepasar la capacidad de carga de la naturaleza. Y también entiende que “La sostenibilidad ambiental implica además el mantenimiento de la diversidad biológica, la salud humana, la calidad del aire, del agua y del suelo a unos niveles que sean suficientes para preservar para siempre la vida y el bienestar de la humanidad, así como también de la flora y de la fauna”.

Decenas de miles de ciudades europeas han firmado la Carta de Aalborg  loeline

Pero la cosa no termina aquí, en el punto 1.7 puede leerse: “El reparto desigual de la riqueza es la causa de comportamientos insostenibles y hace más difícil cambiarlos. Tenemos la intención de integrar las necesidades sociales básicas de la población, así como los programas de sanidad, ocupación y vivienda, en la protección del medio ambiente. Queremos aprender de las primeras experiencias de estilos de vida sostenibles, de manera que podamos mejorar la calidad de vida de la ciudadanía en lugar de maximizar simplemente el consumo”. Dos años después, en 1996, más de 1.000 representantes de autoridades locales y regionales de toda Europa se reunieron en Lisboa para suscribir un documento que, con el título De la Carta a la acción, proponía a los gobiernos locales una serie de pautas para llevar a la práctica las Agendas 21 locales. Por último, y en esta línea de sostenibilidad, habría que mencionar la Declaración de Hannover que resume las anteriores de Turku, Sofía, Sevilla y La Haya. Se trata de documentos importantes pero sin criterios concretos. Decenas de miles de ciudades europeas han firmado la Carta de Aalborg, pero el contenido de cada Agenda 21 que desarrolla este compromiso queda enteramente al criterio de los ciudadanos que la llevan adelante. Por último sólo habría que advertir que la aprobación de una Agenda 21 local no vincula al instrumento fundamental de organización de la ciudad que es el Plan de Urbanismo.

El intento de una política urbana europea

El 1 de febrero de 1995 la Mesa del Comité de las Regiones decidió elaborar un dictamen de iniciativa llamado El desarrollo urbano y la Unión Europea que, posteriormente, la comisión 4 de Política Urbana el 30 de junio, y el pleno de los días 19 y 20 de junio, aprobaron por unanimidad. Después de reconocer que en 1991 el 71% de la población europea vivía en ciudades, se reconoce también que “el Tratado de la Unión Europea no contempla ninguna referencia concreta a las zonas urbanas y por ello no otorga a la Unión ningún poder jurídico específico para la coordinación de la política urbana. El déficit urbano es una carencia de primer orden para un subcontinente urbano que quiere plasmar su visión del siglo XXI. Sin este fundamento jurídico las políticas y actividades en el ámbito urbano están condenadas a ser fragmentarias y, por consiguiente, no se dispondrá de ninguna estrategia general, ninguna coherencia y, desde luego, ninguna visión de futuro”. Estas durísimas palabras van acompañadas de una serie de propuestas que constituyen un auténtico llamamiento a la modificación del Tratado con objeto de darle coherencia y unidad a la política urbana de la Unión Europea.

El Tratado de la Unión no contempla referencias concretaa a zonas urbanas  spaincenter

Pero nada de esto se toma en consideración. Se podía decir que este Dictamen representa el punto álgido en el intento de promover una política urbana europea. Después del impulso dado por la Carta de Aalborg y las Agendas 21 locales parecía que Europa se dirigía hacia una mayor unión en todos los aspectos, políticas urbanas incluidas. Pero se trataba, sencillamente, de un espejismo.

Europa tira la toalla, el principio de subsidiaridad

Aunque en todos los documentos revisados hasta el momento no se puede decir que exista una postura clara respecto al urbanismo, si que se manifiesta una y otra vez su importancia y, aparentemente, se aboga por una intervención de la Unión Europea de forma que se regulen o establezcan criterios que unifiquen, de alguna forma, las tendencias que se aprecian sobre todo en amplias áreas territoriales concretas. A la vez, la influencia de las políticas ambientales y de cohesión marca una impronta apreciable y son las únicas que, de alguna forma, intentan condicionar los desarrollos urbanos que se están produciendo (en algunos casos de forma incontrolada) en muchos de los países miembros. A partir de ahora Europa ya se decide claramente por un modelo de diversidad en el que el principio de “subsidiaridad” reina en el urbanismo. Se asume claramente que Europa en un conglomerado con una diversidad tal que parece imposible normar o, simplemente, recomendar la forma de organizar los ámbitos territoriales locales.

El principio de subsidiariedad manda en el urbanismo europeo  visitsweden

En 1997 el Comité de las Regiones aprueba el documento La ordenación del territorio en Europa. Dictamen con un cierto interés desde el punto de vista de la geografía regional pero menos desde una perspectiva puramente urbana. Se propone la superación de los límites fronterizos tradicionales tratando de forma unificada una serie de grandes regiones europeas y también se analizan temas sectoriales. Unos meses después, el 6 de mayo de ese mismo año, se publica la Comunicación titulada Hacia una Política Urbana de la Unión Europea. Este documento supone un giro importante en algunos aspectos aunque la posibilidad de una política urbana común sigue considerándose inviable. Estamos ante un punto de inflexión evidente, Aaron Gutiérrez lo llama “territorialización”, pero otros autores con esta palabra o con otras similares vienen a significar la necesidad de asumir la diversidad de los territorios europeos que, en un tema tan específico como el urbanismo, implica primar las características locales sobre las imposiciones centrales de las instituciones europeas. A pesar de todo, el documento es capaz de proponer una política urbana europea. La basa en cuatro ejes principales: fomento de la competitividad económica y el empleo, política de cohesión económica y social, política de transporte basada en las ideas de la movilidad sostenible, y, también, calidad de vida.

Transporte basado en movilidad sostenible  bicletasciudades

Un año después se publica una comunicación que lleva por título Marco de actuación para el desarrollo urbano sostenible en la Unión Europea, donde ya se reconoce que la intervención en las ciudades se hará mediante políticas urbanas indirectas. Ya ni se intentan absorber nuevas competencias en temas urbanos ni concebir soluciones urbanas específicas para el ámbito de toda la Unión. Éstas deben surgir necesariamente de las situaciones locales y dentro del contexto específico de cada Estado miembro. Incluso, para mayor claridad, se detalla cuales son estas políticas. A lo largo de los párrafos anteriores ya hemos visto como, primero los temas ambientales y luego los económicos en sus vertientes de cohesión y competitividad, eran los que condicionaban las políticas urbanas. Ahora aparecen de forma clara también las cuestiones relativas a la gobernanza y participación. Para terminar este apartado habría que mencionar un documento bastante curioso por lo que da a entender: Hacia un desarrollo equilibrado y sostenible del territorio de la UE (también conocido como PEOT). En él desaparecen (de forma bastante significativa) algunas frases tópicas anteriores como anunciando la etapa que vendrá a continuación. Por ejemplo, la “sostenibilidad mundial” es sustituida por la “conservación y gestión de los recursos naturales y el patrimonio cultural”. O desaparece el “buen gobierno y la participación ciudadana”.

El cambio a un modelo estratégico

Hasta el momento, con mayores o menores dificultades, y en la temática concreta que nos ocupa, Europa pretendía legislar. Es decir, establecer normativas que luego los países miembros asumieran como propias. A lo largo de los años se ha ido viendo, de forma progresiva que en los temas urbanos esto era imposible. Y era imposible porque o bien se aprobaban normas de carácter tan genérico e institucional que, prácticamente, eran papel mojado o, sencillamente, no se cumplían porque la casuística concreta era tan grande que, necesariamente, una norma “para todos” no servía “para nadie”. Estas dos ideas, el territorio europeo como mosaico y una forma de entender el “principio de subsidiariedad” acorde con esta visión, se han ido abriendo paso a lo largo de los años tal y como hemos visto en los párrafos anteriores. Pero es ahora cuando esta forma de entender la materia se institucionaliza de alguna forma. Como se verá a continuación en el VI Programa Marco de medio ambiente se explicita ya de forma clara y rotunda.

El medio ambiente como medio indirecto de influir en las políticas urbanas  ecologiaverde

En el año 2001 se estableció el VI Programa Marco, que llevaba por título Medio ambiente 2010: el futuro está en nuestras manos. Esta comunicación fue aprobada el 22 de julio de 2002. Dice inspirarse en el Quinto Programa, pero supone un cambio drástico en el enfoque general, sustituyendo un modelo legislativo por un modelo estratégico. Desde el punto de vista del urbanismo supone el reconocimiento de la necesidad de considerar el medio ambiente como medio indirecto de influir en las políticas urbanas. Cuatro años después, en enero de 2006, se adopta la llamada Estrategia temática para el Medio Ambiente Urbano basada en el titulado Hacia una estrategia temática sobre el medio ambiente urbano. La palabra “estrategia” ya aparece por todos los lados. Lo cierto es que cuando se produjo el documento la mayor parte de los planificadores y urbanistas europeos esperaban algo más de esta Estrategia de lo que luego resultó. Básicamente se reduce a la difusión de Buenas Prácticas y a la forma de coordinar esta difusión. El resto son generalidades.

La situación actual

Los ministros responsables de Urbanismo y Ordenación Territorial de los Estados miembros de la Unión Europea en la reunión informal sobre desarrollo urbano y cohesión territorial que tuvo lugar en Leipzig en mayo de 2007 aprobaron dos documentos relevantes para entender la situación actual. El primero, la Agenda Territorial de la Unión Europea que se titula Hacia una Europa más competitiva y sostenible de regiones diversas (también conocida como Agenda Territorial) destaca por hacer prevalecer la “competitividad” sobre la “sostenibilidad”. El segundo es la Carta de Leipzig sobre Ciudades Europeas Sostenibles (Carta de Leipzig). La Agenda Territorial se deriva directamente del PEOT de 1999 ampliando los campos normativos pero quedándose en generalidades, y su interés es que desarrolla el concepto de “cohesión territorial” aunque sin mayores implicaciones. La Carta, a diferencia de la Agenda, se centra en las ciudades. Pero al descender a las cuestiones concretas empiezan los problemas. Y los planteamientos contrapuestos sobre todo en lo que se refiere al entendimiento del significado del principio de subsidiariedad. Se llega a decir: “Hay opiniones muy divergentes sobre si la UE debe intervenir e «interferir» en esta área de actuación y de qué manera. Se discute si las «ciudades» y sus problemas tienen una dimensión europea. Sin embargo, también se reconoce que las políticas territoriales son particularmente visibles en las zonas urbanas”.

Los ministros europeos de urbanismo reunidos en Leipzig  elmundo

Como hemos podido ver, las dificultades teóricas y metodológicas para abordar una política urbana de carácter general en Europa han sido y son muy importantes. Sin embargo, casi en paralelo, se ha producido otra forma de enfocar la cuestión. Ha sido mediante la formula de “intervenciones directas” en áreas concretas mediante proyectos específicos, y no a través de regulaciones, estrategias o recomendaciones. Aunque hoy la extensión de este artículo me impide abordar este importante tema, tiene un gran interés y prometo hacerlo otro día. De todas formas no me resisto a enunciar algunos de los principales programas: los Proyectos Pilotos Urbanos (PPU con dos fases, 1990-1993 y 1995-1999); los Proyectos Operativos Locales (POL con dos fases, 1991-1993 y 2000-2006); los Programas Operativos de Medio Ambiente Local (POMAL, 2000-2006); la Iniciativa Comunitaria URBAN (dos fases, 1994-1999 y la segunda 2000-2006).

Resumiendo

Europa ya ha renunciado a establecer una política urbana común. Las diferencias entre ciudades son demasiado importantes. Incluso el propio principio de subsidiariedad presenta graves problemas de implantación. Y objetivos aparentemente irrenunciables como el de cohesión han evolucionado tanto que, en la actualidad, la equidistribución que es la base de la cohesión territorial se sustituye por la anisotropía con objeto de favorecer a los territorios y ciudades más dinámicos, de forma que puedan ser competitivos con otros países no europeos. Esto no se afirma así de claro en ningún documento, pero se entiende perfectamente detrás del rebuscado lenguaje de resoluciones, comunicados y directivas de la Unión. La Agenda y la Carta de Leipzig de 2007 así lo dan a entender. Pero el nuevo rumbo se ha venido produciendo desde bastante antes. Hay muchos autores que lo entienden así. Por ejemplo, Elena Martínez al referirse a la Estrategia Territorial Europa dice: “Estas tres directrices se asocian con los objetivos de competitividad, de cohesión y de sostenibilidad, respectivamente, aunque el desarrollo de un sistema equilibrado y policéntrico de ciudades prima sobre los demás. Sin embargo, las medidas para la consecución del segundo y tercer objetivo están marcadamente relacionadas con la consecución del primero de ellos, estableciéndose de esta manera una jerarquía entre los citados principios y erigiéndose como principal apuesta de la ETE”.

Parlamentario europeo número 660 (arriba, a la izquierda) pensando, en su soledad, 
 como hacer más competitivas (¿solidarias, solitarias?) nuestras ciudades  timeforeurope

Este planteamiento basado en la competitividad entre ciudades, aunque mayoritario, no es unánime. Autores como Krugman lo cuestionan aplicado, por ejemplo, a las economías nacionales. En cualquier caso, cohesión y sostenibilidad, que parecían los pilares sobre los que se sustentaba Europa en las grandes indicaciones genéricas sobre políticas urbanas, aparecen cada vez más subordinadas a la competitividad tal y como sucede en el área económica. Pero he de confesar que, después de haber dedicado unos cuantos meses a estudiar las políticas urbanas en la Unión Europea y vista mi experiencia directa como experto del grupo de trabajo de Diseño Urbano Sostenible de la Unión Europea durante el período 2002-2004, no termino de ver con claridad si, realmente, las diferentes orientaciones que se han ido produciendo responden de verdad a objetivos explícitos (no he conseguido localizar la línea que llevan), implícitos (tampoco termino de encontrarlos), o es que los documentos, comunicaciones y propuestas resultan de procesos azarosos. Por ejemplo, de que a un experto concreto se le haya ocurrido una idea brillante o que un parlamentario refugiado en su despacho se aburra una tarde de lluvia. La verdad, tal y como están las cosas, y a pesar de nuestros problemas urbanísticos, casi prefiero que la mastodóntica burocracia europea se mantenga lejos de nuestras ciudades. Siempre es más fácil cambiar de rumbo (y hay que cambiar de rumbo) en un barco pequeño que en un gran trasatlántico.


Nota 1: El principio de subsidariedad
  • Aparece en el Tratado de la Unión. Con arreglo a este principio, la Unión no puede intervenir en los ámbitos que no corresponden a su competencia exclusiva a menos que los Estados miembros no puedan alcanzar de manera satisfactoria los objetivos de la acción prevista y en cambio, puedan cumplirse mejor, por razones de dimensión o de efectos de la acción prevista, en el ámbito de la Unión.

Nota 2: Publicación en la que he basado el artículo
  • Y en la que, además, aparecen todas las referencias bibliográficas y citas del mismo: Fariña Tojo, J. Merino Merino, B. Cuadernos del OSE sobre políticas de salud en la UE. Número 7: Urbanismo y Salud Pública. Granada: Observatorio de Salud en Europa de la Escuela Andaluza de Salud Pública; García-Sánchez, I. Editora. Diciembre 2012.Se puede obtener el pdf (a baja resolución) en este enlace.

Nota 3: Documentos básicos por orden cronológico
  • 1972. La Carta Europea del suelo
  • 1983. Carta Europea de Ordenación del Territorio
  • 1990. Libro Verde sobre Medio Ambiente Urbano
  • 1991. Europa 2000: perspectivas de desarrollo del territorio de la Comunidad
  • 1992. La Carta Urbana Europea
  • 1994. Europa 2000+
  • 1994. Carta de Aalborg
  • 1995. El desarrollo urbano y la Unión Europea
  • 1996. De la Carta a la acción (Agendas 21 locales)
  • 1996. Carta de Lisboa
  • 1997. La Ordenación del Territorio en Europa
  • 1997. Hacia una política urbana de la Unión Europea
  • 1998. Marco de actuación para el desarrollo urbano sostenible en la Unión Europea
  • 1999. Hacia un desarrollo equilibrado y sostenible del territorio de la UE (PEOT)
  • 2000. Carta de Hannover
  • 2001. Medio Ambiente 2010: el futuro está en nuestras manos (VI programa)
  • 2006. Estrategia temática para el medio ambiente urbano
  • 2007. Hacia una Europa más competitiva y sostenible de regiones diversas (Agenda Territorial de Leipzig)
  • 2007. Carta de Leipzig sobre Ciudades Europeas Sostenibles (Carta de Leipzig)

Ese objeto mal diseñado llamado peatón

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Aunque a algunos les pueda parecer extraño todos hemos sido peatones alguna vez. Y, por tanto, todos somos conscientes de que el peatón es un ser manifiestamente mejorable. Sobre todo los que nos dedicamos de una u otra forma a pensar, proyectar o construir ciudades, por sufrir de forma directa las consecuencias de que el producto peatón haya sido mal diseñado. Además, en la actual coyuntura económica no tenemos más remedio que aguantar. Sería impensable, por su costo, una operación de regeneración humana, incluso aunque habláramos de renovación, que nos permitiera sustituir al peatón actual por otro más adecuado para deambular por calles, plazas y parques de acuerdo a nuestros intereses. Tampoco cabe pensar en su supresión radical. Teóricamente sería posible, pero La Historia nos enseña que, en la práctica, tal operación (que se ha intentado muchas veces, por ejemplo en Brasilia) ha fracasado una y otra vez. Por tanto no queda otra que asumir sus imperfecciones. Y, para ello, lo primero es conocerlas.

Ese objeto mal diseñado llamado peatón  Elfoton

Este artículo refleja algunos paseos por los espacios públicos del sitio donde vivo. Es un barrio privilegiado desde este punto de vista, con amplias avenidas, kilómetros de sendas peatonales y carriles para bicicletas, además de una buena cantidad de hectáreas de zonas verdes. Por eso sorprende que, aún en las mejores condiciones, se pongan de manifiesto tan claramente las deficiencias en el diseño del peatón ¡qué magnitud llegarán a alcanzar en zonas más desfavorables! Sólo voy a analizar algunas de las muchas que he encontrado pero, probablemente, casi todos mis lectores podrían añadir bastantes más. No he querido cebarme en algún ensanche o centro histórico porque sería demasiado fácil, y el objetivo no es otro que el de llamar la atención sobre algunas de las más importantes para tenerlas en cuenta al proyectar calles, parques o plazas.

Los peatones no vuelan

Esta, probablemente, sea la peor imperfección de todas. Si consiguiéramos sustituir el peatón no volador por el peatón volador, muchos de nuestros problemas de diseño urbano quedarían solucionados. Soy consciente de la dificultad de conseguir que nazcan con alas o con la capacidad mística de levitar, pero sería ideal. Imaginemos la situación representada en la imagen que se ve abajo. Aunque no aparece en la foto, un peatón que bajaba por la senda peatonal de Mafalda (yo mismo, por ejemplo) y torció a la derecha por la de Zipi y Zape para luego seguir tranquilamente escoltado por filas de árboles y adosados, está ahora parado mirando atentamente la escasa circulación de la Avenida de Juan Carlos I. Se prepara para dar el gran salto en vuelo rasante, levitar, o bien cometer una ilegalidad cruzando por sitio prohibido, para poder seguir su caminata a lo largo del sendero peatonal que sigue más allá del río de asfalto.

Allá, detrás de los cubos de la basura, sigue la senda peatonal

Justo en este punto, y debido a las deficiencias del peatón, el diseñador urbano se encuentra ante un problema irresoluble. Efectivamente, la senda peatonal sigue hacia el centro comercial que queda como a seiscientos o setecientos metros. Pero claro, la Avenida de Juan Carlos I tiene seis carriles de coches, dos de bicis, una mediana y aparcamientos en los laterales. En total, unos 30 metros de anchura que separan con un corte inmisericorde los dos tramos de la senda peatonal. En el suelo, el ingeniero que diseñó tamaña capacidad de automóviles dibujó dos líneas horizontales y una limitación de velocidad a 40 km/h que, en la foto de arriba, apenas se ve por haber quedado cortada (lo que da una idea bastante clara de mis habilidades como fotógrafo ya que era una de las cosas que quería que se viera).

Si los peatones volaran el trayecto de 300 m se reduciría a un salto de 30
 Señalar sobre la imagen para verla a mayor tamaño

“Coloquemos un semáforo o un paso de peatones” se dice el proyectista, “claro que, aunque los coches tienen una prohibición de ir a más de 40 seguramente vendrán lanzados desde el paso elevado y, además, necesitamos un semáforo a menos de doscientos metros”. De forma que el proyectista sólo encuentra dos soluciones. O bien el peatón atraviesa en vuelo rasante la citada Avenida, o se va andando al semáforo que piensa colocar aguas arriba del río de asfalto, cruza, y luego vuelve para seguir su sendero peatonal. Con la primera no puede contar ya que el peatón no vuela debido a su propia y deficiente conformación peatonil. De forma que no tiene más remedio que "obligarle" a dar un largo rodeo ya que por supuesto, el flujo automovilístico que debe ser parecido al de la Castellana por el número de carriles, tiene prioridad absoluta y no puede quedar interrumpido dos veces seguidas. Resulta lógico que los pobres conductores no tengan que soportar las deficiencias del peatón.

Seis carriles, la mediana, dos de bici y otros dos de aparcamiento 
 Al fondo, el semáforo que apenas se ve en la distancia

Porque no hay ninguna duda de que el problema no se puede achacar más que al peatón, debido a las imperfecciones inherentes a su diseño. Por tanto, lo suyo es obligarle a dar una vuelta de más de trescientos metros para que pueda continuar su camino. De forma que el coche, que seguramente vendrá a 100 km/h (a pesar de tener una prohibición de 40 hay que ser indulgentes con los conductores porque consumen coches, base de la industria alemana en la que está trabajando lo mejor de nuestra juventud), tendrá tiempo de parar en el semáforo situado más arriba y todos tan contentos. Pero he aquí que tropezamos con la segunda imperfección del peatón.

Los peatones son objetos mal programados

Una mañana soleada decidí camuflarme en la cercana parada de autobús situada al lado del citado punto. Vamos, que me senté a esperar que viniera, con lo que tuve todo el tiempo del mundo para aburrirme y estudiar el comportamiento de los entes peatonales que paseaban por allí. Comprobé lo que ya sabía (es decir, que puedo empezar en cualquier momento una tesis doctoral sobre el tema): que la cualidad más propiamente humana, la responsabilidad, no se incluye entre las apps con las que cuenta el peatón. En realidad debería formar parte del propio sistema operativo pero a alguna de las hélices de ADN se le debió olvidar replicarla. El caso es que, sea cual sea su edad, su religión o su sexo, el peatón antepone siempre su criterio egoísta del mínimo esfuerzo frente al de responsabilidad que debería llevar impreso en sus genes. 

Algunos peatones, sobre todo viejos y superviejos, cruzando 
 Fotos pequeñitas para que no se distingan las caras

En una media hora salieron de la senda de Zipi y Zape veintitrés personas (tan escasa afluencia era debida a que se trataba de la hora de comer). De las veintitrés, seis siguieron por la Avenida de Juan Carlos I hacia la izquierda, seguramente hacia el cercano mini-centro comercial situado en nuestra orilla aguas abajo. Nueve subieron hacia arriba en dirección al emporio de bares situado algo más arriba del semáforo con vistas a tomar el aperitivo. Las ocho restantes cruzaron atravesando ilegalmente los dos carriles bici, los aparcamientos, los seis carriles de coches y la mediana para seguir la citada senda, que al otro de lado de la avenida pierde su divertido nombre de Zipi y Zape y se convierte en un sendero innominado. Entre ellos, una supervieja (apelativo cariñoso para mentar a las octogenarias) con su carrito de la compra que probablemente iba "al Mercadona", una joven con un niño de unos tres años en uno de sus brazos y una niña de unos siete cogida de la otra mano, y un adolescente con su tabla. Por cierto, saltó limpiamente la mediana sin inmutarse y sin mirar tan siquiera si venía algún coche.

¡Está loco este urbanista, por mis muertos que me lo salto! 
 Los peatones esperando que pasen los coches para vadear ilegalmente

Ninguno subió hasta el semáforo, esperó a que se pusiera verde, cruzó los casi treinta metros y volvió a bajar hasta reencontrarse con la senda peatonal. Y es que este egoísmo (debido, eso sí, a una mala programación) los peatones lo disimulan de sentido común: “¡Está loco este urbanista, obligarme a recorrer 300 metros cuando lo puedo solucionar en 30 y es que, además, no pasa ni un puto coche!” (Cosa bastante cierta, pedazo de viario para cien o doscientos coches que pasan en una hora).

Los peatones no menguan

Después de cruzar los seis carriles y saltarme la mediana (lo digo en sentido figurado no sea que luego me multen) y ya cerca del centro comercial decidí ser totalmente responsable y continuar por la acera. Las aceras, lógicamente, son más anchas en unos sitios que en otros debido a que las calzadas destinadas a los coches tienen un ancho fijo y las casitas unas veces salen más y otras menos. Al fin y al cabo los coches necesitan determinado número de metros ya que no se pueden poner de lado, tampoco menguan (estoy estudiando las imperfecciones del peatón no las de los coches) y, además, si se rozan demasiado las compañías de seguros podrían entrar en quiebra  y si, además de tener que ayudar a los pobres banqueros también tenemos que ayudar a las aseguradoras podríamos llegar a los diez millones de parados para dejar el déficit a cero. A lo que íbamos. En muchos casos no queda más remedio que ir disminuyendo progresivamente la acera hasta su total desaparición tal y como queda reflejado en la foto de abajo.

La acera menguante del Mercadona (antes EuroConfort) 
 Foto algo atrasadilla (es de Street View)

Esto es debido a que el proyectista presupone que el peatón puede ir disminuyendo progresivamente la masa corporal hasta su completa desaparición, cualidad que no posee debido a una deficiencia congénita. Una vez desaparecido podría pasar sin problemas desde la extinta acera a una zona de nadie (bueno, una zona de carga y descarga de camiones) sin paso de peatones, sin resguardo… sin nada más que una calzada para vehículos a motor. Todo ello suponiendo que el peatón hubiera menguado hasta su desaparición, imposibilitando por tanto su atropello por el trailer cargado con cien toneladas de yogures (ahora no caducan) que viene de Francia y que está maniobrando en dicho espacio. Aunque después de la última remodelación del centro comercial la acera menguante ha desaparecido por el sencillo procedimiento de suprimirla, lo que no ha desaparecido es la anchura de la calzada de coches y la “zona de nadie”.

Para que no se diga que estas cosas sólo pasan en Getafe
Acera menguante en Basauri (Vizcaya)  eitb

Así que, mal que bien, hemos conseguido llegar al aparcamiento del centro comercial y como allí hay coches en cantidad, hay que hacer las cosas bien. Incluso se distinguen algunas plazas de aparcamiento señalizadas para discapacitados casi siempre ocupadas por enormes 4x4 que, aparentemente, no cuentan con el distintivo correspondiente, aunque nada me hace dudar de que sus conductores sean unos auténticos minusválidos mentales (imbéciles, según la primera acepción del diccionario de la RAE) aunque, según ellos, lo hacen porque nadie ha previsto unas plazas como Dios manda para aparcar sus enormes coches. Pero es que las deficiencias de los conductores de automóviles son todavía peores que las de los peatones. Y son tantas, y tan peligrosas que, francamente, ya a mi edad no me encuentro con fuerzas para abordar el tema.

Los peatones no están dotados de armadura

Este si que es un problema grave porque se descascarillan al menor roce (también se pueden llegar a desportillar). Cualquier leve toquecito de un coche los rompe y el simple deslizamiento por un pavimento rugoso debido a una caída propiciada por la huída espantada ante un ciclista que, de repente, aparece a cuarenta kilómetros por hora cuesta abajo, hace que mane abundante líquido de color rojo. La verdad es que están diseñados para que cualquier toque, roce o choque “entre ellos” no plantee generalmente ningún problema y cuentan con una abundante cantidad de apps (algunas de notoria sofisticación) para evitar los encuentros fortuitos cuerpo a cuerpo llegando a realizar complicados bailes y contorsiones con objeto de no rozarse (estoy hablando de condiciones normales entre extraños, otra cosa son los saludos en forma de besos y abrazos). Pero su capacidad de reacción ante objetos que se desplazan a más de diez kilómetros por hora es casi nula. Sencillamente, chocan.

Encontramos a Gurb ¡por fin! entre los peatones de Madrid Río elblogdejosefarina

Pongamos, por ejemplo, el caso de nuestra senda de Zipi y Zape, la de Mafalda o, un poco más lejos, la maravilla peatonal que es el Madrid-Río. Nos podemos encontrar todo tipo de peatones o asimilados: viejos, superviejos, niños con el control remoto averiado, adolescentes (con y sin skate), perros (con y sin correa), sillas de ruedas, cochecitos de niños con acompañante que empuja, policías a caballo, barrenderos normales con cubo de desperdicios detrás de los caballos para recoger las defecaciones que estos (los caballos) van soltando, barrenderos con soplador de mochila incorporado y Gurb que pasaba por allí. Las probabilidades de que alguno de los peatones o asimilados se descascarille o desportille ante la embestida de un ciclista es elevada (en el caso de Gurb y seres que lo buscan seguramente del 100% ya que tienen tendencia a que les pase de todo). Si estuvieran dotados de armadura, o al menos de una cubierta coriácea, el diseñador no tendría ningún problema en incluir las bicicletas, los skate o los patines en medio de tan variada fauna. Porque, vamos a ver ¿no serían las sendas peatonales los lugares ideales para que circularan por ellas, por ejemplo, los ciclistas?

Ahora se trata de Zaragoza, cuya ordenanza de circulación de peatones 
 y ciclistas tiene ¡26 páginas y 56 artículos! (enlace al final)  El Heraldo

Pero claro, la ausencia de armadura a la que se añade (como hemos visto) su falta de responsabilidad hace que luego tengamos que pagarles entre todos la reparación de las partes corporales desportilladas. Es particularmente sangrante el caso de los niños, la mayor parte de los cuales van por ahí con el control remoto averiado dando bandazos de un lado a otro con el peligro que suponen. Debería ser obligatoria una ITV de niños cada seis meses ya que luego siempre nos echan la culpa a los que diseñamos carriles bici. Con esta tremenda carencia por parte del peatón (me refiero a la armadura o, por lo menos, una cubierta coriácea) será imposible que la Sanidad Pública levante cabeza y Rajoy (pobre) seguirá sin tiempo para gobernar y sólo se podrá dedicar a los recortes. Para evitarlo la única solución sería sacar a los ciclistas de las sendas peatones, aceras y demás lugares por los que se desplazaran con sus imperfecciones a cuestas.


Ciclistas / coches = peatones / ciclistas = peligro UrbanStar

Pero no creo que tenga solución. Porque si nos llevamos a los ciclistas de las sendas peatonales y no tenemos espacio material para proyectar un carril bici separado (cosa que sucede casi siempre excepto en mi barrio), el único sitio donde los podemos meter es en las calzadas mezclados con los automóviles. Y eso sí que no, porque los automóviles no sólo desportillan o descascarillan a los ciclistas sino que los rompen (a los peatones también, por supuesto), incluso a veces hasta tal punto que resulta imposible repararlos y se hace necesario llevarlos directamente al desguace.

El procesador del peatón es notoriamente insuficiente

Debido a ello tarda muchísimo en comprender lo que, para cualquier diseñador urbano, es obvio. Y al diseñar nuestras ciudades debemos tenerlo en cuenta. Ejemplos hay muchos. Ahora sólo voy a referirme a un par de ellos. El primero estético y, por tanto, casi anecdótico. Veamos. Si al menos el peatón estuviera dotado de un simple Atom z2420 (para qué hablar de un Haswell) podría procesar la información que le llega del exterior con la suficiente rapidez y seguridad como para tomar las decisiones más adecuadas. Pero como no cuenta ni tan siquiera con un 4004 comete errores graves que repercuten en el buen funcionamiento de la ciudad. Así, cuando hacemos el proyecto de un viario peatonal y llegamos a un cruce, la escuadra y el cartabón nos indican que debe ser en ángulo recto. Que, además, pitagóricamente, es la cima de la perfección formal.

Obsérvese como la belleza inherente al ángulo recto 
 es muy superior a la cutre estética del atajo

Sin embargo, como el peatón no es capaz de procesar la belleza inherente a dicho ángulo se va a lo simplón y ¡cruza por encima del césped que tanto trabajo cuesta mantener y lo deja hecho unos zorros! Por supuesto, en el caso de que no llueva y el terreno sea un lodazal ya que, entonces, no necesita tanta potencia de procesador al aumentar las condiciones de contorno y reducirse, por tanto, la incertidumbre. Todo para ahorrar unos metros que no llevan a ningún sitio. Si su capacidad de procesamiento le permitiera darse cuenta de la calidad estética inherente a la intersección proyectada con tanto mimo, no tendríamos nuestros parques y caminos llenos de atajos que afean el diseño y enturbian el mensaje estético. Pero, claro, los programas de belleza requieren enormes capacidades de cálculo que sobrepasan las limitadas capacidades del peatón.

Rotonda 1 a la izquierda, "¿pieza? alargada" central, rotonda 2 al fondo 
 Lo mejor es cortar por lo sano y atravesar todo por en medio

El otro ejemplo es más peligroso y lo podemos ver arriba. Una vez terminado el caminito peatonal que desemboca en una zona verde por fin nos encontramos frente al Mercadona. Ahora el anticuado procesador del peatón se encuentra ante un problema que ni tan siquiera podría resolver un Haswell. Efectivamente ¡una doble rotonda más terrible todavía que la Magic Roundabut de Swindon! (el enlace al artículo sobre Rotondas al final) ya que ambas aparecen enlazadas por algo alargado al que no he encontrado nombre. Digamos que la cosa aparece así a los ojos del peatón cuando termina la senda de peatones: una rotonda en primer plano, luego esa pieza alargada para la que no he conseguido encontrar un nombre adecuado e, inmediatamente la segunda rotonda que, en la foto de arriba se distingue al fondo.

Acortando entre la jungla de rotondas

Por otra parte tampoco cuenta con ninguna guía que simplifique la decisión: no se distinguen, aparentemente, pasos de cebra, ni de peatones, ni semáforos (y la mayor parte de las veces, ni coches) cercanos. Ante las evidentes limitaciones que le impiden encontrar la solución de cómo llegar a Mercadona y, dado que no está dispuesto a desandar el camino andado, retomar en el cruce de la izquierda, continuar por la acera que va paralela a la calzada de coches y entrar por el paso de peatones del acceso oeste, se ofusca y decide cortar por lo sano: “¡Me cago en las rotondas, los coches y la madre que los parió, yo me planto en el Mercadona ya!” Y, no corto ni perezoso, nuestro limitado peatón atraviesa la rotonda por el camino más recto, en medio de los coches, de los adornos florales y de cualquier objeto que se le cruce por delante.

Atravesando por el “descansillo” hacia el Mercadona 
 (ese edificio de verde que se distingue detrás de la palmera)

Eso sí, procura ir refugiándose en pequeños salvavidas o “descansillos” que, no se sabe muy bien cómo (sí que se sabe, puro pensamiento lógico), el diseñador urbano ha ido colocando previsoramente en forma de trozos de acera en partes estratégicas de la rotonda. Porque, vamos a ver ¿para que sirve ese trozo de acera que se ve en las fotos si no existe ni paso de peatones, ni semáforo, y el peatón no vuela? Probablemente no hubiera costado demasiado haber pintado unos cuantos pasos de cebra para que estos atajos fueran legales y el peatón cruzara seguro a pesar de que cada media hora o así algún coche tuviera que parar esperando el cruce. Pero, claro, es una cuestión de principios ¿cómo vamos a claudicar ante las deficiencias del peatón? ¿no es acaso culpa suya el no estar dotado de la capacidad de volar? ¿o el ser responsable y desplazarse unos cuantos metros para poder cruzar legalmente por el único paso de peatones  previsto en el complejo rotondil?

Una vez realizada la compra hay que hacer el camino de vuelta, 
 por supuesto atajando (notar la altísima circulación y el carrito de la compra)

A pesar de todo hay que reconocer que los proyectistas se anticiparon a los problemas que crea el mal diseño del peatón y como intuían sus deficiencias pensaron: “Vamos a facilitarle la ilegalidad ya que, si por encima ponemos una valla y se la tienen que saltar la situación puede descontrolarse”. Porque todavía un jovenzuelo lanzado a plena carrera está expuesto sólo unos segundos a los peligros de la circulación rodada y las vallas se las salta con bastante solvencia. Pero una supervieja que va a hacer la compra con su carrito y su bastón, en caso de que no existiera el citado “descansillo” en medio del atajo, tendría graves problemas y probablemente no llegaría a los cien (años, por supuesto) además de correr el riesgo de lesionarse la cadera al intentar saltar la citada valla.

El peatón no lleva aire acondicionado de serie

Soy consciente de que este accesorio encarecería el producto. Como mucho, el peatón se puede comparar a un botijo (algunos, ni eso). Es decir, se refrigera mediante el sistema evaporativo. Aunque, claro, el sistema evaporativo permite corregir leves desviaciones bioclimáticas pero, de ninguna manera, puede con la radiación producida a una latitud de 40ºN a las 13:17 (hora solar) de un 25 de julio, con el sol mirándole la calva al susodicho peatón desde unos 68 ó 69 grados de altura (es aproximado, no lo he calculado, me he limitado a mirar por encima la carta cilíndrica). Y claro, es culpa del peatón no haber previsto en su natalicio la necesidad de contar con aire acondicionado para soportar los rigores de un clima como el nuestro. Misteriosamente, al ajardinar las calles y los parques las sombras, que también están mal diseñadas (es culpa de ellas que no saben estar) a pesar de lo necesarias que son en verano, nunca caen sobre el espacio destinado a deambular sino sobre el césped, los carriles bici o las calzadas de los coches.

Tanto en el carril bici como en la senda peatonal sol de justicia
 Eso sí, el césped no parecedemasiadoperjudicado por tanto asoleo

Pero eso tampoco es culpa de los diseñadores de las vías, ni de los jardineros, ni de las sombras, ni de los contratistas, ni de los que colocan los bancos en las sendas (habría que inventar un nombre para ellos) ni, por supuesto, de los políticos que los pobres no tienen culpa de nada y sacrifican su vida en aras de nuestro bienestar. Es culpa de los peatones que están mal diseñados y van peripateando de aquí para allá sin el imprescindible aire acondicionado tan necesario en un clima como el nuestro.

Carril bici, perfecto para peatones sin aire acondicionado
 Si lo tuvieran de serie irían sin duda por su acera

Y, como además ya sabemos que son unos irresponsables, acaban por salirse de su soleado paseo y se meten en la estrechez  del sombreado carril bici que, tras no pocos trabajos, hemos conseguido introducir entre los diez carriles que lleva la calzada de coches en este tramo de la Avenida Juan Carlos I y el sendero peatonal. Os recuerdo que es esa vía por los que no pasan ni cien coches en una hora (también lo digo a ojo, no he visto los aforos). Claro que, en este caso le están haciendo un favor a los ciclistas. Ello es debido a que los árboles, que también presentan malfunciones evidentes sólo achacables a ellos mismos y que han sido colocados estratégicamente para dar sombra, a veces no crecen lo suficiente (se quedan algo bajitos) y si los peatones no lo evitaran, impidiendo con su presencia la circulación a toda velocidad por el citado carril, el ciclista podría toparse, inopinadamente, con las ramas estratégicamente colocadas de dichos árboles pudiendo llegar, en los casos más graves, hasta el ahorcamiento.

Rama estratégicamente situada a 1,10 del suelo

O, sencillamente, les evitan tener que tomar curvas tan espectaculares como la de abajo que implica un dominio bastante importante de la bicicleta, sobre todo cuando se adquiere velocidad inercial por desplazarse sin aparente esfuerzo por la cuesta descendente. Por tanto, a veces (sólo a veces) el mal funcionamiento del peatón y su irresponsabilidad pueden ayudar a salvar vidas de ciclistas por el sencillo procedimiento de ocupar sus espacios e impedir que adquieran elevadas velocidades.

Casi todo tiene prioridad sobre ciclistas y peatones,incluso las farolas

Pero los peatones no están mal diseñados sólo por estas minucias. En realidad nadie se explica todavía como no se han extinguido y persisten en llenar nuestras calles, plazas y parques con sus deficiencias. Porque la lista sería interminable. Hoy me he centrado sólo en algunas anomalías que me he encontrado en un corto recorrido por el barrio donde vivo (con algunas incursiones ilustrativas a otros lugares de nuestra geografía), que, además, se puede considerar privilegiado ya que hay espacio suficiente para que los diseñadores y proyectistas suplan las carencias evidentes de ese objeto mal diseñado llamado peatón. Pero la inmensa mayoría de nuestras áreas urbanas, menos privilegiadas, no permiten suplir estas deficiencias y, a pesar que los técnicos se rompen la cabeza pensando como hacerlo, los pobres no lo consiguen.

Si los peatones volaran, Granada  20minutos
También valdría que su capacidad de salto fuera olímpica

Así que nos encontramos con pasos peatonales que acaban en setos y que no serían ningún problema si estos seres andantes tuvieran la capacidad de volar. Con calzadas para automóviles de siete metros flanqueadas por dos cintas llamadas aceras de veinte centímetros cada una, cuyo diseño presupone peatones deambulando de lado como cualquier egipcio de la época clásica que se precie o bien reivindica el peatón menguante del que hemos hablado anteriormente. Carriles “mixtos” donde se mezclan todo tipo de entes vivos y no vivos con ciclistas, patinadores, skaters, y donde podéis incluso tener noticias de Gurb, lo que tampoco plantearía ningún problema si al diseñarlos se les hubiera provisto de una capa coriácea… Podría seguir páginas y páginas describiendo lo que, seguramente, la mayoría de vosotros os encontráis a diario en vuestro deambular.

Un semáforo pensado para todos

A veces, cuando el diseñador o el proyectista desciende a la dura realidad de lo cotidiano y trata con verdadero amor las limitaciones del peatón, es capaz de hacer las cosas bien. No perfectas, porque no hay nada perfecto en este mundo, pero con la dignidad suficiente. He puesto algunos ejemplos de la realidad que me rodea, pero tengo que decir que la mayoría de los pasos de peatones no terminan en setos o en muros. Que algunas veces la prioridad no es del coche. Que en algunos casos las aceras menguantes se sustituyen por pavimentos de convivencia con prioridad al peatón. Que a muchos ingenieros de tráfico y arquitectos no les importa gastar algo de pintura para que en las rotondas haya suficientes pasos de cebra y los entes andantes no tengan que atravesarlas atajando entre los coches. Que algunos técnicos de parques y jardines colocan adecuadamente los árboles de hoja caduca para que den sombra en el verano a los senderos peatonales y a los bancos. Que a veces nos encontramos con cruces como el de arriba que le reconcilian a uno con la vida. Pero creo que por hoy es suficiente. Otro día analizaré las evidentes deficiencias de los viejos y los superviejos que, cada vez en mayor número, se empeñan en fastidiar a los que nos dedicamos al noble oficio de proyectar ciudades. Si, es cierto, también los niños ponen su granito de arena, para que nos vamos a engañar, de forma que no habrá más remedio que dedicarles también otro artículo.


Notas

Nota 1. Este artículo está destinado especialmente a mis alumnos de urbanismo. Aunque la exposición haya sido desenfadada para que pueda ser leída también por los no especialistas, se trata de un tema muy serio. Probablemente si todos los implicados en la construcción de nuestras ciudades intentaran hacer bien las cosas podrían evitarse muchos problemas, no sólo relacionados con el confort del ciudadano sino también con su salud e, incluso, con su supervivencia. La diferencia entre hacer bien o mal, por ejemplo, la sección de una calle, generalmente no significa un sobrecoste económico (sino todo lo contrario), y en algunos casos podrá evitar que, y no precisamente por las deficiencias inherentes al peatón, alguien muera o se quede parapléjico. Las prioridades deberían ser inversas a la capacidad de hacer daño: primero el peatón y luego el ciclista. Ya a mayor distancia el motorista y, por último, muy lejos, todos los demás.

Nota 2. Zaragoza tiene una ordenanza modélica para la “Circulación de peatones y ciclistas”. Probablemente su único problema sea que, sabiendo que entre las imperfecciones del peatón está (además de las anteriormente mencionadas) su escaso amor por la legislación, nunca se leerá los 56 artículos, la disposición adicional y la final, aparte del anexo de definiciones, de que consta. En total veintiséis páginas de lectura muy recomendable (no lo digo con ironía) para todos los que se dedican a estos temas. Por cierto, en el citado anexo se incluye una curiosa definición de peatón que no me resisto a transcribir: “Persona que, sin ser conductor, transita por las vías o terrenos a que se refiere esta Ordenanza. Son también peatones quienes empujan o arrastran un coche de niño o una silla de ruedas, o cualquier otro vehículo sin motor de pequeñas dimensiones, los que conducen a pie un ciclo o ciclomotor de dos ruedas y las personas que circulan al paso en una silla de ruedas con o sin motor”. La ordenanza se puede bajar en pdf de este enlace.

Nota 3. Considero interesante suplementar la lectura de este artículo con el que escribí en febrero de 2010 titulado “Rotondas”, también basado en ejemplos concretos del sitio donde vivo (bueno, con algunas referencias exteriores) donde se analizan las tribulaciones de los conductores y viandantes que se enfrentan a esos elementos preclaros del paisajismo urbano. Algunas de las más divertidas ya no las podréis encontrar más que en las imágenes que ilustran el artículo o en las referencias de los comentarios porque “misteriosa” (y afortunadamente) han desaparecido.También puede ser interesante leer“La ciudad paseable” donde comentaba, ese mes, el libro de Pozueta, Lamíquiz y Porto. Otro artículo complementario es el que dediqué en octubre también de ese mismo año a "Madrid Río" con el título de “Madrid y el Manzanares”una de cuyas fotos utilicé en el de hoy y que ha tenido, lo mismo que el dedicado a las rotondas, una cierta repercusión mediática tanto en prensa como en televisión.

Nota 4. Todas las fotos sin referencia ni localización geográfica son del barrio donde vivo, el Sector-3 de Getafe en Madrid. Excepto la de Google (Street View) son mías, de ahi sus defectos. En todas las demás aparecen los sitios de procedencia en los pies de foto.

Estándares y densidad subjetiva

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Los lectores más o menos asiduos de este blog ya saben que entre mis prioridades está la de analizar los caminos por los que, previsiblemente, discurrirá el urbanismo en este siglo del que ya llevamos más de una década. Una de las direcciones más claras es la recuperación del ámbito local, sepultado bajo el impulso de un pensamiento único que se traduce, entre otras cosas, en economía global, ética del entretenimiento, formas y arquitectura genéricas, sociedad del espectáculo y despersonalización. Para evitarlo es necesario contraatacar trabajando con referencias territoriales, identidad, relación con el clima, cultura tradicional, formas y materiales autóctonos y, sobre todo, participación e implicación real del ciudadano. Pero esto sólo será posible si el urbanista del siglo XXI atiende a la vida real de los usuarios de la ciudad, a la vida de todos los días. Y ello, por supuesto, sin dejar la visión compresiva y global del hecho urbano y las aproximaciones más analíticas y abstractas a su funcionamiento.

El pensamiento único vuelve todo uniforme y monótono 
 Arquitectura genérica para una ciudad sin territorio  misterbull

Como esta segunda visión es más conocida, me gustaría dedicar el artículo de hoy al análisis de la primera. Además, dada la situación crítica por la que está pasando la economía (resultado de otra ambiental de carácter planetario) se impone más la acupuntura que la cirugía, no sólo por la falta de recursos para grandes operaciones, sino también por desconocer el rumbo que puede tomar la nave. En momentos inciertos la única regla debería ser la de no hacer nada irreversible. Intentaré explicar en los párrafos que siguen la necesidad de un enfoque complementario al análisis abstracto de la ciudad. Enfoque relacionado con las vivencias directas del ciudadano. Tradicionalmente los urbanistas, y sobre todo los planificadores, estamos acostumbrados a trabajar con números y conceptos teóricos tales como densidades, coeficientes de reparto, aprovechamientos, aforos de calles o edificabilidades. Sin embargo, raramente nos preguntamos sobre su significado (aparte del económico, por supuesto).

El plan de urbanismo como abstracción urbana aytomalaga

Para explicar como la introducción de lo cotidiano nos puede ayudar a mejorar esta visión de la ciudad, voy a elegir uno de los temas clave desde el punto de vista de la planificación tradicional: la densidad. Durante un tiempo (hasta que lo dejé por imposible) me dediqué a intentar averiguar de dónde procedían algunas de las cifras mágicas sobre densidades que manejamos los profesionales. Por ejemplo, en España la cifra sacrosanta eran las 75 viviendas por hectárea. Realmente nadie sabe o, por lo menos, yo no he conseguido averiguarlo, de qué estudios sociales, económicos o sanitarios, procede este número aparentemente arbitrario. Probablemente se hayan tenido en cuenta “muchas cosas” (es un decir). De lo que estoy seguro es de que la probabilidad de que alguien le haya preguntado a la gente por sus preferencias es muy escasa. Es decir, me temo que nadie se ha preocupado de averiguar si se trata de una densidad adecuada para producir una vida urbana plena y confortable para el ciudadano.

Hampstead Garden Suburb  elblogdefarina

Hay urbanistas que reconocen sin ningún recato lo escasamente fundado de la elección de un número concreto. Por ejemplo, una de las cifras de densidad más famosas en la historia del urbanismo es la que propusieron Unwin y Parker para la Ciudad Jardín: las doce casas por acre (más o menos, las treinta viviendas por hectárea). En un artículo titulado "The Life and Word of Sir Raymond Unwin", publicado en el número del julio-agosto de 1940 en la revista Town Planning Journal, el propio Parker nos cuenta lo siguiente: "No había nada mágico ni sacrosanto en el número doce. Simplemente es que comprobamos, por un largo proceso de estudios, que inevitablemente existe una devaluación de cada parcela donde hay más de doce casas por acre, esto provoca que el coste de las carreteras sea más alto que el ahorro, en el precio del terreno, excepto donde el terreno es extraordinariamente caro”. Es decir, tan sólo tuvieron en consideración el coste de las carreteras en relación al del terreno.

Las doce casas por acre  elblogdefarina

Lo de las densidades es una cuestión bastante divertida. Veamos, el art. 75 de la antigua Ley del Suelo española de 1976 decía que “en los Planes Parciales se deberá fijar una densidad que no podrá ser superior a 75 viviendas por hectárea”. Sin embargo, cada Comunidad Autónoma, y de forma directa o indirecta, ha ido fijando sus propios límites de densidad, casi todos muy distintos. Desde las 230 viviendas por hectárea de la legislación vasca (incluso más si se tercia) hasta las 30 de todos los municipios de Menorca menos Mahón y Ciudadela, nos podemos encontrar con una auténtica dispersión de densidades máximas. Respecto a las mínimas, creo que sólo cuatro Comunidades las tienen establecidas: Cataluña, País Vasco, Castilla y León (que fue la primera) y Baleares. Aquí el abanico se cierra más: desde las 50 en áreas residenciales estratégicas de Cataluña hasta las 10 para núcleos de población menores de 20.000 habitantes (y en determinadas condiciones) para Castilla y León. Probablemente todos estos números estén sólidamente fundamentados pero me gustaría saber, en realidad, como se llegó a determinarlos con tanta precisión. 

¿Suficientemente compacta para ser sostenible?  travelmanly

Incluso desde el punto de vista de la sostenibilidad, casi todos los que nos movemos en este campo no dejamos de repetir como un mantra aquello de “la ciudad compacta frente a la ciudad dispersa”, y reivindicamos la necesidad de las altas densidades para conseguir una vida urbana esplendorosa y una economía social, monetaria y ecológicamente viable. Pero ¿qué es eso de “las altas densidades”? ¿tal vez 50 viviendas por hectárea? ¿ó 75? ¿ó 250? Sin entrar ya en problemas técnicos de cómo medir estas densidades que darían para varios artículos, hoy sólo quiero centrarme en cómo la densidad “percibida” es, a veces, muy distinta a la densidad “calculada” (también podríamos hablar de densidad “objetiva” pero ¿qué es eso?). Resulta que, aunque pueda parecer increíble para aquellos que sólo trabajan con números y no descienden a la realidad cotidiana, existe una cosa que podríamos llamar “densidad subjetiva” que es la que influye verdaderamente sobre la vida de los ciudadanos y que no suele guardar una relación directa con los números que hacemos sobre el papel.

Portada del trabajo del Atelier Parisiene d’Urbanisme

Aunque la cultura anglosajona parece que nos domina en todos los campos a mi me gusta, por aquello de lo alternativo, mirar también otras cosas diferentes. Y, a veces, miro hacia Francia o hacia Italia, aparentemente tan fuera de onda. Hace unos años, leyendo lo que hacía el Atelier Parisiene d’Urbanisme, encontré un trabajo realmente notable titulado “Densités vécues et formes urbaines. Étude de quatre quartiers parisiens” (al final del artículo podéis encontrar un enlace para bajar el pdf). Como casi todos mis alumnos son ahora anglófonos y no francófonos traduciré el título a mi manera: “Densidades vividas (en el sentido de vitales, reales o percibidas) y formas urbanas. Estudio de cuatro barrios de París”. El primer capítulo es ya toda una declaración de intenciones: “la densidad no se limita a un número”. Y su punto tercero va directo al corazón de lo que intento explicar porque se llama sin eufemismos de ningún tipo: “la densidad subjetiva”.

Estructura de la población activa de uno de los barrios 
 Señalar en la imagen para verla más grande

El estudio, publicado en el año 2003, se hizo mediante una serie de encuestas a residentes en cuatro barrios de París. La metodología está basada en un trabajo anterior, de 1999, de Bordas-Astudillo titulado “Densité perçue et forme architecturale” (Densidad percibida y forma arquitectónica) y otros posteriores parecidos. Se encuestaron a más de doscientas personas y los resultados fueron bastante interesantes por varias razones, pero sólo voy a referirme a las densidades. Dice el informe: “Así, el barrio de Rochechouart, el más denso de los cuatro (densidad neta 4,51) destaca como el de mejor densidad vivida. Por el contrario, en el distrito Falguire, el menos denso de los cuatro junto al de Juana de Arco, es donde sus habitantes estiman de forma mayoritaria que hay demasiados edificios. La idea de la influencia de la forma urbana en la percepción de la densidad parece encontrar aquí bastantes argumentos. Además, la percepción de la densidad parece estar relacionada con el tamaño del edificio, bien sea por su altura o por la cantidad de pisos que tenga”.

Paisaje y tejido urbano de uno de los barrios 
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Y luego, más adelante: “Las diferencias de percepción de la densidad se relacionan sin duda con las diferencias de sociabilidad y animación de los barrios. La riqueza de comercios de proximidad en los barrios de Rochechouart y La Roquette contribuye a desarrollar intercambios entre sus habitantes, y a producir un sentimiento de vida de barrio que parece faltar en los barrios más recientes, particularmente en Falguière (…) Las fuertes densidades parece que se toleran bien cuando se acompañan de una diversidad de población y de actividades susceptibles de crear una verdadera animación. La oferta de servicios y equipamientos de proximidad parece insuficiente en Falguière para suscitar un sentimiento 'positivo' de densidad”. Deberíamos tener claro, por tanto, que la misma densidad no se percibe de la misma manera cuando se acompaña de otras “cosas” aparentemente irrelevantes como una arquitectura determinada o una vida de barrio rica y diversa. Ya lo había anticipado en otro artículo del blog “Planificar ciudades saludables”, al estudiar el informe de la CABE titulado “Better Neighbourhoods: Making higher densities work”. Por tanto, no es sólo algo típicamente francés y que se refiera exclusivamente a los grandes conjuntos.

Cartografía de la vida urbana, heredera de Gastón Bardett 
 Señalar en la imagen para vela más grande

Precisamente la diversidad (uno de los atributos de la complejidad tan querida por toda la literatura que habla de sostenibilidad) aparece como una de las variables de más importancia a la hora de entender esta densidad percibida, vivida o real. Eso es lo que explica que en barrios sin diversidad alguna, como Falguière, los intentos de arreglar las cosas mediante una buena oferta de servicios y equipamientos de proximidad sirvan de poco. Es, por tanto, complicado pasar de la densidad objetiva a una densidad cualitativa que depende del entorno construido y vivido. Pero el urbanista no debe atender “sólo” a la densidad convertida en número, la importante es la que vive el ciudadano. Y para entenderla, probablemente sea necesario que, por un momento, deje el tablero de dibujo, los planos e, incluso las consideraciones económicas, y baje a la ciudad que está creando pero que otros están viviendo. La vivencia real del sitio, del espacio urbano, es lo que dará valor a los planos, a las fotos aéreas o a las consideraciones económicas. Es la que hará posible que el proyectista o al planificador urbano entienda qué está, realmente, posibilitando o impidiendole hacer al ciudadano.

Densidad subjetiva y ritos sociales,peatones en Tokio Mark Henley/Panos

Pero es que, además, para poder hacer esto el proyectista debería estar inserto en la cultura en la que trabaja. Esos grandes estudios “universales” que tienen encargos de Jordania, Suecia, Australia, Japón o España deberían ser objeto de ejecución sumaria.  Podemos leer en este mismo informe para seguir con el tema de la densidad: “Los procesos de percepción y evaluación de la densidad de un espacio también dependen de nuestros referentes socio-culturales, nuestra relación con el espacio en la infancia y, en general, de la relación entre sociedad y medio construido. La cultura japonesa parece estar cómoda con densidades humanas y construidas muy altas gracias, en parte, a unas relaciones sociales muy estructuradas, ritualizadas y jerarquizadas. El mismo uso del espacio de vivienda es muy flexible ya que, frecuentemente, está muy limitado por su superficie; la mitad de los alojamientos tienen una superficie inferior a los 57 m2 (Homma, 1990). Puertas corredizas y tabiques móviles permiten un uso múltiple de la misma habitación cuya función puede cambiar de salón a comedor o a dormitorio”. Me parecen auténticas barbaridades algunos intentos de establecer criterios universales tales como “recomendaciones urbanísticas mundiales de densidad” (aunque pueda parecer increíble existen artículos científicos al respecto).

Urbanismo para una ciudad deseableWWFFrance

Esta es la dirección del urbanismo que entendemos debe complementar los temas puramente técnicos: un urbanismo para la vida cotidiana. No es ningún invento mío, por supuesto. Aunque me quede un artículo muy francófono (no es que me disguste) voy a mencionar otro informe, más de divulgación, esta vez de WWF France, titulado “Urbanisme pour une ville désirable” (Urbanismo para una ciudad deseable). Es más reciente que el informe anterior, de octubre de 2010 y empieza con una cita de Ivan Illich que estoy pensando si colocar al lado de la de Borges como lema de este blog: “para poder amar ‘su territorio’, será necesario que sea habitable antes que circulable”. El informe se compone de dos partes y me centraré ahora en la segunda titulada: “Proponer un urbanismo de proximidad que sea deseable, una solución a la extensión urbana” y, en concreto el apartado, “Vivir lo cotidiano”. Bueno, diréis, por fin ha conseguido llegar a donde quería: lo cotidiano. Efectivamente, he llegado.

Proponer un urbanismo de proximidad  WWF France

Porque este informe nos ofrece otra cara más de las densidades. Las que necesitamos para hacer posible una vida de proximidad que es, básicamente, lo que entiende el informe por vida cotidiana. El razonamiento es el siguiente: “El barrio de cortas distancias facilita las actividades indispensables de la vida diaria y hace del automóvil, polucionante, costoso y devorador de tiempo, un recurso inútil para la mayor parte de los desplazamientos”. Y, más adelante: “Las distancias cortas, necesarias para asegurar al conjunto de los habitantes el acceso a los servicios diarios a un máximo de 10 minutos a pie o en bici, es decir 500 a 800 metros a pie o 2 kms en bici: la escuela, el médico, alimentación, zonas verdes, peluquería, correos, café (…) Esto no es posible más que en un barrio suficientemente poblado: por ejemplo, una panadería necesita para poder funcionar, entre 2 o 3 mil personas en un radio de 10 minutos a pie, es decir una densidad de 25 habitantes por hectárea (…) un supermercado de dimensión media necesita de 8 a 10 mil personas, es decir una densidad entre 70 y 90 habitantes por hectárea”. Por supuesto, estos números resultan de una situación concreta y específica con una economía determinada.

Se necesitan densidades mínimas para servicios y equipamientos eldisfruton

Estas formas distintas de acercarse al tema de la densidad se complementan entre si y son todas necesarias a la hora de diseñar o planificar ciudades y barrios. El hacer posible un urbanismo de proximidad, con los habitantes suficientes para conseguir servicios y equipamientos cercanos viables, habría que compatibilizarlo con el bienestar y la salud mental de sus habitantes. Parece lo más racional tender a la mayor compacidad posible, ya que se abaratarían los costes y se acercarían los servicios y equipamientos al ciudadano. Pero la aproximación a la vida real, vivida, de la ciudad y del barrio nos dicen que esto tiene límites: por ejemplo, la densidad percibida como excesiva porque, probablemente, esto no sólo traería disfunciones evidentes sino problemas sociales y psicológicos para sus habitantes. Recomiendo que leáis el artículo del blog titulado “El sprawl es bello” donde se explica el experimento de John Calhoun con ratones (almas sensibles abstenerse) y las propuestas de Stokools. El problema, como ya hemos visto, es que no existe ningún número mágico y universal que nos ayude a fijar en todas las situaciones y sociedades esta densidad máxima admisible.

Componente cultural de la densidad subjetiva nevets

Pero, como hemos visto, resulta que la densidad percibida depende de muchos factores tales como la forma arquitectónica de los edificios, su altura, el estado de conservación, la existencia o no de elementos de naturaleza o, incluso, la contaminación visual del área o su animación. Ante tal cúmulo de “variables descontroladas” el planificador tiende a borrar de su mente todo aquello que no puede traducir en un número. Y surgen los estándares como solución a la que nos asimos en nuestra desesperación. Soy consciente de que estoy proponiendo la pulverización de los estándares urbanísticos. Por lo menos de los estándares universales impuestos por ley en lo que se refiere a densidades. Pero es que la planificación urbana no es sólo ingeniería. En esta cuestión los arquitectos me entienden perfectamente, porque al proyecto de una vivienda le pasa lo mismo. Claro que hay números, la estructura hay que dimensionarla para que aquello no se caiga, lo cables tienen que soportar la energía que pasa por ellos, tiene que haber luz natural suficiente. Pero cualquier arquitecto sabe que todo esto, con ser imprescindible, no es lo importante. Lo importante es que el usuario realmente la disfrute y que su diseño contribuya a que viva feliz en ella. Que verdaderamente sea una vivienda y no una morienda.

Arquitectura y densidad subjetiva  lafautealecorbusier

Parece, por tanto, que es necesario a la hora de analizar y proyectar una ciudad (un barrio, una urbanización, una calle, una plaza, un parque) considerar la vida cotidiana de las personas que van a vivir en ella. Pero, de la misma forma, también seremos incapaces de conocer el auténtico ser de algunos tópicos y temas críticos si sólo nos guiamos por lo que piensa el ciudadano. Pondré un ejemplo. Probablemente a la mayoría nos parezca normal que bastantes estudios establezcan una relación probada entre residir en un adosado de la periferia de baja densidad y expectativas de vida. Pensaremos que si el aire puro, el verde, el ejercicio, los pajaritos, el murmullo de los arroyuelos... en definitiva, que la familia feliz de los difusos, habitantes de esta periferia que describía en el artículo "Convirtiendo el paisaje urbano en un tuit", estaban más sanos y robustos que los enclenques habitantes del centro histórico. Lo que seguramente sorprenda es saber que aumenta el porcentaje de muertes al disminuir la densidad. Ahora no es el tema, pero aquellos interesados (para abrir boca) pueden empezar por este artículo de 2004 de Sturm y Cohen titulado “Suburban sprawl and physical and mental health” cuyo enlace se encuentra al final del artículo.

Aunque sorprenda, en el sprawl se muere fineartamerica

La ciudad es una de las creaciones más complejas de la humanidad y sería bastante estúpido pensar que se puede reducir a tres o cuatro esquemas simples y a un par de números mágicos. Esto hace que sea necesario recurrir a todas las herramientas que estén en nuestras manos para equivocarnos lo menos posible. Durante años hemos estado centrados en los dígitos, en la economía. Es hora de mirar también en otras direcciones. Por supuesto sin abandonar lo que ya sabemos pero, probablemente, haciendo énfasis en temas críticos distintos. El nuevo tiempo es centrípeto, reconcentrado, local. Y el urbanista debe volver la mirada al ciudadano, tratando de analizar sus relaciones con un medio ya construido en el que se detectan múltiples problemas y disfunciones que debería ayudar a resolver. En cualquier caso, y dado que no siempre el análisis abstracto de las situaciones de planeamiento y proyecto es suficiente, parece que resulta necesario, también en urbanismo, el “trabajo a pie de obra” observando y analizando la realidad que vive el ciudadano, en lugar de dar siempre por buenos estándares y números sacrosantos en muchos casos, por desgracia, impuestos por ley.

1963, Jane Jacobs en Washington Square Park McDarrah en Ciudad Viva

Terminaré  con la misma cita que el informe sobre los cuatro barrios de París con el que comencé el artículo. El párrafo, relativo a la densidad, es de Jane Jacobs (no podía ser de otra manera) y dice: “Se puede describir perfectamente como un bien absoluto el hecho de reunir a la gente en una ciudad razonablemente densa, si se piensa que esas personas deben ser bien recibidas porque aportan una gran vitalidad y porque, en un espacio limitado, son un tesoro de diferencias y posibilidades; muchas de estas diferencias son extraordinarias e inesperadas, lo que les da valor. Si se acepta este punto de vista, no sólo debemos tener en cuenta la presencia de esta concentración de población como un problema puramente material. Deberíamos considerar esta presencia como una bendición y alegrarnos por ello. Es necesario redensificar donde sea necesario para reforzar la vida urbana, y luego conseguir calles animadas promocionando y fomentando la máxima diversidad tanto en la economía como en el escenario urbano”. Palabras premonitorias y contundentes de alguien que pasó toda su vida mirando hacia la ciudad real, la ciudad de la vida cotidiana, y que, por tanto, sabía perfectamente de lo que hablaba.


  • Nota 1. El Atelier Parisiene d’Urbanisme tiene una página web fantástica donde podéis obtener de forma gratuita muchos trabajos de investigación, ensayos y artículos sobre temas urbanísticos. La página se puede leer también en inglés pero, lógicamente, no así las publicaciones. 
  • Nota 2. El trabajo titulado “Densités vécues et formes urbaines. Étude de quatre quartiers parisiens” que me ha servido de base para organizar el artículo se puede obtener en el Atelier Parisiene d’Urbanisme, pero en este enlace podéis bajar directamente el pdf. 
  • Nota 3. El informe “Urbanisme pour une ville désirable” de la WWF France se puede obtener en este enlace. Por supuesto está en francés. 
  • Nota 4. El informe de la CABE de Londres titulado “Better Neighbourhoods: Making higher densities work” lo podéis encontrar en el artículo del blog titulado "Planificar ciudades saludables". También os recuerdo el artículo del blog “El sprawl es bello” para que veáis hasta donde pueden llegar los ratones con espacio limitado y comida ilimitada, según el experimento de Calhoun. 
  • Nota 5. Aquellos interesados en el tema de la salud y el sprawl deberían empezar por leer el artículo de Sturm y Cohen titulado “Suburban sprawl and physical and mental health” y publicado en 2004. El problema es que, sin pagar, sólo se puede acceder al abstract. Pero en el Alberta Healt Services de abril de 2009 hay un artículo sobre el tema con datos y referencias. En cualquier caso siempre podremos acudir al Ontario College of Family Physicians que es una buena referencia, y que cuenta con abundante información al respecto. En concreto, al final de la página que enlazo aquí podéis bajaros el “Report on Public Health and Urban Sprawl in Ontario” con una revisión de la literatura hasta el 2005 y cuatro trabajos sobre las relaciones entre “Urban Sprawl” y salud.

    Antiguos y nuevos mercados

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    En este urbanismo para la vida cotidiana del que vengo hablando en el blog ya hace tiempo, el comercio representa una parte muy importante. En la ciudad, la función comercial, de intercambio, forma parte de sus mismas entrañas. Y, además, desde siempre. Sin embargo, es algo poco tratado. Hoy me gustaría traer aquí y comentar el trabajo de curso de un alumno del máster universitario en Planeamiento Urbano y Territorial de mi departamento. La asignatura que imparto se llama “La protección del Patrimonio Urbano y Natural” y el alumno Alejandro Rodríguez Sebastián. Como en casos anteriores, he tenido que adaptar un trabajo académico de investigación a las posibilidades del blog y el resultado, a veces, no es perfecto. Alejandro trata de demostrar que, aunque sigan llamándose mercados, en realidad estos nuevos mercados tienen poco que ver con los tradicionales.

    Mercado de abastos de Santiago de Compostela, interior
    De 1941, heredero del derribado mercado de la Ciudad  sabordefamilia

    Y es que el mercado tradicional, el mercado de abastos era, básicamente, comercio de proximidad ya que en él se vendían, al principio, productos perecederos. Luego la oferta se fue ampliando y se empezaron a comercializar productos no perecederos pero de frecuente consumo. Por ejemplo, en la mayor parte de mercados de este tipo seguro que había una mercería, o un puesto de periódicos. De forma que se suponía que se “iba a hacer la compra” diariamente o casi a diario. Por tanto, los mercados “de toda la vida” estaban relacionados con barrios concretos. Si nos centramos en el caso específico de Madrid, por ejemplo, nadie que residiera en Legazpi (y estuviera en su sano juicio) iba a realizar la compra diaria al mercado de Canillas. Eso no está tan claro que suceda si los especializamos. Un mercado especializado requiere un ámbito mucho mayor. Es decir, más clientes potenciales para subsistir. Y ello a pesar de que introduzca en su conglomerado de servicios otros elementos tales como bares, cafeterías o restaurantes.

    Mercado de abastos de Santiago de Compostela, exterior
    Algunos mercados tradicionales alojaban puestos informales  santiagoturismo

    Bien, veamos el trabajo de Alejandro. Como siempre no voy a poner ni comillas ni color distinto aunque que la mayor parte de los párrafos siguientes están extraídos directamente del original y, en algunos casos, ligeramente modificados.

    Los nuevos mercados municipales de Madrid
    Autor:Alejandro Rodríguez Sebastíán

    Entre las razones que me han inducido a realizar este trabajo hay algunas nostálgicas: mi proyecto fin de carrera fue un mercado. Pero otras, más recientes, tienen que ver con mis vivencias directas como, por ejemplo, el proceso de gentrificación del llamado 'TriBall' (“triángulo” de la calle Ballesta), delimitado por la Gran Vía, la Corredera Baja de San Pablo y la calle Valverde en Madrid y que me afectó directamente. Sin embargo, el verdadero momento en el que me decidí a realizar esta investigación tuvo lugar una noche paseando por Madrid con amigos, parados frente a los ventanales del mercado de San Miguel, observando a la gente que en su interior degustaba excelentes vinos y consumía tapas diseñadas con el gusto más exquisito. Fue entonces cuando llegamos a una concisa pero profunda conclusión: “esto ya no es un mercado”.

    La entrada del mercado de Guzmán el Bueno
    No parece demasiado glamurosa  nosolometro

    Los casos de estudio fueron cuatro: el mercado de Guzmán el Bueno, el de los Mostenses, el de San Antón y el de San Miguel. El mercado de Guzmán el Bueno, uno de los mercados más populares de todo Chamberí, fue fruto de una total rehabilitación en el año 2005, incluyendo un supermercado de mediana superficie en su planta baja y desplazando los puestos tradicionales que aún quedaban abiertos a la primera planta. Tras una jornada de paseo por los mercados de abastos de Madrid organizada a principios de octubre por Arquitectos Sin Fronteras, se consiguió establecer un contacto con el presidente de la Asociación de Comerciantes de este mercado, quien ofreció de manera desinteresada mucha información sobre la situación de los mercados madrileños, por lo que la inclusión de este ejemplo en el estudio como “mercado tradicional” era algo prácticamente obligado.

    El actual mercado de los Mostenses, de 1946,
    sustituye al construido a finales del siglo XIX  wikipedia

    El mercado de los Mostenses es uno de los más antiguos mercados de abastos de Madrid, construido a finales del siglo XIX y derribado con motivo de las obras de la Gran Vía en los años 20 del siglo pasado. El edificio actual data de 1946, y desde entonces ha sido uno de los principales puntos de abastecimiento de productos frescos para toda la zona Centro. Se ha elegido este mercado como ejemplo de comercio presuntamente tradicional por diversas razones. Una de ellas es la peculiar especialización que ha sufrido en los últimos años en productos latinoamericanos y asiáticos, destinados a una población inmigrante muy presente en el barrio, generalmente con un poder adquisitivo menor que la media. Otra de ellas es mi personal conocimiento de este mercado y de los productos que en él se ofrecen, aparte de haber sido el objeto de mi proyecto fin de carrera.

    El mercado de San Antón, otro de los estudiados
    “Un nuevo concepto de mercado”  directoalpaladar

    El mercado de San Antón se construyó un año antes que el de los Mostenses, en 1945. También tuvo su precursor decimonónico, siendo un tradicional punto de referencia en el comercio madrileño de la época. Durante la segunda mitad del siglo XX el edificio funcionó activamente como mercado de barrio, pero a comienzos de este siglo la mayoría de los puestos del mismo estaban cerrados, por lo que se decidió derribar el edificio completo para crear lo que tanto la Administración como la actual Asociación de Comerciantes denominan como “un nuevo concepto de mercado”. La existencia en el nuevo edificio de un supermercado de mediana superficie del grupo “Supercor” y de dos plantas completas (segunda planta y terraza) dedicadas a restauración de tipo ‘delicatessen’ lo convierten en un buen ejemplo de “mercado presuntamente ‘gourmet’”.

    El mercado de San Miguel, privado y directo al paladar
     Conserva su maravillosa estructura de hierro  loultimodeloultimo

    Por último, el mercado de San Miguel, que cuenta con una de las estructuras de hierro forjado más antiguas de todo Madrid, lleva funcionando como mercado de abastos desde 1916. A pesar de ser objeto de una rehabilitación con fondos públicos en 1999, cuatro años después el Ayuntamiento decidió venderlo, encontrándose hoy en manos de una empresa privada. Símbolo de los mercados ‘gourmet’ en todo el país, el mercado de San Miguel debía estar presente en este trabajo, a pesar de no encontrarse en la misma situación de propiedad que el resto de mercados estudiados.

    El mercado de San Miguel en 1910
     ¿Rehabilitación adecuada?  viajesamadrid

    También fue importante el repaso a la legislación vigente relacionada con el tema. Estudié tres documentos: el Plan de Innovación y Transformación de los Mercados de Madrid (2003-2011), el Plan Estratégico de Modernización de los Mercados de Madrid (2012-2015) y la nueva Ordenanza de Mercados Municipales ANM 2010/62. También analicé por encima el Plan General de Ordenación Urbana de Madrid de 1997, en cuyo Título 7 de sus Normas Urbanísticas se tratan temas relacionados con el comercio en el ámbito del municipio. Sin embargo, al estar recogidos la mayor parte de los aspectos tratados en este texto en la propia Ordenanza de Mercados Municipales no fue necesario un estudio más a fondo.

    ¿Mercado? de San Miguel, organización y distribución
    Los ¿puestos? no son todos de venta al público  teveoenmadrid

    Otro apartado interesante fue el análisis de la organización y distribución interna de cada uno. Es decir, el número de puestos dedicados a cada área (frutería/verdulería, carnicería, pescadería, etc.), el tipo de servicios acompañaban al mercado (supermercados de mediana superficie, restaurantes, aparcamientos subterráneos, etc.), la existencia o no de puestos destinados a la venta de productos ‘gourmet’… Toda esta información se recogió en fichas en las que se destacaban los puestos dedicados exclusivamente a la venta de productos ‘gourmet’, así como aquellos dedicados a la venta de productos internacionales no ‘gourmet’. Además se incluyó una lista comparativa de precios.

    Terraza superior del ¿mercado? de San Antón
    “Un nuevo concepto de mercado”  mujerhoy

    El Plan de Innovación y Transformación de los Mercados se planteó como una oportunidad para los mercados de adaptarse a la situación actual del comercio madrileño, en el que las grandes superficies son el poder dominante. Los mercados de Madrid deberían presentarse como una alternativa “original y diferenciada del resto, pero manteniendo su esencia (…) por su entorno de cercanía y familiaridad”. Para el mercado de Guzmán el Bueno supuso una subvención municipal de unos 525.000 € y una inversión subvencionable de casi 1,8 millones de euros, sobre el coste total de 5,2 millones de euros. Las actuaciones fueron bastante importantes: rehabilitación integral del edificio; refuerzo de la estructura; renovación de todas las instalaciones; reubicación y remodelación integral de locales; supresión de barreras arquitectónicas y reestructuración comercial con implantación de nueva actividad (supermercado “Ahorramás”). En el mercado de los Mostenses no hubo subvención y la totalidad de la inversión, unos 800.000 €, corrió a cargo de la Cooperativa de Comerciantes.

    Alberto Ruíz Gallardón y otros políticos en la visita a las
    obras de mejora del mercado de Guzmán el Bueno  ¡madrid!

    El mercado de San Antón fue el más beneficiado por este Plan. De la inversión total de 20,5 millones de euros, casi 14,8 fueron de inversión subvencionable y, además, el Ayuntamiento les dio una subvención de casi 4,5 millones de euros. Entre las actuaciones realizadas, también muy importantes, se pueden destacar las siguientes: demolición del antiguo mercado y construcción del nuevo; supresión de barreras arquitectónicas; reestructuración comercial con implantación de nuevas actividades (zonas de degustación, supermercado “Supercor” y restaurante con terraza) e incorporación de un aparcamiento. Respecto al mercado de San Miguel, al privatizarse su titularidad completamente en el año 2003, no contó con ninguna inversión municipal en el marco de este Plan, aunque las reestructuraciones que en él se realizaron para transformarlo en lo que es hoy en día coincidieron en el tiempo con las de los mercados municipales. El Plan Estratégico de Modernización de los Mercados se entiende como una continuación del plan anterior y, básicamente, se limita a actuar sobre aquellos mercados que no fueron rehabilitados o modernizados en el periodo previo.

    Mercado de San Antón en obras, 2010
    Visita de las autoridades municipales  espormadrid

    La Ordenanza de Mercados Municipales ANM 2010/62 se presenta como el instrumento jurídico encargado de regular todas las actuaciones llevadas a cabo desde el Ayuntamiento para rehabilitar y transformar los mercados de Madrid. Básicamente, la función de esta ordenanza era la de aunar los dos textos que hasta entonces se habían estado empleando en Madrid para regular los mercados: la Ordenanza de Centros Comerciales de Barrio ANM 2003/10 y la Ordenanza de Mercados de Distrito ANM 2003/11. Con la nueva ordenanza, desaparecieron las denominaciones de ‘centro comercial de barrio’ y ‘mercado de distrito’, empleándose para todos ellos el término de ‘mercado municipal’. Por otro lado, con esta nueva ordenanza los concesionarios de los mercados tienen mayor autonomía para la gestión del mismo, viéndose reducida muy notablemente la intervención del Ayuntamiento a la hora de regular el servicio (resultando de este modo curiosa la denominación que se le otorga a los mercados como ‘municipales’, cuando el Ayuntamiento participa menos que nunca en su gestión).

    Imagen corporativa de los mercados de Madrid
    El marketing como ayuda a la conservación del Patrimonio

    Aparte de regular el modo en el que deben rotularse los nombres de los puestos, así como el propio mercado (incluyéndose a la entrada la marca “Mercados de Madrid”), e indicar los horarios en los que los mercados deben estar abiertos, la ordenanza establece cuáles son los usos permitidos (aparte del propio mercado) en el edificio, ya sean clasificados como alternativos o como compatibles asociados. De este modo, los otros usos que nos encontramos en nuestros casos de estudio son:
    • Mercado de Guzmán el Bueno: supermercado de mediana superficie (“Ahorramás”).
    • Mercado de los Mostenses: locales para oficinas, locales comerciales exteriores y aparcamiento.
    • Mercado de San Antón: supermercado de mediana superficie (“Supercor”), espacio polivalente paraactividades culturales y aparcamiento.
    Dichos usos aparecen regulados en el Titulo I, Capítulo II, Artículo 6 de la ordenanza, y todos ellos se enmarcan en los apartados e, “áreas destinadas a actividades culturales, educativas, deportivas, de salud y bienestar social, que contribuyan a la mejora de la oferta de servicios al consumidor”; f, “áreas destinadas a servicios terciarios que contribuyan al desarrollo y correcto funcionamiento de los mercados”; y g, “área de aparcamiento”.

    Mercado de San Antón, la gastromusiquería
    “Un nuevo concepto de mercado”  elenanorabioso

    Por otro lado, cabe destacar el Título III, Capítulo II, Artículo 19 de la ordenanza, en el que se describen los pasos para que los concesionarios realicen la “elección de los usuarios” de los locales del mercado, en el marco de la modalidad de la gestión indirecta del mismo. En dicho artículo, en sus apartados 1 y 2, se explica que los concesionarios deben elegir a los usuarios de los locales mediante un procedimiento abierto, de acuerdo a unos criterios de selección en los que predominen la profesionalidad, la calidad de los productos y la ampliación de la oferta de comercio y servicios del mercado. Sin embargo, en el apartado 3 de dicho artículo se concluye con el siguiente párrafo: “Finalizado el procedimiento inicial previsto en los apartados 1 y 2, el concesionario podrá seleccionar libremente a los usuarios de los locales disponibles”. En lo que respecta a nuestros casos de estudio, los concesionarios de los mercados han tenido libertad total para elegir a quién se le asignaba cada puesto libre en el edificio. Como curiosidad, cabe citar el caso de la frutería del mercado de San Miguel, cuyo dueño, al negarse a entregar su puesto a los que iban a ser los nuevos propietarios del edificio (llegando a ser el único puesto que quedaba abierto en el año 2007), se le permitió quedarse trabajando (previa resolución judicial a favor del tendero) en el nuevo mercado, ganándose por ello en la prensa el sobrenombre de “el frutero follonero del Mercado de San Miguel”.

    Un puesto del mercado de los Mostenses
    Pescadería “La Madrileña”  ociolatino

    Una vez realizado el trabajo de campo con la obtención de los datos necesarios para rellenar las fichas se procedió a su análisis. Para ello se organizaron cuatro apartados:
    • Proporción de áreas comerciales
    • Productos gourmet e internacionales
    • Actividades complementarias
    • Denominación de los puestos
    Respecto a la proporción de áreas comerciales se encontraron bastantes datos relevantes. Por ejemplo, mientras el mercado de Guzmán el Bueno dedica un 25% a carnicería y un 20% a frutería y verdulería, el mercado de San Miguel únicamente destina un 3% de su espacio comercial a cada una de estas áreas; dato relevante, tratándose de un mercado que se ofrece al público como enclave de referencia del comercio tradicional madrileño. En cuanto al área de charcutería, el dato del 5% del total del mercado de los Mostenses (frente al 15% del Mercado de Guzmán el Bueno o al 9% del mercado de San Miguel) merece una ligera aclaración, ya que varios de los puestos de dicho mercado ofrecen tanto productos del área de carnicería como de charcutería. Por el contrario, el dato del escaso 4% del mercado de San Antón para esta área no ofrece aclaración alguna. Sin embargo, el dato que más relevancia presenta es el relacionado con el área de cafetería y restauración. Mientras el mercado de Guzmán el Bueno destina un 5% de su espacio comercial a esta categoría y el mercado de los Mostenses un 7%, los mercados de San Antón y San Miguel elevan este dato hasta cerca de un 50%. El hecho de que los mercados que hemos denominado tradicionales reserven únicamente una veinteava parte de su espacio a restauración, mientras que los considerados ‘gourmet’ ofrecen la mitad de su superficie disponible a esta actividad empieza a clarificar las diferencias.

    ¿Una tortilla más? Nooooo… La tortilla de Senén
    Mercado de San Miguel  lacocinadesenen

    Esta clarificación se vuelve casi diáfana cuando analizamos el segundo apartado: los productos ‘gourmet’ e internacionales. Mientras los mercados de Guzmán el Bueno y de los Mostenses no disponen de ningún establecimiento dedicado a la venta de productos ‘gourmet’, en los de San Antón y San Miguel nos encontramos con un 65% y un 59%, respectivamente, de puestos dedicados a ello. Por otro lado, el dato de los puestos destinados a venta de productos internacionales (no ‘gourmet’) se presenta como una desviación exclusiva del mercado de los Mostenses, y responde a la especialización que ha sufrido este mercado en dicho tipo de comercio, debido a la amplia demanda producida por la población inmigrante presente en el barrio. El tercer apartado, relativo a las actividades complementarias, tampoco aporta sorpresas. Mientras los mercados de los Mostenses y San Miguel no disponen de supermercado alternativo, los de Guzmán el Bueno y San Antón sí. Sin embargo, mientras en el primero nos encontramos un supermercado “Ahorramás”, en el segundo descubrimos un “Supercor”. Según un informe realizado en 2012 por la OCU, mientras una “cesta de la compra” anual de “Ahorramás” supone 4.649 euros, la misma cesta en “Supercor” asciende a 5.374 euros; es decir, un 15,6% más cara.

    Mercado de Guzmán el Bueno, Pollería Palacios (puesto 21)
    Claro, contundente, descriptivo y familiar  elcomerciodetubarrio

    Respecto al cuarto apartado cabe destacar la diferencia generalizada que aparece en la denominación de los puestos. Mientras los mercados de Guzmán el Bueno y de los Mostenses están repletos de establecimientos que llevan el nombre de sus dueños (carnicería A. Larrea, aves/huevos/caza Bernardino Alonso Sanz, variantes Puri, salchichería Hermanos Palacio, carnes Hermanos Benito, pescados y mariscos Hermanos González o carnicería J.E. Saiz e hijo), los Mercados de San Antón y San Miguel prefieren que los nombres hagan alusión directa a los productos que ofrecen, adornados de una forma sugerente (en ocasiones empleando palabras en otros idiomas): La casa del bacalao, marisquería Sabores del Mar, quesos La Fromagerie, carnicería Raza Nostra o delicias de pato Puturrú de Foie. Dejando de lado los motivos más puramente estilísticos de la cuestión (no es lo mismo ir a comprar a la casquería José Felto, “especialidad en callos y mollejas” – así reza su rótulo – que al puesto de encurtidos The Sherry Corner), una de las posibles razones de esta pérdida de personificación de los comercios recae en la tendencia a crear cadenas de establecimientos dedicados a la alimentación (véanse Sushimarket o Hamburguesa Nostra) avalados por una marca que ofrece una serie de productos exclusivos de muy alta calidad gastronómica.

    Mercado de San Antón, Hamburguesa Nostra
    También está en el de San Miguel  hamburguesanostra

    La última parte del trabajo está destinada al análisis de los precios. De la primera (y abultada) lista se hizo una selección, extrayéndose diez productos básicos disponibles en la práctica totalidad de los mercados, para poder comparar precios. Dichos productos fueron: del área de frutería y verdulería, manzanas ‘Golden’, naranjas, melocotones y melón; del área de charcutería, jamón ibérico; del área de carnicería, filetes de ternera; del área de pescadería, lenguado y merluza; del área de panadería y pastelería, barra de pan; y del área de cafetería y restauración, taza de café con leche. Se comprueba que todos los productos estudiados resultan más caros si se adquieren en los mercados de San Antón y San Miguel que en los de Guzmán el Bueno o Mostenses. Se podrían destacar algunos casos especialmente relevantes. Así, el lenguado, que en el mercado de San Antón está a 39,50 euros, en el de Guzmán el Bueno baja a los 19,90, y en el de los Mostenses a 11,90. En el de San Miguel no se puede comprar este producto, ya que sus establecimientos clasificados como “pescaderías” únicamente se dedican a la venta o bien de ostras o bien de bacalao. Otros casos serían el del precio de la barra de pan más barata, que en el de San Antón está a 1,25 euros, en el de los Mostenses  se puede conseguir a 0,55 euros. O el del café con leche, que en las cafeterías de los mercados ‘gourmet’ cuesta casi el doble que en las de los mercados tradicionales (2,30 euros frente a 1,20 euros).

    Productos y precios según el tipo de mercado
    Mercado de los Mostenses  paseosmadrid

    De todos los datos obtenidos y analizados se pueden extraer algunas conclusiones interesantes:
    • Los mercados ‘gourmet’ dedican en torno al 50% de su espacio comercial a restauración.
    • Los mercados ‘gourmet’ dedican entre el 60 y el 65% de sus puestos a la venta de productos ‘delicatessen’.
    • Los usos alternativos que se encuentran en los mercados no tienen la misma naturaleza en los mercados tradicionales que en los mercados ‘gourmet’.
    • Algunos mercados tradicionales tienden a la especialización (por ejemplo, en venta de productos internacionales destinados a la población inmigrante).
    • De manera generalizada, los alimentos y productos que se venden en los mercados ‘gourmet’ resultan más caros que si se adquieren en los mercados tradicionales.
    En definitiva, los nuevos mercados de Madrid ya no son mercados municipales destinados a la compra de proximidad de los habitantes de un barrio, son mercados enfocados a un tipo de consumidor distinto: de mayor capacidad económica y que busca productos selectos. Además, la oferta se diversifica y aparecen bares, cafeterías o restaurantes. En definitiva, que el nombre de “mercado” no tiene el mismo significado que en el tradicional mercado municipal de abastos.

    Alejandro Rodríguez Sebastíán


    Hasta aquí el trabajo de Álex. Tengo que decir que estoy orgulloso de que mis alumnos investiguen el urbanismo cotidiano. Que vayan a los mercados, a las calles o a las plazas para ver cómo vive la gente, las dificultades con las que se encuentra y que se percaten de esas pequeñas cosas que pueden hacer que la gente viva más feliz. El urbanismo es también esto. Y cuando Alejandro recorrió los mercados de Madrid con sus fichas rellenando estadillos de precios, estoy seguro de que aprendió mucho más del funcionamiento de la ciudad que si hubiera estado leyendo un intrincado libro sobre coeficientes de aprovechamiento. Eso no quiere decir que antes no haya tenido que hacer una preparación importante sobre la legislación que afecta a los mercados, sus formas de financiación o que haya recorrido bibliotecas y buscado en Internet lo que otros han escrito ya sobre el tema. Y, por supuesto, los coeficientes son también importantes. Ambas formas de acercarse a la realidad son necesarias porque se complementan maravillosamente.

    2007, lágrimas por un tiempo que se va para siempre
    Cierra el último frutero del antiguo mercado de San Miguel  20minutos

    Este trabajo se enmarca en una asignatura de protección del Patrimonio Cultural. Por eso me parece pertinente terminarlo de la misma forma que lo termina él. Con una cita extraída de uno de los muchos documentos que utilizó para su redacción. El texto es de un artículo del Juan Ignacio Robles publicado en el año 2011 en la revista Distribución y Consumo, en el que analiza la situación del mercado de San Miguel tras su reconversión de mercado tradicional a mercado 'gourmet': “[…] hay que reconocer que, al menos, el patrimonio arquitectónico se ha salvado, lo que no es poco conociendo la historia de Madrid. Sin embargo, para aquellos que amamos y creemos en los mercados como fórmula de intercambio comercial y vertebración social, queda un gusto agridulce, ya que el significado de determinados conceptos no es falsificable y no se puede ni se debe traficar con ellos: o mercado como centro de intercambio de productos de alimentación perecedera o centro gastronómico de ocio y turismo. O lugar de encuentro y vertebración del barrio o lugar de paso y citas esporádicas. O espacio de diversidad y competencia comercial o escaparate de una oferta complementaria. O libertad de acción y autonomía por parte del comerciante o subordinación a un modelo jerárquicamente establecido. En conclusión, o mercado de abastos –con todos sus defectos y virtudes– o centro de ocio gastronómico: la fórmula es innegociable y San Miguel ya eligió modelo.

    Santiago, el parque de Bonaval

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    El mes pasado estuve dando unas clases en el máster de Regeneración Urbana y Rehabilitación de la Universidad de Santiago de Compostela. Como las fechas cuadraban con el fin de semana aproveché para pasarlo con Paloma en mi ciudad natal. Abandonamos (literalmente) el coche en el aparcamiento de San Clemente hasta la vuelta y nos dedicamos a andar por esta ciudad maravillosa. Mi mujer es una enamorada del parque de Bonaval y no desperdiciamos la ocasión para ir, ya el primer día, a pasear por uno de los sitios más espectaculares y, probablemente desconocidos de Santiago. No es solamente el hecho de ser Premio Nacional de Arquitectura sino que, como casi todo en Santiago, es puro arte, patrimonio y leyenda. En el blog suelo dedicar el tiempo de verano a elementos urbano-naturales-artísticos que nos refresquen de los agobios cotidianos. El año pasado fue el parque escultórico de la Torre de Hércules en A Coruña y el anterior los Pueblos Negros de Guadalajara.

    Santiago de Compostela, parque de Bonaval  santiagoturismo

    En el artículo sobre estándares y densidad subjetiva os hablaba de la ciudad vivida. Bueno, pues el parque de Bonaval se encuentra en uno de los barrios más vivos, más vividos de Santiago, el barrio de San Pedro. Siempre están con alguna actividad. Por poco no llegamos a las fiestas que son del 20 al 25 de junio. Pero es igual, es una delicia pasear por sus calles. En el “día del barrio” del año pasado vistieron los bolardos, los buzones… Siempre ha sido un barrio periférico de la ciudad, pero tan antiguo como la propia ciudad. Y tan periférico que se le conoce con el nombre de San Pedro de Fóra (de afuera) por estar situado al exterior de las murallas. Por él llegan los peregrinos del Camino Francés. Cerca, se ha construido el moderno barrio de Fontiñas. Independientemente de lo que me pueda parecer Fontiñas desde el punto de vista urbanístico (no hay que amargarle el verano a nadie) el centro comercial, motor de la “modernidad”, ha reactivado también a San Pedro (me refiero al barrio, claro, no al guardián de los cielos).

    2012, Barrio de San Pedro, “día del barrio”  pilotolo

    Probablemente el visitante no entienda muy bien el barrio debido a que en él se encuentran lo que fueron importantes propiedades de la iglesia como las huertas de los conventos de Bonaval y Belvís. Aunque los santiagueses tienen bastante claros sus límites, a esta confusión contribuye, además, el hecho de pertenecer históricamente a parroquias diferentes (la entidad parroquial gallega es mucho más que una mera división eclesiástica) como la del Sar o la de Santa María. Hasta tal punto que se le llegó a denominar, con esa retranca galaica que nos caracteriza, “Os Estados Unidos”. Su localización entre Fontiñas y el casco histórico ha cambiado su situación marginal por la de zona de paso obligado, lo que le ha dado una vitalidad que empezó a reflejarse en los nuevos negocios que fueron apareciendo en sus calles. En el momento actual parece como si todo se hubiera parado y no se sabe muy bien, por lo menos visto desde afuera, cual es su situación real.

    Situación del parque  Google (42.885886,-8.536527)

    Es obligado empezar por San Pedro para entender mínimamente el parque. El barrio es muy rico en patrimonio cultural y popular, que aparece diseminado por sus calles. Pero, como ya hemos dicho, lo que determina su carácter son los dos grandes parques que lo bordean: al oeste y al sur la parte superior del de Belvís y más arriba el del Bonaval. El de Belvís era una antigua zona de huertas donde se encuentran el Monasterio y el Seminario Menor y, actualmente, aprovechando el pequeño regato existente, también hay una serie de huertos urbanos municipales. Bajando por la Rúa das Trompas se llega a la plaza de abastos que me sirvió para ilustrar el artículo anterior sobre los Antiguos y los Nuevos Mercados. Al otro lado, y para situarnos un poco, a partir del Seminario Menor la ladera cae hasta la Avenida de Lugo y el río Sar. Enfrente, las Brañas del Sar, el Gaiás y la conflictiva Ciudad de la Cultura sobre la que he escrito ya un artículo.

    Plaza de San Pedro desde la calle del mismo nombre  Google sv

    Si bordeamos el parque de Belvís, hacia el norte y a la derecha está el barrio de San Pedro. Llegando a Rúa do Medio, enfrente queda el Convento y el parque de Bonaval, que es el tema de hoy. Pero no se suele acceder desde aquí, ya que los peregrinos están deseando llegar a la Catedral y siguen sin excesivas contemplaciones ni paradas. Lo normal es hacerlo desde el casco histórico por a Rúa das Casas Reais, desandando el camino francés. Si lo hacemos así, atravesando a Rúa das Rodas y siguiendo por A Costa de San Domingos llegaremos al Museo do Pobo Galelo en el edificio histórico del convento y al Centro Galego de Arte Contemporáneo de Álvaro Siza situado justo al lado. Ambos de visita muy recomendable para aquellos que amen los museos (incluso para los fans de Álvaro Siza). Pero este lugar es importante por muchas otras cosas. Probablemente algunos visitantes ignoren que Santiago fue una ciudad amurallada. Quedan algunos rastros y, sobre todo trazas, aquí y allá. Se supone que la muralla tenía cerca de dos kilómetros de longitud.

    Porta do Camiño  wikipedia

    Pues bien, el sitio en el que nos encontramos ahora se supone que fue una de las siete puertas de la ciudad: "a Porta do Camiño" (la puerta del camino). En realidad es una de las puertas por la que entran los peregrinos, los que vienen del camino francés, ya que otros lo hacen por diferentes sitios. Así por ejemplo, los que vienen del sur lo hacen por Porta Faxeira. Del resto de puertas citadas en el Códice Calixtino, Mámoa, Pena, Trinidade y Mazarelos sólo se ha conservado esta última con su arco característico de medio punto y peraltado, situada al lado de la Facultad de Filosofía. Pero la puerta por antonomasia de Santiago es nuestra puerta, "a Porta do Camiño", en la que ahora nos encontramos. Por aquí entraban (y entran todavía) los peregrinos que venían de Castilla y de Francia, los reyes, y tomaban posesión los nuevos arzobispos. Se trata, por tanto, de un punto muy importante para entender la ciudad y su historia.

    Cruceiro do Home Santo, al fondo la cuesta de San Domingos  hitosdelcamino

    Pero Santiago, además de historia, es también leyenda. Si miramos hacia el pequeño espacio de la derecha veremos, medio oculto por los árboles, un cruceiro. Se trata del Cruceiro do Home Santo. Según Bernardo Barreiro el nombre se le puso en memoria del herrero Juan Tuorum. En el siglo XII, en la disputa entre los vecinos de Compostela y los monjes de San Domingos por el Campo das Rodas, parece que Juan se significó en dicha lucha a favor de los vecinos. Fue hecho prisionero, juzgado y condenado de forma injusta a morir en la horca. Cuando la comitiva pasaba por delante de la iglesia de la Virgen del Belén, hoy desaparecida, el reo le pidió ayuda: “Ven e váleme” (Ven y ayúdame). Entonces, de repente, Juan cayó allí mismo fulminado y empezó a exhalar un perfume maravilloso. La gente interpretó que la Virgen le había salvado de un ajusticiamiento denigrante llevándoselo antes al cielo, y gritó: ¡É un santo! ¡É un home santo! (es un hombre santo). Juan fue enterrado más tarde en la iglesia de la Virgen del Belén y una lápida recordaba su muerte. Sobre esta lápida se levantó el Cruceiro do Home Santo.

    Tímpano de Bonaval   tufartufachachi
    ESTA IMAGE E HE AQVI POS
    TA POR ALMA DE IHA TVORUM

    Algunos también dicen que es el origen del nombre de Bonaval en recuerdo al “bon aval” que tuvo Juan por la intercesión de la Virgen. Otros dicen que no, que viene del latín “Bona Vale” (buen valle). Sea como sea, en la entrada al cementerio del Rosario, medio oculto entre paredes, está el Pórtico de Bonaval en el que puede leerse: "Esta image he aquí posta por alma de Juan Tuorum. Era MCCCLXVIII". Los que somos de Santiago tenemos claro que, en esta ciudad, la leyenda y la realidad son la misma cosa, y que Juan Tourum, "o ferreiro da Porta do Camiño" (el herrero de la Puerta del Camino), de una u otra forma fue un luchador por las libertades de los ciudadanos. Pero es que, el cruceiro en sí es una maravilla del que Fernando Arribas, en nombre de la “Asociación de amigos dos cruceiros, cruces de pedra e petos de ánimas”, dice que destaca por su valor histórico, artístico y etnográfico. Además se trata de uno de los cruceiros más antiguos que se conservan en Galicia y, en su momento, reclamó la atención de Castelao que lo dibujó en su libro monumental As cruces de pedra na Galiza

    Entre el quiosco y el banco, la fuente  Google sv

    Pero todavía no hemos terminado con esta Porta do Camiño. Ya sabéis mi fijación casi obsesiva por las fuentes (por ejemplo, la de la plaza de la Encarnación en Sevilla). Aquí hay también una fuente. No es tan mítica como la "Fuente del Paradisus", pero ahí está desde 1834. Situada bajo rasante, se accede a ella mediante unos escalones protegidos por barandas metálicas. Es cuadrada, de granito con inscripción, cornisa y escudo. Se remata mediante una alcachofa decorativa. Dos caños se encargaban de verter el agua. Y digo “encargaban” porque las últimas veces que pasé no vertían nada. Parece ser (la noticia es de hace un par de meses) que el Consorcio restaurará siete fuentes del casco, entre ellas esta. Sería bueno que se desplazara el quiosco que la oculta, y se adecuara la publicidad de la sucursal bancaria, para que no le restaran el protagonismo que merece, aunque sólo sea como recuerdo de aquella otra del Paraíso que anticipaba la entrada en el mismo a los peregrinos que llegaban.

    La fuente en 1920 tenía un uso intensivo  fbsp

    Bien, si subimos por A Costa de San Domingos (en castellano la Cuesta de Santo Domingo) nos encontramos, como decía al principio, a la derecha con la iglesia y el convento de San Domingos y, a la izquierda, con el Centro Galego de Arte Contemporáneo. La iglesia y el convento son el resultado de esa suma de estilos, cambios, adiciones y supresiones de una arquitectura que ha vivido unos cuantos siglos. Podría dedicar a ambos más de un artículo pero ahora tengo que despacharlos en un par de párrafos. Una Comisión nombrada por la diputación de A Coruña, y en cumplimiento del Real Decreto de Desamortización de Mendizábal, propuso que el convento se destinara “para los cuarteles de los regimientos de Compostela y Santiago, con la demolición de la iglesia”. Milagrosamente la segunda parte de este dictamen no se cumplió, y en 1841 se destinó a hospicio y luego a colegio de ciegos y sordomudos. Después de unos años desocupado, en 1963 albergó algunas dependencias del museo municipal y a partir de 1977 es el Museo do Pobo Galego.

    El conjunto del CGAC a la izquierda, el convento en el centro
    y la iglesia a la derecha desde A Costa de San Domingos  Google sv

    Se supone que el fundador del convento fue Santo Domingo a principios del XIII. Hay documentos de 1228 que lo mencionan bajo la advocación de Santa María. Ningún arquitecto debería perderse la escalera helicoidal triple que Domingo de Andrade construyó a finales del XVII y que es una maravilla técnica y un símbolo del barroco compostelano. Cada espiral conduce a una sala diferente y forman los peldaños piezas enteras embutidas en un nervio exterior que no encaja en ningún muro. No es extraño que en el año 1912 fuera declarado Monumento Nacional. Haciendo ángulo con la puerta barroca del convento está la entrada a la iglesia. Desde esta perspectiva en complicado diferenciar lo que es iglesia y convento, aunque la portada renacentista de la primera se diferencia claramente de la barroca del convento. Todavía a día de hoy se discute la propiedad de algunos elementos del complejo (particularmente el cementerio y la capilla del Rosario) con disputas entre la Iglesia y el Ayuntamiento que nos recuerdan aquellas en las que se supone que intervino Juan Tuorum por el Campo de Rodas.

    La escalera helicoidal triple de Paz Andrade  museodopobo

    En la iglesia, construida en el siglo XIV siguiendo los esquemas de la arquitectura mendicante, se encuentra en una capilla lateral el Panteón de Gallegos Ilustres con los restos de Alfredo Brañas, Rosalía, Castelao, Ramón Cabanillas, Francisco Asorey o Domingo Fontán. Todo un lugar de peregrinación para los gallegos. El 28 de junio de 1984 se trajeron los restos de Castelao y se produjeron unos incidentes bastante serios con choques entre la policía y los nacionalistas. Siglos después de que Juan Tourum cayera fulminado por reivindicar los derechos pueblo (esta es la interpretación que más me gusta) otras reivindicaciones (ahora nacionalistas) chocaban con la policía. He buscado en Internet alguna foto y sólo he encontrado la de abajo que no hace justicia a lo ocurrido entonces. Menos mal que en YouTube hay bastantes “subidas” del vídeo de la televisión gallega sobre el suceso y no parece haber peligro de que caiga en el olvido.

    Incidentes en el traslado de los restos de Castelao, 1984  fbsp

    ¡Qué barbaridad!, ya llevo cuatro páginas y todavía no hemos entrado al parque pero este prolegómeno es imprescindible para situarnos. Bien, nos acercamos. Frente a la iglesia y al convento se encuentra el Centro Galego de Arte Contemporáneo. Como ya dije es obra del arquitecto Álvaro Siza. El edificio no me entusiasma demasiado. Debo reconocer que el sitio es complicado, que las “condiciones de contorno” son muy fuertes y que, probablemente se esperaba demasiado del proyecto: que articulara una serie de construcciones y espacios inconexos organizándolos funcional y visualmente. Bien, pues aunque el edificio tiene interés, pienso que no lo ha conseguido. Exteriormente nada nos indica que detrás de todo aquel conglomerado construido está uno de los parques más bellos de Santiago y, además, la relación que se establece con San Domingos no termina de ser convincente, a pesar de la imposición que se le hizo para que cambiara el material que lo reviste del blanco a un gris más parduzco.

    El Centro Galego de Arte Contemporáneo, obra de Álvaro Siza  Google sv

    Sin embargo el hecho de considerar las rampas como elementos de primer orden es un acierto fundamental que relaciona el edificio directamente con el parque. Lo mismo que la sensación de calma que desprende. Se proyectó y construyó entre 1988 y 1993 en lo que fueron huertas del convento de San Domingos. Para mí, Siza es uno de los grandes. Su sencillez, la relación con lo local, la limpieza de los espacios, muchas veces me conmueven. Y, sobre todo, la ausencia de alardes y oropeles. Pero no tengo claro que el brusco contraste que se produce entre los muros limpios, sin un hueco, y la arquitectura de Santiago que está en el polo opuesto, así como la textura y el caos arquitectónico de San Domingos que disputa, codo con codo, el protagonismo al CGAC, hayan servido para hacer comprensible un espacio urbano complejo y necesitado de legibilidad. La misma entrada al parque (ya entramos, ya) está como oculta.

    El convento y la iglesia de San Domingos en 1905  memoriasdecompostela

    Por fin llegamos al objeto del artículo. El convento y la finca, con la desamortización de Mendizábal, pasaron en 1837 a ser propiedad del Ayuntamiento. El convento, como ya he señalado, vivió situaciones “raras” que significaron su degradación progresiva. Lo mismo le sucedió a la finca, organizada tradicionalmente en huerta y carballeira (robledal), hasta que en 1839 una parte se dedicó a cementerio. A partir de 1960, en que cesa su uso como cementerio, se acelera su deterioro. La maleza se apodera de los nichos, los robles desaparecen (excepto algún ejemplar que otro), se arruinan las fuentes y los muros, y se pierde el antiguo esplendor que había llevado a que se declarara conjunto histórico-artístico en 1940. Pero así como la restauración del edificio del convento empezó ya en 1948, dirigida por el arquitecto Francisco Pons-Sorolla, no sucedió lo mismo con la finca y el cementerio. Incluso la propia Porta do Camiño y sus aledaños se reordenaron y  acondicionaron para los años santos de 1954 y 1965, mientras que el lugar que ocupa el actual parque de Bonaval seguía degradándose de forma acelerada.

    Estado en el que se encontraba el parque antes de la remodelación publicspace

    En el encargo a Siza en 1988 del CGAC también se incluía la restauración de la finca del convento. Restauración que acometió en colaboración con la arquitecta Isabel Aguirre. Después de una labor en parte arqueológica (literalmente), y ayudados por un plano de Santiago de 1907, van desbrozando los restos que permanecen y, poco a poco, se consolida el proyecto. Me dice Isabel: "Las piezas que aparecieron se fueron reutilizando (salvo unos capiteles pregóticos que encontré empotrados en un muro haciendo relleno y que están en el Museo do Pobo Galego ahora), pero las que hacen de desagüe en las fuentes y las que forman la fuente de la rampa no eran del parque, las regalé yo, no había dinero nunca para el parque". Resulta que de la rehabilitación de una casa de Santiago que hizo por aquellos tiempos, sobraron algunas piezas que aparecieron como bajantes de aguas sucias empotradas en todo el muro, y pensó que donde mejor estarían era en el parque y fueron para el Bonaval. Y más adelante: "Me preocupó mucho el hacer el parque por la responsabilidad que sentía al actuar en ese lugar, pero la verdad es que también disfruté enormemente durante los cinco años que dirigí la obra. Le dedicaba tal cantidad de tiempo que cuando se terminó me encontré como vacía." Espero que mis alumnos entiendan que cuando un profesional ama su trabajo hasta este punto, las cosas tienen que salir necesariamente bien.

    Estado del parque al comenzar las obras imagen cedida por Isabel Aguirre

    El 24 de julio de 1994 se inaugura el que, desde mi punto de vista, es uno de los espacios públicos más maravillosos de Santiago (un día tengo que hacer un ranking que, indudablemente, encabezaría la Plaza de la Quintana con las quintanas de arriba y de abajo de la que también he escrito otro artículo). El terreno, cerca de cuarenta hectáreas, presenta acusadas pendientes con orientación poniente, con unas vistas de los tejados de la ciudad absolutamente inéditas, con las torres de la Catedral recortándose en el cielo. Después de lo que he dicho ya podéis comprender que, así como el CGAC no termina de convencerme, pienso que el parque fue justo merecedor del premio Nacional de Arquitectura “Manuel de la Dehesa” en 1997. Pero, independientemente de los premios, lo importante, como arquitectos o paisajistas, es que la gente utilice y disfrute el resultado de nuestro trabajo. Isabel me escribe en un correo refiriéndose al parque: "Suelo ir siempre que voy a Santiago y puedo, para ver cómo lo utiliza la gente, que es algo que siempre me preocupa cuando hago un parque, y la verdad me gusta lo que veo, aunque a lo mejor es pura vanidad". Te aseguro que los usuarios disfrutamos con el parque, no se trata sólo de pura vanidad de arquitecto al ver su obra terminada.
      

    La piedra, las rampas, al fondo la escultura de Chillida  Google sv

    Voy a tratar de describirlo someramente aunque en obras de este tipo las descripciones siempre se quedan cortas. La primera característica es topográfica. La diferencia de cota, que llega a los treinta y cinco metros, se resuelve de la forma tradicional mediante rampas y escaleras que conectan entre sí los tres niveles básicos y que sirven para ordenar el conjunto. Las terrazas se construyen mediante muros de contención de esquisto (uno de los materiales más “enxebres” de Santiago ya que forma parte de su subsuelo) y para los recorridos se recuperan los antiguos caminos que se pavimentan mediante adoquines, losas de granito e, incluso, lápidas funerarias sin uso. La piedra, por tanto, es otro de los elementos básicos en el diseño de este jardín que se relaciona directamente con la esencia de “lo gallego” (puede también leerse el artículo sobre a Illa das Esculturas en Pontevedra donde reproduzco unos versos del libro de Celso Emilio Ferreiro Larga noite de pedra que les vienen igual de bien a este parque).

    El agua, los regatos, la piedra  arquitecturadegalicia

    Pero también el agua, tópico de Santiago, en forma de numerosas fuentes, regatos, lavaderos y manantiales, que se restauran con las piezas originales y se ponen en valor. Y el cuarto elemento que se destaca en la memoria del proyecto es la vegetación, reconstruyéndose el trazado geométrico de 1907 e incorporando las dos únicas camelias supervivientes. Se conservan los cuatro viejos frutales de la huerta, se reponen los “carballos” desaparecidos y se planta nuevo arbolado mezcla de caducas y perennes sobre la cuadrícula recuperada del antiguo cementerio. Estos tres elementos: piedra, agua y vegetación, se tratan con todo el cariño posible y el resultado es espectacular. Imagino que Isabel Aguirre de Urcola, arquitecta, gallega (de Vilagarcía), destacada paisajista, profesora en la ETSA de A Coruña (en el departamento de Composición) y directora del Máster de Arquitectura del Paisaje de la Fundación Juana de Vega, habrá tenido algo que ver con que el resultado no sea algo así como un “jardín genérico” al que nos tienen acostumbrados tantos paisajistas actuales.

    Verdes, rojos, piedras, rampas  sientegalicia

    En realidad el parque de Bonaval son tres parques en uno. El primer nivel, que formaba parte de la huerta del convento, es casi continuación del edificio de Siza. Aunque en la memoria se dice que, a la entrada, se conservan las pequeñas casas que albergaban dependencias del convento como “elemento de referencia de escala” entre San Domingos y el CGAC, no acaba de convencerme una entrada tan poco legible. Pero una vez que uno se adentra por el camino rodeado de verde y se encuentra a la derecha con el juego de rampas y escaleras que permiten el acceso al siguiente nivel nos olvidamos de todo y la paz y el sosiego se apoderan de nosotros. Como anécdota, para aquellos que buscan símbolos, en este nivel nos encontramos con una obra de Chillida: “A Porta de Música” (La Puerta de Música). Diecinueve toneladas de acero cortén, que se distribuyen en dos jambas y un dintel del que dice el autor: "Esa pieza central que es el dintel de la puerta la he tenido que forjar cuatro veces para conseguir hacerla, porque era dificilísimo". La rumorología popular dice que, para verla adecuadamente, hay que colocarse de forma que enmarque las dos torres de la catedral. También dice que cuando uno está en esa posición y hay viento se oye una música mágica. Pero claro, es que estamos en Santiago y lo mágico es la norma.

    Chillida, “A Porta de Música (La Puerta de Música)”  imagen de fondo compostimes
    Estructura de madera con la situación de la escultura imagen cedida por Isabel Aguirre

    Si seguimos subiendo llegamos a la segunda terraza. Para muchos, visualmente, es la parte más espectacular del parque. No sólo por las vistas sino también por la sensación de paz y sosiego que transmite, por los rincones, los juegos de pendientes, la piedra, el agua, en general la sensación de armonía que llena el espíritu del paseante. Atravesando un enorme dintel con una letra omega labrada (símbolo tan evidente que no necesita mayores explicaciones) se accede al viejo cementerio de trazado ortogonal. Desde mi punto de vista la parte más difícil de acometer del proyecto, pero en la que se ha conseguido una comunión con el lugar casi perfecta, capaz de sugerir las diferentes etapas por la que ha pasado a lo largo del tiempo. Un tratamiento respetuoso con la historia de sitio que, sin embargo, permite la realización de actividades de lo más diverso en la actualidad.

    Concierto en la zona del antiguo cementerio  compostelapagana

    La parte más elevada corresponde a la antigua carballeira (robledal). Un roble no es un eucalipto y necesita tiempo para adquirir el porte adecuado. Todavía subsisten algunos de los antiguos (pocos), y esta parte del parque que en el futuro, probablemente, será una de las más apreciadas, a día de hoy es menos mágica que el resto. El diseño sigue siendo muy cuidado, los caminos son más forestales, los restos que quedan de las antiguas construcciones se integran con un cuidado exquisito, pero esta parte necesita reposo, necesita tiempo para recuperar el esplendor perdido. Y luego están las diferentes entradas, los muros de cerramiento de la finca, los pasos sutiles de una zona a otra, las relaciones visuales que se establecen entre los diferentes niveles.

    “A carballeira” remozada  Google sv

    Pero lo más espectacular de todo es encontrar, en medio de una ciudad de piedra, cosmopolita, en la que se oyen decenas de idiomas diferentes, con gente de todos los países, y en la misma puerta de entrada, allí casi donde termina el camino, con San Domingos como la última iglesia donde orar fuera de la muralla, un oasis de paz y recogimiento. He estado pensando si escribía este artículo. Puro egoísmo, no me gustaría volver a mi pueblo, acercarme a A Porta do Camiño, subir por a Costa de San Domingos echándole una ojeada al jardincillo de la derecha donde se encuentra el cruceiro do Home Santo, encarar la rampa entre el CGAC y el conjunto del convento y la iglesia, dejar atrás la terraza de la cafetería y el pequeño estanque que la cierra, entrar en el parque y encontrarme cientos de personas vociferando en distintos idiomas, haciendo fotos a mansalva, dejándolo todo perdido de bolsas de plástico y periódicos, con niños escalando “A Porta de Música” de Chillida, y excursiones de adolescentes escribiendo en los muros de esquisto “aquí estuve yo, 2013”. Pero luego he pensado que mi blog no es El País o El Mundo y que las personas que lo leen son pocas y, además, respetuosas. Así que, al final, he decidido escribirlo y compartir este lugar tan especial con los que no lo conocen.

    La torre de San Domingos y al fondo las de la catedral  santiagoturismo

    En el recorrido que hice con Paloma sólo encontramos unas parejas de enamorados, algunos paseantes de perros, un superviejo (mis alumnos saben que se trata de un apelativo cariñoso con el que me refiero a los mayores de más de ochenta años en los que el grado de dependencia aumenta espectacularmente) leyendo un libro, y una familia compuesta de padres y tres niños entre los cinco y los diez años. Como eso ya nos había pasado en otras ocasiones, pregunté si siempre había tan poca gente. Me dijeron que no, que aunque no era demasiado conocido, el parque era bastante utilizado pero que ya habían terminado las clases en la universidad y que era día laborable. No nos convencieron demasiado, porque en otras ocasiones y momentos también nos había parecido bastante solitario. Pero todos dijeron que, aún con mucha más gente, el sitio desprendía paz y tranquilidad. Y en eso sí coincidimos. Al entrar en el parque de Bonaval parece detenido el tiempo. Como si San Ero se hubiera trasladado al convento (y eso que era la competencia) y los relojes se hubieran parado al oir los trinos de ese pájaro extraño, blanco con una banda azul, posado en aquel “carballo” tan antiguo, cerca del muro de la finca. Allí donde Juan Tuorum descansa, recostado en el viejo tronco, mirándonos con una sonrisa beatífica (¡É un santo! ¡É un home santo!).


    Nota 1: Es obligado darle las gracias a Isabel Aguirre por la ayuda que me ha prestado para la realización de este artículo y, por hacerme notar que "A Porta de Música" (La Puerta de Música) de Chillida no es "A Porta da Música" (La Puerta de la Música) según le reiteró insistentemente su autor.

    Nota 2: La abreviatura "google sv" se corresponde con Google Street View. Para hacerse una idea del parque (por lo menos de forma virtual) podéis pasear por sus caminos mediante esta posibilidad que nos ofrece el buscador. Probablemente algunos de mis alumnos latinoamericanos agradecerán poder hacerlo sin tener que desplazarse miles de kilómetros. No es lo mismo, claro. La paz, el entorno, la fragancia, el ruido del agua, los rincones... se pierden, pero para algunos no hay otra posibilidad. Bendito San Google que recorre los caminos del mundo levantando acta de algunas cosas maravillosas (aunque, por otra parte, nos sangre).

    Urbanización descontextualizada

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    En el blog ya hemos dedicado bastante espacio a tratar el tema de esa ciudad que podríamos llamar clonada, idéntica, similar, o genérica (siguiendo a Koolhaas). Más allá de las valoraciones, que si es bueno o malo, que si lo homogéneo es una rémora que si la rémora es la ciudad del sitio (la ciudad “sitiada”, cercada, sin posibilidad de avance o innovación), está la necesidad de constatar lo que realmente sucede respecto a esa pretendida homogeneidad. Las mayores evidencias recaen en los aspectos formales, ya que se ven de forma directa. Pero ni tan siquiera estos aspectos formales se han cuantificado mínimamente. Una de mis alumnas se ha atrevido a intentarlo en el trabajo fin de máster de Planeamiento del Departamento. Y digo “se ha atrevido” no porque el método para hacerlo sea complicado o porque la hipótesis sea poco pausible. Más bien al contrario, porque muchas veces se le da poco valor al hecho de enfrentarse con lo que parece evidente. Pero justamente estos trabajos son los que hacen que, de verdad, avancemos en el conocimiento real de las cosas.

    Esta imagen, ¿podría ser de una ciudad española? ¿de cuál?
    Lo habéis adivinado: es Astana la capital de Kazajstán... savonyuriy

    El posicionamiento teórico y descriptivo está ya hecho en muchos sitios. Incluso la discusión sobre su significado y la especulación sobre el camino a seguir. En el blog hace pocos meses que comenté el libro de Francesc Muñoz titulado Urbanalización. Paisajes comunes, lugares globales (a raíz de la discusión que tuvimos en una mesa redonda en Bilbao) en el artículo Convirtiendo el paisaje urbano en un tuit. Y hace ya más de un año publiqué el trabajo de José Juan Barba titulado “Ciudad genérica y ciudad queer” en el artículo Desmontando la ciudad genérica. Por tanto, aunque la discusión no se puede dar por zanjada ni mucho menos, los términos de la cuestión están ya planteados incluso en diferentes artículos del blog. Pero la aportación que hace Irene Rodríguez Lorite se encamina a intentar cuantificar la homogeneidad. Trata de verificar si, con diferentes culturas, climas o condiciones económicas, los números nos dicen que el resultado formal de la construcción de la ciudad, es prácticamente el mismo independientemente de los lugares concretos en los que se construya.

    ...pero, con algunos retoques, podría haber estado igualmente al borde del lago
    Erripagaña en Pamplona (o en cualquier otro sitio del planeta)  savonyuriy  noticiasdenavarra

    Hay que decir que se trata de un trabajo riguroso. Desde la elección de la muestra hasta la cuantificación de las variables medidas, Irene ha ido razonando los porqués de cada elección. Es un trabajo fin de máster, no una tesis doctoral, por tanto es imprescindible considerar el tiempo que tiene asignado en créditos. Por simples motivos de índole práctica (sobre todo posibilidades de obtener información) estudió sólo cinco ciudades, todas españolas, y se centró en extensiones urbanas construidas en un período temporal concreto para hacer más sencilla la comparación. Respecto a las variables, trabajó también con aquellas que estaban a su alcance, todas de carácter formal. Es obvio que la generalización a otras condiciones, casos y variables, es el siguiente trabajo a realizar. Pero el camino está ya apuntado. Como siempre, he adaptado el trabajo a las condiciones del blog, eliminando en la medida de lo posible todas sus características más académicas como notas o bibliografía, y copiando y pegando de aquí y de allá. La expresión “irl” se corresponde con imágenes del documento.


    Urbanización descontextualizada y condiciones locales
    Autora: Irene Rodríguez Lorite

    La relación de la arquitectura y el urbanismo con su entorno y localización es esencial para el funcionamiento lógico y racional de la ciudad. Como ya decía Vitrubio, dicha relación es crucial. La elección del lugar donde asentarse, ya fuera cercano a un río, a la costa o a un terreno productivo, era fundamental para la subsistencia de las ciudades. Ello conllevaba el modo en el que se organizaban, desde su estructura y morfología, hasta los materiales de construcción de las viviendas que solían ser, principalmente, materiales autóctonos debido al encarecimiento económico que suponía traerlos desde lejos. Sin embargo, la aparición del ferrocarril, el desarrollo tecnológico, los avances en los nuevos materiales y la producción en serie, supusieron un cambio en la manera de construir y pensar la ciudad. La importación de materiales de construcción aparenta no ser ya demasiado problema, y los avances de la producción en cadena y los menores costos por salarios más bajos en países de menor nivel de renta, ayudaron bastante a consolidar esta nueva forma de crear ciudad.

    Muestra de paisajes urbanos análogos  irl

    Por otro lado, se han establecido a modo de manual, parámetros y estándares de edificabilidad, densidad, altura de los edificios o relación de ancho calle, en algunos casos de forma obligatoria. Esto se ha hecho muchas veces sin pensar en las condiciones del sitio, generando la homogeneización en la producción de ciudades. Ello va en contra de la necesidad del ciudadano de contar con elementos de referencia, hitos de orientación, que faciliten la percepción del espacio y su conexión con el lugar. La relación del urbanismo con su localización no se entiende únicamente desde el punto de vista de las adaptaciones climáticas, sino que también dicha contextualización ha generado unos modos de vida y unas tradiciones culturales propias, que se encuentran vinculadas a los procesos de identidad social e individual. Esta desconexión se puso aún más de manifiesto con los postulados del Movimiento Moderno. Desde entonces se ha intensificado el camino hacia una ciudad homogeneizante y universal propiciando la propagación de áreas urbanas globales y llevando a una construcción ajena a las condiciones del lugar.

    Fragmento ejemplo de una ficha tipo 1 del trabajo  irl
    Señalar la imagen para verla más grande

    En España, hacia 1955, al terminar el período de autarquía de los primeros años del régimen franquista, se reanudaron los contactos con el exterior permitiendo, con mucho retraso, la entrada de las ideas de la Carta de Atenas. Ello trajo consigo el abandono de la construcción entre medianeras para dar paso a la construcción en bloque abierto. Este tipo de urbanismo, preconizado por los ideólogos del Movimiento Moderno, ya se había llevado a la práctica en varias ciudades europeas como Berlín o Frankfurt, generando fuertes críticas por la rígida sistematización en la disposición de la edificación en formaciones paralelas, la idéntica orientación o sus características arquitectónicas repetidas. Además, resulta que en 1956 se aprueba en España la Ley del Suelo introduciendo una forma de construir la ciudad con bases similares en todo el territorio nacional independientemente de las diferencias culturales, climáticas y económicas. Estas son los mimbres, que luego evolucionan, produciendo una simplificación evidente en las nuevas áreas urbanizadas.

    Fragmento ejemplo de una ficha tipo 2 del trabajo  irl
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    El término homogéneo, genérico, análogo, monótono, etc. ha sido un tema de gran actualidad en la teoría urbanística desde mitad del siglo XX, sobre todo desde el punto de vista de la ausencia de identidad en la construcción de las nuevas periferias. Henri Lefebvre, en su famoso libro El derecho a la ciudad, se refiere a las construcciones de vivienda social tras la Segunda Guerra Mundial como “pabellones unifamiliares y grandes conjuntos de bloques de vivienda colectiva industrializada, concebidos ex profeso por el capitalismo industrial, encontrándose muy alejados de generar vida urbana por su simplificación social, funcional y morfológica”. En los términos de simplificación y reducción es donde está la clave del problema de la construcción de la ciudad contemporánea, generándose un paisaje que, según Francesc Muñoz “no tiene ni principio ni fin y que se define precisamente, por su ambigua ubicuidad”.

    La edad del parque de viviendas en España (base INE)  irl
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    La superficie de suelo urbanizada desde mediados del siglo XX hasta nuestros días ha crecido de manera acelerada. En España esto se produce de forma especial desde la década de los sesenta, habiéndose registrado que el 85,5% del parque inmobiliario se construye con posterioridad a 1960. Este rápido crecimiento, debido al inicio del proceso de desarrollo, trajo consigo la producción de infinidad de nuevos barrios y periferias con características morfológicas, arquitectónicas, programáticas y de funcionamiento totalmente descontextualizadas, sin tener en cuenta en gran parte de los casos, las condiciones locales de clima y culturales del territorio en el que se localizaban. Este trabajo ha intentado constatar cómo, a pesar de las diversas condiciones climáticas, territoriales o sociales, el resultado del paisaje urbano generado posee características de homogéneas y monótonas, lo que da a entender que en su diseño no se tuvieron en cuenta estas condiciones locales.

    Mapa climático con la situación de las ciudades elegidas  irl

    La muestra, para ciudades entre los 100.000 y 300.000 habitantes, se centra en el período comprendido entre 1960 y 1975. Pero para asegurar condiciones climáticas muy diferentes la base fundamental de la elección fue la clasificación climática de Martonne. Como resultado de los requisitos anteriores se eligieron las ciudades de: Alcalá de Henares, Almería, Jaén, San Sebastián y Tarragona. Además es bien conocido que estas ciudades pertenecen a contextos socio-culturales muy diferentes aunque no se cuantificaron estas diferencias. Los parámetros a analizar se agruparon según tres aspectos: de carácter físico, los relacionados con la arquitectura y otros relativos al espacio público. Entre los primeros se estudiaron: superficie de parcela, relación entre la altura del edificio y el ancho de la calle, y la orientación. Respecto a la arquitectura: tipología, materiales, relación entre muro y hueco, y cubiertas. Y los de espacio público: relación espacio público y espacio privado, plantas bajas, superficie pavimentada, tipo de pavimento y vegetación.

    Temperatura y precipitación en las ciudades de la muestra (base AEM)  irl
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    Los resultados obtenidos respecto a las variables analizadas que hemos agrupado bajo el epígrafe de soporte físico son bastante elocuentes. Aunque en los gráficos reproducidos no se representan las desviaciones típicas sino los valores medios, se evidencian las escasas diferencias en las cuatro variables analizadas, resultando especialmente característica la relación entre la anchura de la calle y la altura de los edificios, con variaciones escasísimas para los climas considerados. Este problema se acentúa todavía más si vemos que su orientación, analizando la proporción de metros lineales de fachada tanto en dirección este-oeste como norte-sur, es similar. Destaca el barrio de Montserrat en Almería (N-S:48%, E-O:52%) y la escasa diferencia con los barrios de Alcalá. En Jaén, el elevado porcentaje de superficie orientado a poniente también resulta bastante revelador. Si a esto le sumamos el fondo edificado que, en la mayor parte de los casos supera los 20 metros lo que complica la ventilación cruzada, encontramos unos números que certifican claramente la hipótesis.

    Las variables del soporte físico y su comportamiento  irl
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    Respecto a las variables agrupadas bajo el epígrafe del soporte construido sorprende especialmente el resultado obtenido de la medición del tanto por ciento de huecos en fachada. El hueco es el interfaz entre exterior e interior y cumple dos funciones clave: por un lado, regular la graduación de la luz interior; por otro, según Capel, la de inscribir la arquitectura dentro del carácter de una región y hacerla perteneciente a un lugar. Sin embargo, el porcentaje de huecos en todos los climas es prácticamente el mismo. Es resaltable, también, la escasa variedad tipológica. La mayor parte de los edificios presentan características arquitectónicas semejantes (si se exceptúa el Barrio de Monserrat en Almería) predominando el bloque abierto y, secundariamente, la manzana cerrada. Por otro lado, la cantidad de suelo edificado respecto al total está comprendido entre el 28 y el 35%, comportándose de forma muy homogénea. Respecto a las cubiertas pasan cosas curiosas. Aunque aparentan adaptarse al lugar debido a su comportamiento menos homogéneo, resulta que, por ejemplo, San Sebastián con un régimen pluviométrico de 1700 l/m2 tiene una 49% de cubiertas planas, mientras que en Jaén con una pluviometría de 357 l/m2 resulta que el 80% de las cubiertas son inclinadas, al igual que ocurre en Alcalá de Henares o Tarragona.

    Las variables del soporte construido y su comportamiento  irl
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    Del tercer grupo de variables y en lo que respecta a la superficie pavimentada, los resultados muestran cómo en el caso de los cinco barrios analizados todos ellos presentan un valor muy elevado rondando el 80%. A ello se le suma el color de las superficies horizontales, presentándose en la mayor parte de los casos un pavimento de adoquines de cemento gris oscuro o rojo calizo. En cuanto a la distribución de las actividades y equipamientos en el barrio, destaca que la ocupación de las plantas bajas sea muy elevada, rondando el 70% ocupado y en torno al 25% sin ocupar. La hegemonía del comercio supera en la inmensa mayoría de los casos el 50% y sus características genéricas sin identidad local constatan una vez más la hipótesis de partida. Por último, y entrando en el ámbito de la vegetación en el espacio público se constata la similitud evidente tanto respecto al porte como, tipo o la existencia o no de cespederas. A destacar que en gran parte de los casos (como en Tarragona o Almería) la vegetación se presenta de manera residual en medianas de carriles o rotondas.

    Las variables de espacio público y su comportamiento  irl
    Señalar la imagen para verla más grande

    Por tanto, morfológicamente, se observa semejanza en las dimensiones de las parcelas y en la relación altura-ancho de calle, la repetición en los ritmos y la escasa variedad de los tipos edificatorios. Todo esto conlleva una monotonía urbana que se aleja mucho de la armonía pretendida y que debería basarse en una mayor diversidad tipológica donde “se mezclen viviendas en alquiler y en venta pública, protegidas y libres, de tamaño pequeño, mediano y grande y con programas de usos mixtos compatibles” (Moya, L.: La práctica del urbanismo). En cuanto a la adaptación climática, se muestra una fuerte desconexión con el lugar: valores casi idénticos en la proporción de huecos; grandes contradicciones en el diseño de las cubiertas; sección de calle con valores muy parecidos en cualquier situación; y, en todos los casos, elevada proporción de superficie pavimentada. Desde el punto de vista perceptivo, las fachadas, pavimentos, vegetación y uso de las plantas bajas, no presentan apreciables diferencias. A esta uniformidad contribuye de forma destacada el uso de los mismos materiales de construcción y ajardinamiento.

    Irene Rodríguez Lorite


    Hasta aquí un resumen bastante esquemático del trabajo de Irene. He preferido no incluir todos los datos numéricos y dejar sólo los porcentajes, ya que los gráficos resultaban mucho más expresivos en un artículo para el blog, pero es evidente que están ahí, detrás de los mismos. Necesitamos muchos trabajos de este tipo que permitan verificar con números en la mano algunas afirmaciones, al parecer, obvias. Sin embargo, es probable que nos llevemos alguna sorpresa. Una de las cosas que más me ha llamado la atención de este trabajo (aunque necesitaría otro artículo para explicarlo) es que parece como si lo genérico, por lo menos en el caso español, no estuviera tan directamente relacionado con los estándares de planeamiento como cabría esperar, sino más bien con variables no reguladas. Esta afirmación requiere más datos que la confirmen y su discusión. Pero, aparentemente, nos indicaría que, desde el punto de vista urbanístico, las variables económicas se impondrían sobre cualquier otra. Y que desde el edificio (además de éstas, por supuesto) debería ser considerada en los análisis la imposición de una determinada forma de ver la arquitectura muy relacionada con la moda del momento y creada por los medidos especializados, propia de la profesión, e independiente de las características del sitio y, en algunas ocasiones, incluso del usuario.

    Adaptación al medio saltándose la arquitectura (además crea identidad)
    Barrio de Sanchinarro (Madrid) fototravel

    Las ciudades se parecen unas a otras porque sirven para lo mismo: para vivir en comunidad. Y ello no debería ser considerado negativo. Es más, la innovación siempre se produce primero en áreas de vanguardia y luego se extiende por todo el planeta. Pero eso no quiere decir que lo nuevo que funciona en Bogotá vaya a funcionar igualmente bien en Sevilla. Decía Ortega que “La técnica es lo contrario de la adaptación del sujeto al medio, puesto que es la adaptación del medio al sujeto”. Mediante la técnica (y la ciudad es uno de los artilugios técnicos más sofisticados) podemos adaptar el medio para que las mismas áreas urbanas y los mismos edificios puedan funcionar en las situaciones más dispares. Pero esto tiene algunos límites. El más importante y que está directamente relacionado con la sostenibilidad (vuelvo a hablar de sostenibilidad ahora que los políticos han quemado la palabra y ya casi ninguno la usa) es la eficiencia del sistema. Es muy probable que el mismo barrio que copiemos de las afueras de Reikiavik y construyamos en Kinsasa podamos llegar a conseguir que funcione en ciudades tan diferentes, pero los costes económicos, ecológicos y sociales, de hacerlo así no son asumibles, ni por el planeta ni por los grupos locales. Desde el punto de vista de las relaciones de la ciudad con el medio, probablemente el significado más adecuado de la palabra diversidad sea un compromiso entre la adaptación al medio y la adaptación del medio. Es decir, una mezcla de ciudad local que aumente  la resiliencia y ciudad genérica que facilite la innovación.

    Maurice Halbwachs, la memoria colectiva

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    En pocos días empieza un nuevo semestre. El ritmo tradicional de los cursos académicos de un año ya se ha olvidado, sustituido por un sistema acelerado que, prácticamente, impide una relación mínima entre profesor y alumno. Pero no se trata de quejarse demasiado, el sistema tiene otras ventajas como, por ejemplo, la cantidad de cosas variadas que se pueden impartir en doce meses. En mi caso concreto estoy de suerte, a partir de septiembre (y hasta enero) la temática con la que he de enfrentarme en dos de las asignaturas que me corresponden es bastante parecida. Una de grado, Paisaje y Territorio, y otra de postgrado, La Protección del Patrimonio Urbano. He estado pensando qué artículo podría escribir que sirviera de introducción a ambas y que tuviera que ver con algunos de los temas que me preocupan actualmente. Lo mejor en estos casos es recurrir a los clásicos. La identidad, lo local, el lugar, todo parece que me conduce directamente a la figura del sociólogo francés Maurice Halbwachs, que fue quien propuso y desarrolló el concepto de memoria colectiva.

    Maurice Halbwachs  MediHal

    Aunque Halbwachs nació en Reims en 1877 su familia se trasladó muy pronto a París. Estudió el bachillerato en el liceo Henri IV donde tuvo como profesor a Bergson. Su influencia fue determinante en su vida, al ser alumno suyo desde 1894 hasta 1901 (ya que lo fue también en la École National Supérieure). Hasta tal punto que su madre, cuando recibió Les Cadres sociaux de la mèmoire, le escribió diciéndole: “estoy emocionada de verte casi colaborando con Bergson que fue tu demonio personal de juventud”. A raíz del caso Dreyfus se acerca al socialismo y conoce a Simiad que le presenta a Émile Durkheim, la otra influencia básica en su obra. Halbwachs, doctor en letras y en derecho, fue sucesivamente profesor de filosofía en Caen, de sociología en Estrasburgo, y desde 1935 catedrático en La Sorbona. Por cierto, que su tesis de derecho publicada en 1909 se tituló Les expropiations et le prix des terrains à Paris de 1860 a 1900. Como puede verse, el urbanismo no era ajeno a sus preocupaciones.

    Campo de Buchenwald, 14 de abril de 1945 
     Muertos apilados en un remolque  Wikipedia Commons

    En 1938 es nombrado presidente del Instituto francés de sociología y en 1944 es elegido para la cátedra de psicología colectiva en el Colegio de Francia. Pero en julio de ese año es detenido por la Gestapo. Muere de inanición en marzo de 1945 en el campo nazi de Buchenwald. Jorge Semprún, compañero suyo en el campo, describe así su muerte: “Busqué en el fichero central de la Arbeitsstatistik el casillero correspondiente a su número. Saqué la ficha de Maurice Halbwachs, borré su nombre: un vivo podría ahora ocupar el lugar de ese muerto. Un vivo, quiero decir: un futuro cadáver. Hice todos los gestos necesarios, borré cuidadosamente su apellido, Halbwachs, su nombre de pila, Maurice: todas sus señas de identidad. Tenía su ficha rectangular en la palma de la mano, volvía a estar blanca y virgen: otra vida podría inscribirse en ella, una muerte nueva. Contemplé la ficha virgen y blanca, mucho rato, probablemente sin verla. Probablemente tan sólo veía en aquel instante el rostro ausente de Halbwachs, mi última visión de ese rostro: la máscara cerosa, los ojos cerrados, la sonrisa de más allá” (Semprún: La escritura o la vida, Tusquests, 2007).

    Jorge Semprún en Buchenwald (1995)  laregledujeu

    Halbwachs había dejado sin publicar un libro que salió a la luz póstumamente, La mémoire collective (La memoria colectiva). En el artículo de hoy me voy a referir a este libro y a otro publicado en el año 1925 titulado Les cadres sociaux de la mémoire (Los marcos sociales de la memoria). Ambos ponen las bases de lo que será otra forma de ver la memoria, distinta a la de San Agustín o a la Bergson, ambas centradas casi exclusivamente en la memoria individual. Se puede decir que aplica los principios sociológicos de Durkheim al concepto de la memoria de Bergson. El resultado, que ya se dibuja en Los marcos sociales de la memoria, supone la irrupción del concepto de memoria colectiva que tanto recorrido ha tenido posteriormente. Según su análisis, la memoria está formada por unos “marcos sociales”, bien de carácter general (lenguaje, espacio, tiempo) o específicos, que hacen posible el recuerdo. Se aleja, por tanto, de las propuestas de Bergson y contraponiéndose a ellas, plantea que no es posible una memoria individual pura y que lo que llamamos memoria tiene siempre carácter social.

    Portadas de La memoria colectiva y
    de Los marcos sociales de la memoria

    Escribe en Los marcos sociales de la memoria: “Podemos recordar solamente con la condición de encontrar, en los marcos de memoria colectiva, el lugar de los acontecimientos pasados que nos interese. Un recuerdo es tanto más fecundo cuando reaparece en el punto de encuentro de un gran número de esos marcos que se entrecruzan y se disimulan entre ellos. El olvido se explica por la desaparición de esos marcos o de una parte de ellos, siempre y cuando nuestra atención no sea capaz de fijarse sobre ellos, o sea fijada en otra parte (la distracción es a menudo la consecuencia de un esfuerzo de atención, y el olvido es casi siempre el resultado de una distracción). Si bien el olvido o la deformación de algunos de nuestros recuerdos se explica también por el hecho de que esos marcos cambian de un periodo a otro. La sociedad, adaptándose a las circunstancias, y adaptándose a los tiempos, se representa el pasado de diversas maneras: la sociedad modifica sus convenciones”.

    “El pensamiento social es esencialmente una memoria” (Halbwachs)  wikiversity

    Es este libro analiza la memoria colectiva de la familia, de los grupos religiosos y de las clases sociales. Termina afirmando que: “por lo tanto se deduce que el pensamiento social es esencialmente una memoria, y que todo su contenido no es más que recuerdos colectivos”. En 1939 publica un artículo titulado “La mémoire collective chez les musiciens” (La memoria colectiva en los músicos) para demostrar que un sistema lingüístico como el musical, ajeno al hablado, podía también organizar marcos sociales de la memoria. En 1941 aparece La topographie légendaire des Évangiles en Terre Sainte (Topografía legendaria de los evangelios en Tierra Santa) donde plantea la importancia del espacio para inscribir la memoria. Se trata de un trabajo clave para el análisis de cómo se localiza la memoria colectiva en lugares concretos y debería haberse traducido al castellano aunque no tengo constancia de que tal traducción exista, o por lo menos, yo no la he encontrado. Relaciona los relatos evangélicos de los sitios y los recorridos con testimonios de viajeros, historiadores y arqueólogos. Aunque escribió otros textos importantes (como La classe ouvrière et les niveaux de vie o también Les Causes du suicide) están menos relacionados con nuestro tema.

    Jerusalén, el muro de las lamentaciones  mi9

    En 1950, cinco años después de su muerte, se publica La memoria colectiva. Como de este libro sí que hay traducción al español es la que voy a seguir. La edición, de 2004, es de Prensas Universitarias de Zaragoza y se basa en la 2ª edición, de 1968, de Presses Universitaires de France. Se incluye, como anexo, el artículo ya comentado de “La memoria colectiva en los músicos” publicado en la Revue philosophique. Como todas las obras póstumas esta también tiene algo de inacabada. La obra está dividida en cuatro capítulos que relacionan la memoria colectiva con la memoria individual, la historia, el tiempo y el espacio. Todos ellos plantean numerosos interrogantes y buena parte de sus afirmaciones se han puesto en revisión posteriormente. Incluso desde el mismo momento que propone el concepto de memoria colectiva (por ejemplo, por parte de su compañero Marc Bloch). Sin embargo, sienta las bases de una línea de pensamiento muy fecunda y pone sobre la mesa los aspectos básicos de una discusión que, posteriormente, afectaría a muchos campos del conocimiento.

    El recuerdo del mundo rural  diariodenavarra

    El primer capítulo está basado en Los marcos sociales de la memoria y sirve para introducir el concepto de memoria colectiva. De todas formas, aunque luego se le acuse de centrarse en la memoria colectiva y negar, en la práctica, la posibilidad de una memoria individual, lo cierto es que en muchos lugares destaca la necesidad de considerar ambas a la vez: “Por lo demás, si la memoria colectiva obtiene su fuerza y duración al apoyarse en un conjunto de hombres, son los individuos los que la recuerdan, como miembros del grupo. De este amasijo de recuerdos comunes, que se basan unos en otros, no todos tendrán la misma intensidad en cada uno de ellos. Cabe decir que cada memoria individual es un punto de vista sobre la memoria colectiva, que este punto de vista cambia según el lugar que ocupo en ella y que este mismo lugar cambia según las relaciones que mantengo con otros entornos. Por lo tanto no resulta sorprendente que no todos saquen el mismo partido del instrumento común” (he cambiado la traducción del párrafo porque en la edición de Prensas Universitarias de Zaragoza resultaba incomprensible).

    “La historia no es todo el pasado, pero tampoco 
     todo lo que queda del pasado” (Halbwachs)  eldiario24

    Para Halbwachs la diferencia entre memoria colectiva e historia (no termina de entender la "memoria histórica") está bastante clara: la historia reconstruye y proyecta, mediante los datos actuales que se conocen, una sociedad pasada reinventada; mientras que la memoria colectiva recompone mágicamente el pasado. De esta forma, la historia es irreductible a la memoria: la memoria es continua, la historia discontinua; las memorias son varias, la historia es una; la memoria se fija en las semejanzas, la historia en las diferencias: “No diremos que a diferencia de la historia, o si se quiere la memoria histórica, la memoria colectiva sólo retiene semejanzas. Para que se pueda hablar de memoria hace falta que las partes del período sobre las que se extienden se encuentren diferenciadas en alguna medida. […] Lo que llama la atención es que en la memoria las similitudes pasan a primer plano. El grupo, al momento en que mira su pasado siente que sigue siendo el mismo y toma conciencia de su identidad a través del tiempo. La historia no recupera los intervalos de tiempo en que aparentemente no pasa nada, en que la vida se limita a repetirse, bajo formas poco diversas, sin alteración esencial, sin rupturas ni sobresaltos”.

    ¿Existe una historia única?  eldecano

    Dice que hablar de "memoria histórica" le parece una contradicción ya que dicha expresión “asocia dos términos que se oponen desde todo  punto de vista” tal y como se ha señadado en el párrafo anterior. Para una mejor comprensión esta cuestión habría que relacionarla con los temas del espacio y del tiempo. Aunque luego analizaremos sus propuestas en lo que se refiere al espacio, los lugares y los símbolos, es imprescindible decir desde ahora que este es uno de los aspectos más controvertidos de su análisis. Y también mencionar la revisión de Pierre Nora en su obra monumental en tres tomos Les lieux de mémoire (Los lugares de la memoria). De todas formas toda esta cuestión de la memoria histórica es demasiado compleja como para tratarla con un mínimo de rigor en una reseña como esta. Aparte de soportar una carga ideológica muy importante, el concepto ha sido sometido a múltiples revisiones desde que Halbwachs planteó la cuestión de la memoria colectiva (entre otros, habría que citar a Ricoeur, Namer o el mismo Nora), y está muy relacionado también con el tercer capítulo del libro en el que se plantea el tema del tiempo.

    A veces el tiempo, el espacio, los marcos de la memoria 
     y los grupos, todos juntos, construyen símbolos  pupargentina

    Precisamente este tercer capítulo me siento casi incapaz de sintetizarlo ya que lo importante es cómo Halbwachs va tejiendo la argumentación y, sobre todo, la forma literaria de hacerlo. Concluye que el tiempo real, el tiempo vivido de Bergson, solo puede plantearse desde las conciencias colectivas y se relaciona con lo que permanece lo que le da una cierta identidad o sentido de unidad: “Sociedades religiosas, políticas, económicas, familias, grupos de amigos, de conocidos, e incluso reuniones efímeras en un salón, en una sala de espectáculos, en la calle... todas inmovilizan el tiempo a su manera, o imponen a sus miembros la ilusión de que durante al menos un tiempo, en un mundo que cambia sin cesar, algunas zonas han adquirido una estabilidad y un equilibrio relativos, y en ellas no se ha transformado nada básico durante un periodo más o menos largo”. Y ya casi al final del capítulo, escribe: “El tiempo sólo es real en la medida en que tiene un contenido, es decir, que ofrece una materia de hechos al pensamiento”.

    Vitoria-Gasteiz, plaza de la Virgen Blanca y el Celedón  destinoviajar

    Probablemente la última parte del libro sea la que pueda despertar más expectativas entre los lectores del blog, ya que la dedica a tratar el tema de “La memoria colectiva y el espacio”. Sin embargo es la de contenido más endeble. Pienso que todo el potencial existente en el trabajo sobre La topografía legendaria de los evangelios en Tierra Santa, está sin desarrollar más que en una pequeña parte. Eso no quiere decir que no esté bien escrito (leer esta parte es una delicia), ni que esté falto de ideas, sugerencias e, incluso, emociones. Empieza por plantear al grupo en su marco espacial: “…todo lo que hace el grupo puede traducirse en términos espaciales, y el lugar que ocupa no es más que la reunión de todos los términos. Cada aspecto, cada detalle de este lugar tiene un sentido que sólo pueden comprender los miembros del grupo, porque todas las partes del espacio que ha ocupado corresponden a otros tantos aspectos distintos de la estructura y la vida de su sociedad, al menos en su faceta más estable”.

    El Rastro, Madrid, la Ribera de Curtidores a finales del siglo XIX  elrastro

    Luego, en el apartado “Las piedras del casco histórico” intenta relacionar la estabilidad del grupo con la permanencia del aspecto de calles y edificios. Tras unas páginas muy bien escritas concluye que, en los grupos, la memoria colectiva se apoya en imágenes espaciales. De ahí la resistencia a modificar determinados sitios. Aparece así el apego al lugar como forma de mantener esa memoria colectiva, es decir como forma de mantener los grupos. ¿Qué sucede entonces con las agrupaciones sin base espacial aparente? Estudia las agrupaciones jurídicas, económicas y religiosas y trata de razonar como, en realidad, es casi imposible describir estos grupos dejando al margen cualquier imagen espacial. Lo tiene bastante fácil con los grupos religiosos (lugares sagrados, lugares profanos, lugares malditos) y se defiende con las agrupaciones jurídicas ya que las leyes se relacionan bien con los sitios. Pero tropieza con dificultades cuando se trata de grupos económicos. Prefiero no pensar en las terribles complicaciones que tendría para asociar a sitios concretos los actuales grupos por ejemplo, de Facebook, Twitter o Google+. Así, su conclusión de que “no hay memoria colectiva que no se desarrolle dentro de un marco espacial” es posible que, a dia de hoy, necesite un análisis más elaborado.

    Santiago de Compostela, plaza de la Quintana
     Esperando para entrar por la Puerta Santa minute

    Concluye el libro estableciendo una relación entre memoria, grupos, espacio y tiempo: “…la mayoría de los grupos, no sólo los que resultan de la yuxtaposición permanente de sus miembros, dentro de los límites de una ciudad, una casa o un apartamento, sino también muchos otros, dibuja en cierto modo su forma sobre el suelo y encuentran sus recuerdos colectivos en el marco espacial así definido […] Por lo tanto, no es totalmente cierto que para recordar haya que transportarse con el pensamiento fuera del espacio, ya que, al contrario, es sólo la imagen del espacio la que, por su estabilidad, nos ofrece la ilusión de no cambiar en absoluto a lo largo del tiempo y encontrar el pasado en el presente; pero así es como podemos definir la memoria, y el espacio es el único que resulta lo suficientemente estable para poder durar sin envejecer ni perder ninguna de sus partes”. Las propuestas de Halbwachs están en la base de muchos planteamientos relacionados con la Protección del Patrimonio y da sentido a bastantes aproximaciones a la identidad desde la Teoría del Paisaje. Resulta imprescindible, como mínimo, conocer su existencia en unos momentos en los que está en revisión todo el andamiaje teórico relacionado con estos temas. Pienso que ir directamente a las fuentes puede ahorrar bastante trabajo.


    Referencias citadas en el artículo

    Referencia 1.-La edición digitalizada del original en francés de 1925 de Les cadres sociaux de la mémoire, realizada por Jean-Marie Tremblay, puede obtenerse gratuitamente en (.doc) o en (.pdf) en esta dirección de la Université de Québec a Chicoutime (UQAC).

    Para aquellos que tengan problemas con la lectura del original en francés, existe una traducción al español.Halbwachs, M. Los marcos sociales de la memoria, Anthropos editorial, coedición con las universidades de Concepción (Chile) y la Central de Venezuela, Barcelona, 2004. La traducción es de Baeza y Mújica de la edición de Albin Michel de 1994. Cuenta con un postfacio de Gérard Namer. 

    Referencia 2.-La edición digitalizada del original en francés de 1939 de “La mémoire collective chez les musiciens”, realizada por Lorraine Audy a partir del original extraído de la Revue philosophique, de marzo-abril de 1939, p. 136 a 165, puede obtenerse gratuitamente en esta dirección de la Université de Québec a Chicoutime (UQAC).

    Existe una traducción al español (ver la referencia 4).

    Referencia 3.-Respecto a la obra La topographie légendaire des Évangiles en Terre Sainte, étude de mémoire collective, publicado por Presses universitaires de France en Paris en el año 1941, era prácticamente imposible de encontrar. Afortunadamente en el año 2008 se ha reeditado, con una introducción de Marie Jaisson. La primera parte está dedicada a una recopilación de artículos a propósito del libro: “La Religion comme chaîne de mémoire” (Danièle Hervieu-Léger); “Halbwachs et l’espace fictionnel de la ville” (Jean-Pierre Cléro); “Mémoire collective et espace social” (Marie Jaisson); “Juste parmi les Nations : un fragment de mémoire collective” (Sarah Gensburger); “Portée du lexique halbwachisen de la mémoire” (Éric Brian). Luego viene un dossier con las obras de Halbwachs, una recensión del libro de 1941 y la carta de Yvonne Halbwachs de 1945. Después de todos estos prolegómenos, que enriquecen bastante la edición, se pasa a la introducción y a los nueve capítulos del libro. 

    Halbwachs, M.: La topographie légendaire des Évangiles en Terre Sainte, étude de mémoire collective, Presses universitaires de France, Paris, 2008.

    Referencia 4.-La edición digitalizada del original en francés de 1950 de La mémoire collective, realizada por Lorraine Audy y Jean-Marie Tremblay, puede obtenerse gratuitamente en (.doc) o en (.pdf) en esta dirección de la Université de Québec a Chicoutime (UQAC).

    También en este caso existe traducción al español. Halbwachs, M.: La memoria colectiva, Prensas Universitarias de Zaragoza, 2004. Es la traducción realizada por Inés Sancho-Arroyo de la segunda edición en francés, 1968, de Presses Universitaires de France. Como ya he dicho, en esta edición se incluye como anexo el artículo de 1939 "La memoria colectiva de los músicos", publicado en la Revue philosophique.

    Nuevas dinámicas urbanas

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    "La construcción de la ciudad está cambiando de forma muy apreciable en los últimos años. No solamente el ritmo de creación del espacio urbanizado que se ha acelerado casi hasta el paroxismo, sino también los objetivos, la propia mecánica de su planificación y la relación que se establece con el ciudadano. Si a esto añadimos que a partir de mediados de los años ochenta del pasado siglo XX aparece un problema nuevo de carácter planetario que tiene que ver con la relación entre la biocapacidad de la Tierra y consumo, ya puede comprenderse que las dinámicas que subyacen en la creación de la ciudad del siglo XXI son muy diferentes a las de todas las anteriores". Así comencé mi ponencia en el Encuentro de Arquitectura Contemporánea en Ciudades Históricas que se acaba de celebrar en Sevilla el 17, 18 y 19 de septiembre. Como no tengo claro que, al final, se haga una publicación que recoja lo allí debatido, he pensado que sería interesante traerla aquí un poco adaptada y con algunas cosas nuevas. En ella planteaba temas polémicos (que os sonarán bastante a los que leéis el blog) con objeto de generar debate. He tratado de agruparlos en tres apartados.

    Visión nocturna de Los Ángeles  LucasJanin

    El primero vendría de la mano de lo que Koolhaas llamó “ciudad genérica”. Es decir, una ciudad que va perdiendo sus connotaciones específicas del lugar y que se queda exclusivamente con aquellas que son válidas para casi todos los lugares. Surgen así extensiones urbanas y arquitecturas que podríamos denominar clonadas, copiadas, descontextualizadas o banales.

    La ciudad de cualquier lugar

    Piezas urbanas de Barcelona, Shangai, Ámsterdam o Tokio, que no se diferencian nada más que en las letras de los carteles de publicidad, si es que se diferencian. Así es como determinado tipo de arquitectura ha construido hectáreas y hectáreas de áreas urbanizadas. Se pueden encontrar muchos ejemplos en el libro de Francesc MuñozUrbanalización. Lugares comunes, paisajes globales y hay varios artículos del blog dedicados a esta cuestión. No se trata de algo nuevo. Se podría decir que empieza a dar sus primeros pasos a principios del pasado siglo XX con la llamada Ciudad Jardín, sigue luego con el Movimiento Moderno, pero sólo hace unas décadas que adquiere su verdadera dimensión. Muchas son las causas que han llevado a esta uniformidad en la creación de las ciudades. Indudablemente la primera es la globalización, que ha acercado y mezclado culturas y formas diferentes de vivir. Las grandes multinacionales han contribuido de forma muy importante a la creación de imágenes comunes y a la configuración, mediante la publicidad, de paisajes urbanos similares en todo el planeta. Esta cultura de la imagen y de la marca como sustrato de todo lo que vemos ha traído consigo una forma de mirar el paisaje urbano similar en muchos lugares del mundo.

    Clones urbanos válidos para cualquier lugar  alturbanist

    Se ha creado de esta forma una cultura común que ha permitido avances muy rápidos en la asimilación y deglución de las formas por sociedades muy diferentes, permitiendo que sean soporte de innovación. Esta posibilidad de innovación ha traído consigo que estas piezas genéricas se hayan identificado inmediatamente con la modernidad y el progreso. De tal forma que nos encontramos con arquitecturas y áreas urbanas genéricas, adaptadas a los requisitos que exigen las formas de vivir globales, que han colonizado no sólo las periferias urbanas sino que se han ido introduciendo también en las zonas urbanas históricas. Y esto es válido, tanto para el sustrato urbano, el tejido, como para las emergencias, es decir, aquello que sobresale del tejido: arquitecturas “singulares” que acaban por ser genéricas a base de querer singularizarse. Pero el problema de los límites planetarios, característico de este siglo, hace necesario adaptarse a las condiciones del sitio más que adaptar el sitio a nuestras condiciones. Si tenemos que adaptar nuestras ciudades y nuestros edificios a las condiciones del sitio para conseguir menor consumo y contaminación, ¿alguien me puede explicar como es posible dar la misma respuesta urbana y arquitectónica a requisitos de contexto muy distintos?

    ¿Arquitecturas singulares? ¿Cuáles?  Wikimedia

    De forma que, desde el punto de vista de la eficiencia habría que desconfiar de entrada de las soluciones genéricas, clónicas, descontextualizadas ya que sería bastante extraño que la misma solución arquitectónica y urbanística pudiera funcionar igualmente bien en un clima lluvioso, en uno seco, en una topografía llana y en otra muy accidentada, para una cultura cristiana o para otra musulmana (por poner ejemplos). Las arquitecturas y piezas urbanas “singulares”, en general, deberían resultar de las consideraciones específicas del lugar. Los profesionales somos capaces controlar algunos elementos en situaciones muy distintas. Así, la radiación solar, o la humedad, o el viento. Pero los más complejos, como los culturales o los identitarios, pienso que sobrepasan la capacidad de afrontar problemas “variados”, aunque se trate de un arquitecto o un urbanista. Por ejemplo, una consultora de planificación urbana alemana debería reconocer sin complejos que no es capaz de identificar los elementos esenciales de una ciudad como Amman. Pero el caso es que este tipo de consultoras han destrozado, literalmente, la capital jornada tal y como se puede constatar en una tesis que dirigí ya hace algunos años a Mazen Suleiman titulada Amman, una sociedad islámica en una ciudad de forma y estructura occidentales (Publicado el resumen en Ciu[ur]33 como "La ciudad musulmana y la influencia del urbanismo occidental en su conformación").

    Amman (Jordania) “genérica”  triptojordan

    Los grandes despachos de arquitectura que construyen en todo el mundo deberían tener su campo de acción limitado a las piezas urbanas con vocación genérica, o a elementos situados en lugares muy concretos y consensuados de las ciudades consolidadas. No digo que hubiera que proscribirlos enteramente como una aberración. No, claro que no, tienen una función obvia que es la de innovar muy rápidamente tanto en las formas como en las técnicas. Y a veces es necesario innovar muy rápidamente. El problema es que las innovaciones rápidas muchas veces son simples ensayos que conducen al fracaso. Otras no, y los inventos formales, funcionales o técnicos, terminan por incorporarse al acervo tradicional de soluciones válidas y adaptadas al contexto. En momentos en los cuales todos los indicadores del funcionamiento de nuestras ciudades nos dicen que resulta necesaria una vuelta a lo local, después de la locura ineficiente de una organización del territorio basada en el transporte masivo de personas, energía, materiales y alimentos, lo mas moderno, lo más puntero, no puede ser lo genérico. Lo que de verdad tiene el valor de lo singular es aquello que está directamente relacionado con el contexto, con el sitio, y por supuesto, con las formas de vida, valores y usos de una sociedad concreta.

    Amman (Jordania) “contextualizada”  cestyapamatky

    El segundo elemento al que quería referirme es el relativo a las nuevas formas de planificación, en concreto, a la planificación estratégica que cambió el rumbo de los sistemas de planeamiento al cambiar los objetivos. Ya no se trata de tener previstos una serie de espacios para acomodar necesidades ciudadanas, se trata de competir con otras ciudades en una verdadera guerra para captar y acumular riqueza.

    La imagen urbana sustituye al plan de urbanismo

    En esta guerra, la identidad, la eficacia y la eficiencia, pasan a un segundo plano para ceder paso a la imagen, a la marca ciudad. Guerra en la que vale todo, y en la que en nombre de “la ciudad” como ser supremo, los responsables de su gobierno y planificación se olvidan de los ciudadanos. El modelo subyacente en esta forma de entender el territorio es “cuanto mayor, mejor”. Se supone que una gran ciudad ofrece mejores (y, sobre todo, más) oportunidades al ciudadano que las ciudades medias o que los pueblos. Esto es verdad en parte. Se necesita una cierta masa crítica de público para ofrecer determinados servicios de forma rentable. Es decir, es raro que en un pueblo tengamos un traductor de chino. Y si lo tenemos, es todavía más raro que exista, además, otro de yoruba. Es decir, hay servicios que sólo pueden ofrecer determinadas ciudades. Y cuanto mayores, más posibilidades. De forma que nos encontramos con que las ciudades han optado mayoritariamente por crecer a toda costa. Han entrado, por tanto, en una auténtica competición, en una guerra entre ellas para conseguir acumular la mayor cantidad posible de habitantes, de empleos y de riqueza. Para ello se necesita vender la ciudad en el mercado global. Actualmente los mercados globales se basan en marcas. Lo que quiere decir, en el mundo publicitario, en imágenes.

    Global Cities Index  gaiamisiones
      Señalar en la imagen para verla más grande

    Así, se sustituyen las actuales realidades urbanas incomprensibles para los foráneos en tuits comprensibles. Hay que dejar reducida la imagen de la ciudad a ciento cuarenta caracteres. Y los mejores tuits urbanos son, precisamente, las obras de arquitectura. Además, dado que los tuits deben ser legibles en todos los idiomas, no podemos basarlos en las culturas locales sino que es imprescindible recurrir a formas genéricas que se entiendan en el mundo global. Sin embargo, este planteamiento tiene partes perversas y otras falaces. Aunque ahora no es el momento de detallar los inconvenientes y falsedades de este planteamiento, me referiré a ciertos lugares comunes para situar el tema. Por ejemplo, aunque no lo parezca, está demostrada la existencia de un gradiente negativo en la eficiencia del funcionamiento urbano en relación al tamaño. Hasta el punto que, algunos autores han llegado a plantear la existencia de un tamaño máximo a partir del cual la ciudad colapsa y empieza a funcionar como piezas urbanas independientes. Es como una estructura que llega un momento en que toda la masa se destina a aguantarse a sí misma. De forma que no es cierto que una gran ciudad sea más eficiente que una pequeña. Es justo lo contrario. Otro de los lugares comunes desmontado por las evidencias: todas las encuestas de satisfacción demuestran que los habitantes de las ciudades medidas son más felices y se encuentran más sanos que los habitantes de las grandes urbes. Vivir en una gran ciudad no es más satisfactorio.

      Tuit perfecto de usar y tirar (pero se queda para siempre)
      El gran consolador en medio de la Sagrada Familia  lavanguardia

    A estos datos habría que añadir algo importante. En la era digital, las posibilidades de funcionar en red ya no hacen necesaria una masa crítica de población localizada en un lugar específico para poder ofrecer determinados servicios. Por tanto, el objetivo no debería ser crecer a toda costa, sino que los ciudadanos tuvieran oportunidades de vida suficientes, fueran felices y el coste del mantenimiento de su estructura urbana fuera el más rentable posible. Los planes no deberían marcarse como objetivo “posicionarse en los mercados globales” sino más bien organizar su territorio lo más eficaz, eficiente y bellamente posible. Esto apunta directamente a la recuperación de "la vida cercana" con ayuda, ahora posible, de las nuevas tecnologías. Y su arquitectura no debería intentar ser la “marca" de la ciudad sino representar la identidad, la memoria colectiva, de sus habitantes. En un momento en el que parece verosímil la hipótesis de una subida muy significativa de los costes de transporte debería entenderse, cuando menos temerario, apostar al cien por cien por la obtención de rentas, materiales, alimentos o energía, en sitios lejanos. Más bien, el futuro parece estar en una visión regional. Casi todas las propuestas más modernas se refieren a las ecorregiones, con la recuperación de la agricultura de proximidad, y la planificación conjunta de naturaleza y ciudad, apoyando su eficiencia en la infraestructura verde y los servicios de los ecosistemas.

    La singularidad llevada al esperpento, Catar busca imagen
      Alcalde, ¿necesita una torre singular? aquí tiene un muestrario  elpaís

    En este contexto, tanto las soluciones urbanas genéricas (todo el sprawl periférico, banal, ineficiente y escasamente funcional), como las singulares basadas en una imagen (escultura, icono, símbolo) que sustituyen a la arquitectura y que se convierten en el mismo momento en que se construyen en aparatos obsoletos y desfasados, no sólo desde el punto de vista técnico sino también formal, no parecen tener razón de ser, como aquellos lugares de París de que hablaban los dadaístas. En la cultura del tuit, el trending topic de hoy dura minutos (y a veces segundos). ¿Alguien en su sano juicio puede basar un desarrollo social armonioso (hago notar que no hablo de crecimiento sino de desarrollo) en cuatro fuegos artificiales que duran lo que duran y nos dejan sumidos luego en una obscuridad todavía más negra que la que había? ¿Alguien puede pensar que ha hecho más por los madrileños el trending topic de ayer por la tarde ("relaxing cup of café con leche in Plaza Mayor") aunque lo hayan rebotado millones de seres, que el propio espacio de la Plaza Mayor? ¿Alguien puede pensar que la Ciudad de la Cultura de Santiago de Compostela va a hacer más por los santiagueses que la catedral? ¿o qué la torre Cajasol en Sevilla más que la Giralda o la Torre del Oro? Por supuesto, ahora estoy hablando estrictamente de imagen urbana.

    ¿Sevilla busca posicionarse mundialmente con un rascacielos-tuit?
      ¿Para qué? ¿Atraerá más turistas o riqueza con esto?  elcorreoweb

    El tercer conjunto de temas tiene que ver con el divorcio progresivo que se ha ido produciendo de forma acelerada desde mediados del pasado siglo XX, entre los políticos, los técnicos y la sociedad civil, y que ha caracterizado unos usos autistas de estos estamentos y unas formas de planificar y organizar la ciudad ajenas a la racionalidad y el sentido común.

    Otra gobernanza para otra sociedad

    Los políticos tienen ya poco que ver con los de la antigua democracia, cuando las relaciones personales importaban. Ahora lo único que importa es la imagen que dan los medios lo que, de hecho, implica una separación con el ciudadano que no llega a conocer a sus gobernantes (y a la inversa) sino la imagen de estos gobernantes. Sucede algo parecido a lo que escribía en párrafos anteriores relativo a las formas y soluciones urbanas y arquitectónicas. Y esto tiene también que ver con la ciudad, su tamaño y organización. En una ciudad de diez mil habitantes probablemente una parte importante de los vecinos conozcan a su alcalde, hayan sido incluso compañeros de juegos, estudios o trabajo. En una ciudad de trescientos mil ya es más complicado aunque, probablemente, se le vea por la calle e, incluso, hable con algún vecino. Pero, desde luego, en una ciudad de un millón o más eso es imposible. De forma que la política local (de eso estamos hablando) deja de ser local y se convierte en otra cosa. El sistema actual de representación local es evidente que no funciona en estos casos, y que deberíamos de estar repensándolo, porque el divorcio entre políticos y ciudadanos es ya casi irreversible.

    Calderón de la Barca, El alcalde de Zalamea
      ¡Un político que anteponía el honor a la hacienda y la vida!

    Una ciudad la deben construir los ciudadanos, y sus representantes deberían intentar que esto fuera así. Pero, a día de hoy, la situación es penosa. Los actuales planes de urbanismo, pensados para resolver los problemas de la ciudad industrial, no sirven de ninguna manera para organizar la ciudad del siglo XXI. Es imprescindible pensar cosas nuevas. Ciudades de código abierto, transparentes, en las que el ciudadano sepa, de verdad, las implicaciones de tomar una decisión u otra. Porque nuestros sistemas de participación ya no puede ser igual que los del siglo XX. Lo digital abre posibilidades que deberían ayudar a mejorar la relación entre los políticos y los ciudadanos, pero nada ha cambiado todavía. Parece necesario modificar la organización de las entidades locales con objeto de conseguir una democracia real (objetivo de movimientos como el 15M) planificando áreas urbanas con entidad propia y reconocible en las que, por ejemplo, la elección directa de sus representantes sea posible, acercando el político local al ciudadano, de forma que la relación personal se imponga. Y, por supuesto, aprovechar las nuevas formas de comunicación descentralizadas de base local, mucho más difíciles de controlar que un periódico o una emisora de televisión.

    Anuncio que muchos veíamos representativo del técnico:
      un ser de otro mundo, un fantasma ajeno a la vida real

    Y, por último, los técnicos. El divorcio entre los técnicos y la sociedad lo denunciaba Morin ya hace algunos años. En el último cuarto del pasado siglo veinte los técnicos se han recluido, definitivamente, en sus torres de marfil al volverse muy complejas (a veces de forma innecesaria) las metodologías y las formas de investigar los problemas, de proyectar y de planificar. Con ello se han distanciado de los políticos y de los ciudadanos, renunciando a comprender otras visiones de la realidad alternativas a las propias. A su vez se han ido separando entre ellos, creando lenguajes y jergas propias, de manera que la comunicación empieza a ser imposible entre áreas de conocimiento. Esto que incluso puede ser bueno al ser más precisa la terminología, en materias transversales como la construcción de la ciudad, se convierte en un problema. Más de la mitad de la humanidad está viviendo inmersa en ese artefacto técnico cada vez más complejo llamado ciudad. Y los ciudadanos deberían decidir sobre su organización, su forma, sus condiciones y sus límites. En la situación actual, no sólo no participan en las decisiones, sino que el sistema les hurta la información necesaria para saber qué está pasando en sus calles, en sus plazas o en sus parques.

    El plan de urbanismo en España ¿proyecto incomprensible de ciudad?
      Más bien: garantía comprensible para el inversor inmobiliario  cabezodetorres

    He tratado de demostrar con tres temas esbozados de forma muy esquemática, que las ciudades del siglo XXI se deberían de construir con presupuestos diferentes a las de épocas anteriores, por la sencilla razón de que los requisitos son distintos. Las regiones, las ciudades, que antes lo comprendan y cambien el rumbo se encontraran mejor preparadas cuando se produzcan los cambios que vienen.

    A modo de final que es un comienzo

    Las actuales dinámicas de formación de áreas urbanas ya empiezan a plantear algunos de estos temas. Es verdad que no sabemos, en realidad, qué va a venir. Es por tanto, un momento de crisis, de incertidumbre. Y en los momentos de incertidumbre el único consejo de sentido común es el de no hacer nada irreversible. Muchas de las cosas que estamos haciendo, en nuestra desesperación por agotar un sistema agónico, son irreversibles. La construcción de un canal de comunicaciones que rompe en dos un ecosistema es irreversible. La construcción de las cuatro torres en Madrid es irreversible tanto desde el punto de vista funcional como visual. Como lo fue en su momento la construcción de la Torre de Valencia como fondo escénico de la Puerta de Alcalá. Porque destruyen el imaginario colectivo de generaciones y generaciones que basan su identidad en la permanencia de determinados elementos urbanos.

    Santiago, Ciudad de la Cultura, destrucción irreversible del Gaiás  compostelavirtual

    Pero no querría terminar sin plantear dos cuestiones insinuadas en párrafos anteriores. La primera es la vuelta a lo local. En un mundo global en el que el dispendio energético y la contaminación producidos por el transporte de grandes cantidades de energía, materiales y personas, entre puntos del planeta separados miles de kilómetros es insostenible, en algunos sitios ya se está empezando a preparar el cambio. Resulta imprescindible reducir las distancias a las que se transporta la energía, el agua, las personas o los alimentos. Para ello no queda más remedio que volver al uso de los materiales locales, a la agricultura de proximidad, al autoabastecimiento energético, a la comprensión de las relaciones de los ciclos de los ecosistemas y los servicios que prestan a la ciudad, y a la recuperación de las identidades locales perdidas o a su creación. Desde este punto de vista las ciudades históricas tienen ya una parte del camino andado porque, normalmente, su expresión urbana responde a identidades y cultura locales y lo único de verdad necesario es su adaptación a las formas de vida actuales que, por experiencias anteriores, sabemos que nunca resulta bien si se hace de forma traumática.

    La agricultura de proximidad está teniendo un importante
      protagonismo en la recuperación de lo local  elmundo.es

    La segunda tiene que ver con la nueva política local. En estos momentos hay una eclosión de términos que tienen que ver con búsquedas de caminos alternativos a las tradicionales formas de gobierno representativas. No voy a hablar de democracia líquida, holacracia, lógica distribuida o inteligencia colectiva. Porque, además, no está muy claro si algunas de estas formas de encarar las relaciones entre gobierno y gobernados, y entre los ciudadanos entre sí, acabarán finalmente por dar resultados prácticos. Lo que sí parece claro es que, desde el punto de vista de la construcción de la ciudad, el sistema tradicional no funciona. Ya lo denunciábamos cuando redactamos para el Gobierno de España el Libro Blanco del Planeamiento Urbano Sostenible: no es que la ciudadanía tenga derecho a participar en la construcción de sus ciudades, es que debe ser la encargada de hacerlo con auxilio de los técnicos, que deberían descender de su Olimpo y aprender del ciudadano. Saskia Sassen habla de la ciudad de cristal, transparente y visible para todos. Pero para que una ciudad sea de verdad transparente es imprescindible información comprensible. Y ese es el primer deber del técnico que colabora con el ciudadano. Ya hace algunos años un visionario llamado William Bunge lo experimentó en Detroit, pero en la era digital todavía no se ha producido la revolución en la gobernanza local que se tiene que producir.

    Buscando nuevos caminos para avanzar juntos  urbanohumano

    Cuando voy a Santiago y los amigos me preguntan qué me parece la Ciudad de la Cultura yo (muy gallego) les respondo: y a ti ¿alguien te lo ha preguntado?¿alguien te ha explicado sus costes ecológicos, sociales y económicos?¿te han presentado alternativas viables?¿te han explicitado los objetivos reales a conseguir con su construcción?¿te han dicho que esos mismos objetivos se podrían conseguir rehabilitando algunas de las decenas de edificios existentes en el casco histórico o distribuyendo las actividades en los barrios degradados de la periferia? Y, sobre todo, ¿quién, en realidad, se ha beneficiando, se beneficia o se beneficiará con ella: los santiagueses, un especulador, un grupo político, un banco? Las mismas preguntas se pueden aplicar a determinados aeropuertos, barrios, torres, rehabilitaciones, peatonalización de calles o campos de golf. La construcción de la ciudad, en la situación actual, se está empezando a convertir en algo insoportable para el ciudadano. Recuerda el momento histórico de aparición del plan de urbanismo, cuando el descontento se había ya empezado a concretar en revueltas sociales, derivadas de la ciudad insana y gentrificada producida por la Revolución Industrial. No hace falta ser muy clarividente para darse cuenta de que, de continuar la situación actual, va a producirse una mutación (esperemos que no violenta) en la forma de entender la ciudad y su relación con el ciudadano. Y sería deseable, por los perniciosos efectos colaterales que pueden producirse, que en lugar de una mutación se produzca una evolución controlada.

    Alejandro de la Sota, maestro de tantos de nosotros
      Que este recuerdo sea un homenaje a su figura  alejandrodelasota

    Ya acabo, y con una anécdota que suelo utilizar frecuentemente al abordar el tema de la arquitectura en ciudades históricas. Cuenta Alejandro de la Sota: “Un alumno preguntaba al arquitecto Neutra qué debía de hacerse si en una plaza antigua, de viejo cuño y con solera, se derrumba una de las casas que la forman. Se podría hacer una copia de la desaparecida, o un pastiche o bien una casa actual ocupando el hueco. El viejo profesor contesto simplemente: llamar a un buen arquitecto. Como en una dentadura el diente caído no es sustituido por otro ya gastado sino más bien por una moderna y cara prótesis que no desentone por bien hecha. El nuevo rico, quizá, se ponga un diente de oro”. Probablemente hoy también sería suficiente con llamar a un buen arquitecto. Pero el buen arquitecto de hoy no debería hacer las cosas como entonces. Necesita, más que nunca, estar empapado de una cultura que, normalmente, en ciudades históricas, es local. Y, sobre todo, los arquitectos y los urbanistas del siglo XXI deberían proyectar con la ayuda del ciudadano y para el ciudadano. Nunca para su propio ego o para el ego del prócer de turno (por no hablar de lindezas pecuniarias relativas a elementos corruptos). Y plantear con todas las cauteles la intervención en determinadas áreas urbanas de las grandes multinacionales de la arquitectura, que crean iconos de consumo instantáneo, en Bangkok, Sevilla, Estocolmo o Nueva York, indiferentes al sitio, sin importarles destrozar las imágenes de largo recorrido, las identidades y la memoria de generaciones que han anclado sus recuerdos en unos espacios y unas piedras irremplazables.

    Paisaje rural: imagen e identidad

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    De los tres enfoques clásicos del paisaje (geográfico, ecológico y perceptivo) siempre me ha preocupado la relación que se podía establecer entre ellos y el significado de cada uno según que el contexto fuera urbano, rural o de naturaleza. La sospecha es que estas tres formas de abordarlos tienen diferente peso, resultado de la importancia que se le otorga a algunas características esenciales que los definen. Su estudio escapa a las posibilidades del blog de forma que, en el artículo de hoy, y basándome en parte del trabajo fin de máster que le dirigí a una de mis alumnas, Teresa Eiroa, simplemente intentaremos aclarar, para el caso del paisaje rural de Millana (un pueblo español de la Baja Alcarria) las relaciones que se establecen entre dos de los elementos básicos que caracterizan el paisaje: imagen e identidad. El primero tiene que ver con la percepción del sitio que tienen "los otros", y el segundo con "la nuestra". Ambas están relacionadas pero, a efectos de explicar los procesos, es interesante analizarlas de forma separada. Por supuesto son importantes en cualquiera de los ámbitos, pero es en el rural, por su claridad, donde se pueden diferenciar de forma más didáctica.


    Del trabajo de Teresa, excelente, voy a reproducir sólo aquellas partes que explican los resultados a los que se llega estudiando el mismo objeto paisajístico desde un enfoque más icónico y desde otro más identitario. Es decir, cómo el paisaje es capaz de crear imagen e identidad. El trabajo lleva por título: “Aspectos icónicos e identitarios en la caracterización del paisaje rural de Millana. Comarca de la Baja Alcarria”. Como siempre lo he adaptado al blog y no voy a entrecomillarlo ni colorear las partes que transcribo literalmente, pero sí que diferenciaré claramente cuando empieza su parte y cuando termina. Tampoco seguiré la forma de exposición de todo trabajo de investigación y suprimiré todas las citas, referencias y bibliografía. Asimismo he reorganizado los párrafos. Todas las imágenes, excepto las referenciadas, son del trabajo.


    Aspectos icónicos e identitarios del paisaje rural de Millana
    Autora: Teresa Eiroa Escalada

    La metodología empleada para el desarrollo de esta investigación se basa en la comparación entre los elementos que caracterizan el paisaje de la comarca a escala general, con los elementos y cambios percibidos por la población local, con el fin de reflexionar sobre las posibilidades actuales de protección de los valores culturales. Para la descripción comarcal de las Alcarrias se partió de la delimitación y caracterización realizada en los Atlas del Paisaje de Castilla-La Mancha y de la Provincia de Guadalajara, y se sintetizaron los elementos críticos en fichas. De las descripciones anteriores se extrajeron los elementos configuradores principales del paisaje de esta comarca que sirvieron de variables de análisis. Posteriormente éstos se analizaron en la cartografía a escala local, y se identificaron los principales cambios producidos. Para este apartado se utilizó la cartografía oficial disponible, fotografías antiguas de los vecinos del lugar y fotografías actuales propias.

    Millana es un pueblo de Guadalajara en España  mellado

    En la segunda parte se realizó una investigación directa mediante encuestas, para recabar información sobre el paisaje percibido. Éstas se han realizado sobre una muestra de 30 personas (siendo la población del municipio de 152 habitantes en 2012) divididas en tres grupos de población:
    • Grupo 1: Residentes. Vecinos con arraigo en el pueblo, mayores de 50 años.
    • Grupo 2: Veraneantes. Personas no residentes, pero con arraigo en el pueblo, mayores de 35 años.
    • Grupo 3: Visitantes. Personas no residentes, sin arraigo en el pueblo ni conocimiento del mismo, de cualquier edad.
    Por último, se contrastó lo reflejado por los residentes, veraneantes y visitantes con los aspectos objetivos analizados previamente.

    Primera parte, el paisaje institucional

    El Atlas de los Paisajes de Castilla-La Mancha es el resultado de una investigación realizada por las Universidades de Alcalá (UAH) y de Castilla-La Mancha (UCLM), financiada por la Consejería de Ordenación del Territorio y Vivienda. Desarrolla también los contenidos del Atlas de los Paisajes de España, publicado en 2004 por el Ministerio de Medio Ambiente, para el territorio de Castilla-La Mancha. Del estudio del Atlas de los Paisajes de Castilla-La Mancha se ha extraído para este trabajo la identificación de los elementos constitutivos del paisaje. La metodología que emplean sus autores está basada en el método de caracterización del Landscape Character Assessment y en las experiencias francesas más reconocidas. Dicho método de identificación y caracterización recoge los componentes principales de cada unidad paisajística así como sus reglas de evolución. La escala de análisis empleada para la selección de los elementos constitutivos del paisaje y su comprensión es la 1:200.000.

    Fragmento del plano de unidades de paisaje del Atlas de CLM

    Para el estudio concreto del término municipal de Millana se hizo una revisión de los diferentes componentes del paisaje en la zona de estudio, a una escala de mayor detalle, con el fin de servir de base y ayuda a la interpretación posterior de la información recogida en las encuestas. Dado que el paisaje es una expresión territorial, sujeta por tanto a su representación e interpretación cartográfica, para este apartado se recurrió al soporte cartográfico 1:25.000 y ortofotografías (PNOA 2006) del Instituto Geográfico Nacional, sobre el que se fueron identificando aquellos elementos que tienen presencia e interpretando sus relaciones jerárquicas principales, con la ayuda de fotografías realizadas en el trabajo de campo. Los elementos que se analizaron son aquellos que crean la estructura orgánica del paisaje en este caso, y configuran su imagen concreta y reconocible: geología, relieve, red hidrográfica, viario principal y secundario, parcelación, vegetación silvestre, cultivos, ganadería, núcleos urbanos y elementos singulares, y aspectos etnográficos. Por su relativa incidencia se optó por omitir el análisis de otros aspectos como la fauna.

    Segunda parte, el paisaje percibido

    La investigación directa se realizó en el municipio de Millana, mediante encuestas tipo cuestionario, realizadas por la autora de este trabajo entre los meses de junio de 2012 y junio de 2013, en visitas domiciliarias o reuniones en local municipal y bar del pueblo, para los encuestados de los grupos 1 y 2, tanto en días de diario como fines de semana. Las encuestas del grupo 3 se realizaron en visitas al efecto, o aprovechando invitaciones ocasionales de los vecinos.

    Realización de las encuestas

    La encuesta planteada se estructuró en tres partes:
    • Datos previos: página inicial de datos, común a todos los cuestionarios. Ha sido cumplimentada por la entrevistadora, y su contenido se archiva a efectos de confirmación de la información y otros.
    • Datos sobre el objetivo específico: diferente para cada grupo, compuesta de varias preguntas, y espacios para dibujar.
    • Test de pares de fotografías: 11 pares (impresas en un DIN A4 cada una), para mostrar preferencia (de cada par, una anterior a 1980 y otra reciente), lo más parecidas posible, representativas de diferentes temas relacionados con el paisaje.
    Del contenido de las encuestas, se filtraron los componentes relacionados con el paisaje que aparecen en cada una, bien en las descripciones, bien en los dibujos. Además de los elementos configuradores analizados en la primera parte, se han añadido aquellos que aparecen mencionados por varios de los encuestados y que no aparecían antes.

    Resultados de las encuestas

    Para el grupo 1, Residentes, los aspectos que más peso tienen son aquellos estrechamente ligados a la actividad agropecuaria que sustenta la vida rural tradicional: red hidrológica, parcelación, vegetación silvestre y cultivos, y en menor medida el viario. El relieve y el núcleo urbano no son identificados como algo especial, sino más bien como el soporte de sus actividades agrícolas o vitales. La revisión de los dibujos realizados por este grupo muestra variedad en los temas, pero la mayoría refleja elementos concretos, a escala cercana, relacionados con la vida diaria.

    Resultados de las encuestas para los tres grupos
     Señalando en la imagen se puede ver más grande

    En el grupo Veraneantes se puede reconocer una mayor dispersión de resultados. Se combina el hecho de haber vivido o pasado los veranos de su infancia en el pueblo, lo que les asimila al grupo anterior, con el de estar acostumbrados a un modo de vida más urbano, lo que lo que permite una mirada "desde fuera". La revisión de los dibujos realizados muestra también variedad: desde las percepciones generales, hasta una escala de mayor detalle que pone de relieve las cuestiones concretas que les interesan. En lo que se refiere tercer grupo, Visitantes, los rasgos que identifican como característicos coinciden en gran medida con los rasgos considerados en los estudios institucionales (para el Atlas de los Paisajes de Castilla-La Mancha, también se realizaron encuestas). Las variables de más peso son el relieve y los cultivos, seguidos de los asociados al propio núcleo urbano y, en menor medida, la vegetación natural y elementos singulares como la ermita de la Fuensanta. La revisión de los dibujos realizados, muestra una gran coincidencia tanto en la visión de conjunto del paisaje, como de los elementos destacados del pueblo (iglesia románica de de Santiago).

    Ermita de la Fuensanta  mellado

    Habría que mencionar otros temas. Así, los aspectos geológicos sólo aparecen en el grupo Veraneantes, por encuestados con un nivel de estudios medio-alto, y en relación con el color y la composición del suelo. Los aspectos climáticos se detectan en las descripciones de los Residentes, en relación casi siempre con la agricultura y la disminución de nieves y lluvias. Y en los Visitantes, por la presencia del cielo en el paisaje, y más concretamente el color y las nubes (sobre todo en los dibujos). Los aspectos festivos aparecen sólo reflejados por los Residentes, especialmente la Romería de la Fuensanta, las procesiones para pedir lluvia y el concurso de arados por San Isidro. Resulta curioso que el grupo de Veraneantes casi ni los mencione.

    Resultados de la comparación de pares fotográficos

    En cuanto a la comparación de pares de fotografías, no ha sido posible disponer de fotografías antiguas representativas de todos los aspectos anteriormente estudiados. Dado que la fuente principal de la que se han tomado las fotografías antiguas es una publicación local que recogió en su día gran número de fotos pertenecientes a los vecinos, puede considerarse que este hecho es representativo de que la percepción consciente del paisaje por parte de la población local es algo relativamente reciente, en aquellos lugares que no son de especial pintoresquismo. Son escasas, comparativamente, las fotos en las que aparecen los componentes del paisaje, incluso como fondos de escena.

    Resultados de la comparación de fotos
     Señalando en la imagen se puede ver más grande

    Para el grupo de Residentes se puede reconocer una clara preferencia por las fotografías actuales en todo aquello que tiene relación con el entorno construido. Mencionan claramente el mal estado de las edificaciones y calles, sin luz ni agua corriente, etc. En cambio, las opiniones prácticamente se igualan en el caso de las fotografías relacionadas con el laboreo y los cultivos. Las razones que dan en este caso a favor de las fotografías antiguas están relacionadas con las tareas cooperativas, con un modo de vida que juzgan más sano, con una mayor diversidad de cultivos, y también con su juventud y con el reconocimiento de las personas que salen en las fotografías. En cambio, aquellos que prefieren las modernas, reconocen la dureza de aquel tipo de vida.

    Vecinos de Millana  guplazamayor

    En el grupo de Veraneantes las opiniones están más repartidas, destacando únicamente la fotografía reciente de la Calle Real, que antiguamente estaba muy estropeada, y la clara preferencia por las fotografías relacionadas con el laboreo y los cultivos. En este caso eligen las fotografías antiguas dado que muchos las asocian con momentos de vacaciones o juegos, incorporando un cierto componente de nostalgia. En cuanto a los Visitantes se decantan por las fotografías actuales, aunque con distintos grados. Con la excepción de la fotografía antigua de la Iglesia de Santiago que prefieren por los árboles hoy eliminados para dar mayor visibilidad al monumento, y por el grupo de gente que le da un cierto aire pintoresco.

    Conclusiones

    Como ya se ha señalado, una vez analizadas las descripciones de los Atlas de Castilla-La Mancha y de la Provincia de Guadalajara, y estudiado el entorno próximo del municipio de Millana sobre base cartográfica, trabajo de campo y fotografías realizadas en diferentes estaciones, se identificaron aquellos aspectos icónicos característicos de este paisaje. Al contrastar estos rasgos con la percepción del paisaje que tienen distintos grupos de población, recogida en una serie de encuestas y valoración de imágenes, se pueden sacar algunas conclusiones. Respecto de los encuestados que no tienen una vinculación con el lugar, y lo visitan en muchos casos por primera vez, su imagen del paisaje coincide bastante con las descripciones institucionales que se pueden obtener de Atlas de paisaje y estudios similares. Esta imagen es de carácter global, al percibir los componentes del paisaje de manera integrada. Los elementos que más peso tienen son: la topografía, los cultivos y el núcleo urbano.

    Dibujos de los visitantes

    En cambio, los encuestados que son residentes en el municipio, y que forman parte de una generación que ha vivido y trabajado en el pueblo, tienen una imagen muy diferente. Su paisaje es, en realidad, una percepción fragmentada y rica en significados del territorio que soporta su actividad. Este mosaico de imágenes parece componerse de elementos asociados a vivencias, percibidos en una escala de detalle, pero que coinciden con las percibidas por otros vecinos. Así, en las encuestas realizadas a este grupo, aparecen algunos elementos nuevos relativos al territorio, que no estaban contemplados como principales en la descripción objetiva previa, tales como las fiestas o el clima. Los que parecen de mayor importancia son aquellos más relacionados con su manera de vivir: cultivos, vegetación silvestre, red hidrográfica y parcelas, siendo el relieve simplemente el soporte de todo ello. El grupo que hemos llamado veraneantes tienen aspectos en común con los otros dos. Su percepción del paisaje está teñida de una cierta nostalgia. Son muy conscientes de la pérdida de muchos detalles asociados al antiguo modo de vida, lo que el grupo de residentes no muestra de forma tan clara.

    Dibujos de los residentes

    A partir de lo anterior se puede concluir que los aspectos identitarios del paisaje, que tienen que ver con una lectura simbólica y más fragmentada del territorio por parte de sus habitantes, no se recogen en los Atlas desarrollados como base para la protección de estos paisajes, lo que significa una pérdida relacionada con los elementos identitarios. Sin embargo, estos documentos sí son una base eficaz para la protección del paisaje en sus rasgos icónicos, tal como es percibido por los visitantes. Son también un elemento básico sobre el que plantear nuevas formas de registro documental de los aspectos identitarios, con vinculación concreta al territorio.

    © Teresa Eiroa


    El trabajo contiene muchas más cosas que no he transcrito, ya que hoy el tema es la relación entre dos grupos de elementos, los de imagen y los identitarios, que suelen asociarse al valor de un paisaje. Estos dos elementos aparecen en todos los tipos de paisajes. Particularmente los urbanos los hemos estudiado, sin explicitarlo como hoy, en varios lugares del blog. Así, la imagen cristalizada en iconos arquitectónicos, o la identidad relacionada con los espacios de proximidad más domésticos que facilitan la creación de redes sociales. Pero como puede verse en el análisis anterior esto pasa también de forma mucho más clara en otros paisajes como son los rurales. El problema para la determinación de los elementos relevantes, tanto para la imagen como para la identidad es que, para los residentes, ambos se mezclan ya que la identidad no sólo se sustenta con espacios de proximidad sino también con lo que se refleja en cómo se ve desde afuera. Es decir, la identidad no sólo se crea por el establecimiento de relaciones entre los miembros de un grupo ligado a un espacio concreto, sino también por la conciencia de cómo lo ven las personas ajenas al grupo.

    Paisaje de la Baja Alcarria en Millana

    Esto significa, por supuesto, que existen varios niveles de identidad y no resulta sencillo diferenciarlos diseccionándolos como si unos no tuvieran nada que ver con los otros ya que están fuertemente imbricados entre sí. Lo que claramente se manifiesta en el trabajo de Teresa es que los estudios tradicionales de paisaje basados en la determinación de unidades de paisaje globales son insuficientes para llegar a los ámbitos identitarios más locales. Esto ya se detectaba en otros artículos del blog relacionados con el paisaje rural, particularmente en el titulado “Paisaje, lugar e identidad”, de Esther Prada. Por supuesto estos estudios globales son referencias imprescindibles para poder encuadrar de forma adecuada los objetos de estudio pero, probablemente, no contengan los elementos necesarios para poder abordar una intervención en el territorio. Se trata de análisis básicos e imprescindibles pero que ayudan poco a la hora plantear la protección, el cambio o la regeneración de un lugar concreto desde el paisaje.

    El pueblo y su entorno

    Necesitamos nuevos métodos que nos permitan acercarnos a la consideración local del paisaje intentando detectar aquellos elementos que en una visión 1:200.000 desaparecen, pero que tienen una importancia manifiesta precisamente para aquellos que no van a ese territorio en visita turística buscando un pintoresquismo que no encuentran en las ciudades. El paisaje cultural como imagen tiene poca razón de ser, excepto para su uso turístico (y para el marketing, claro). Y en momentos en que vamos a tener que ir pensando en alternativas a un turismo basado en el transporte masivo, el estudio de estos paisajes culturales tendrá que volverse local, porque a quienes de verdad importa su mantenimiento es a aquellos que tienen sus recuerdos anclados en ellos. Estamos necesitados de técnicas como las que ha utilizado Teresa, junto con otras que se están ensayando, tales como los SIG participativos, que permitan la colaboración imprescindible de los residentes. Esta otra visión del paisaje más doméstica, y relacionada con elementos identitarios de ámbitos locales más pequeños, es el complemento perfecto de otras formas de acercarse al mismo más globales que tienen que ver con la imagen y el carácter icónico del territorio.

    Transformar el sprawl

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    transformar. (Del lat. transformāre).
    1. tr. Hacer cambiar de forma a alguien o algo. U. t. c. prnl.
    2. tr. Transmutar algo en otra cosa. U. t. c. prnl.
    3. tr. Hacer mudar de porte o de costumbres a alguien. U. t. c. prnl.
    4. tr. Dep. En rugby, baloncesto o fútbol, conseguir un tanto con el lanzamiento de una falta. U. t. c. intr. El equipo no transformó pese a sus muchos tiros a puerta.
    5. tr. Electr. Cambiar mediante un transformador la tensión de una corriente eléctrica.

    Los “difusos esprolizados” de Revolutionay Road
     (en el origen del Mal) elombligodelcine

    En lo que sigue, voy a utilizar la palabra transformar atendiendo a lo establecido en las tres primeras acepciones del avance de la vigésima tercera edición del Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia que transcribo arriba. No me parece (ni aún en mis mayores delirios) que sea aplicable la cuarta, y sobre la quinta tengo algunas dudas sobre el posible alcance de la metáfora relativa a cambiar la tensión de una corriente eléctrica. Pensé titular el artículo Rehabilitar el sprawl, pero claro, “habilitar de nuevo o restituir a alguien o algo a su antiguo estado” no me parecía lo más adecuado para hacer "otra cosa" con nuestras periferias. Por otra parte regenerar (“dar nuevo ser a algo que degeneró”) nos iba a retrotraer a un pasado para nada relacionado con la situación actual, aparte de que no tengo muy claro que el modelo de hoy sea una degeneración del antiguo. Y renovar (“Hacer como de nuevo algo, o volverlo a su primer estado”) me parecía todavía más impropio que regenerar. De forma que, ante la imposibilidad de dinamitarlo directamente, lo mejor que podemos hacer con el sprawl es transformarlo.

    Ellas se quedan, ellos se van (Revolutionary Road)  blackboxblue

    Espero que quede clara la alusión a la recientemente aprobada Ley 8/2013, de 26 de junio, de rehabilitación, regeneración y renovación urbanas, que considera inexistente un problema que se va a convertir en central en las próximas décadas. Evidentemente, una vez de acuerdo en lo que hay que hacer con el sprawl que no es otra cosa que transformarlo, la dificultad está en cómo hacerlo. De qué manera volver eficiente una de las formas más ineficientes que hemos inventado de urbanizar el territorio. Y cómo hacer para que sea ciudad y no urbanización. Ya insinué algunas pistas en el artículo “El sprawl es bello” que publiqué hace ya más de un año pero pienso que el problema merece un desarrollo algo mayor. Hay dos cosas que me gustaría dejar claras antes de seguir. La primera es el hecho de la existencia indudable de hectáreas y hectáreas de áreas urbanizadas de baja densidad localizadas fragmentadamente sobre el territorio ante las que no podemos cerrar los ojos. Y la segunda, que el sprawl no es el Mal absoluto (a pesar de lo escrito en el pie de la primera foto).

    La ¿felicidad? unifamiliar (Revolutionary Road)  wondersinthedark

    Sobre las ventajas de esta forma de urbanizar basadas en el transporte mediante el automóvil, ya he escrito en otros lugares del blog que todavía estamos a tiempo de convertirla en una oportunidad. Tampoco me voy a extender en los graves problemas y disfunciones sociales y territoriales que ha creado. Tan sólo voy a recordar algunas que considero de primordial importancia. Las bajas densidades y la fragmentación hacen inviable un transporte colectivo medianamente racional y la consecuencia es un funcionamiento muy ineficiente, con altos costes no sólo en el transporte de personas y mercancías, sino también en los de urbanización, equipamientos, y mantenimiento de los servicios indispensables. Por otra parte, habría que considerar la composición de una población que (por lo menos en Europa) se está volviendo cada vez más envejecida, con graves problemas de dependencia que dificultan, por ejemplo, la conducción de automóviles o el traslado en bicicleta. Y otros, como la soledad para unas personas mayores con escasas posibilidades de relación social, o el mínimo intercambio entre desiguales que se produce y que impide una educación en la urbanidad.

    Hacia una sociedad envejecida  fotolog

    Con ocasión de un reciente encuentro en la Escuela de Arquitectura de San Sebastián, Zaida Muxí me regaló un librito titulado Postsuburbia. Rehabilitación de urbanizaciones residenciales monofuncionales de baja densidad cuya edición coordinó, publicado a raíz de un taller celebrado en el verano de 2012 en la ETSAB. Tomando como base este libro, y otro al que he tenido acceso recientemente editado por el Mobile Lives Forum resultado de la 2ª conferencia de esta institución celebrada en París en enero de este año y titulado Rehabilitating the Peri-Urban. How to Live and Move Sustainably in these Areas?, voy a intentar plantear algunas cuestiones relativas al tema. En ambos casos aparece la palabra rehabilitación pero pienso, como he razonado al principio, que no es la más adecuada ya que no se trata de volver estas áreas a un estado anterior históricamente muy diferente, sino de transformarlas, aunque incide en la idea de un cambio necesario. Y el mismo hecho de la existencia de estos libros (que sólo son un ejemplo de muchos otros que van apareciendo) prueba el interés del tema.


    Portadas de las dos publicaciones

    Para no perderme, lo que voy hacer es comentar por separado aquellas cosas de los dos libros que me han llamado la atención sencillamente como motivo de reflexión y, en algunos casos, de debate. Voy a empezar por el de Postsuburbia publicado por la editorial Comanegra. En realidad, la mayor parte de libro se compone de una serie de propuestas que parten de un objetivo principal: mejorar la vida cotidiana en los entornos residenciales monofuncionales. Como puede comprenderse su finalidad no es, por tanto, una mejora en la eficiencia o en la sostenibilidad (entendida en un sentido estricto) sino que se centra en aspectos sociales que tienen que ver con la vida cotidiana. Los lectores del blog estarán al tanto de la importancia que le doy a la cuestión de la vida cotidiana y al cambio que propongo en los enfoques urbanísticos pasando de los actuales criterios economicistas a otros más relacionados con la vida de los ciudadanos. No podría, por tanto, estar más de acuerdo con este planteamiento.

    El sprawl USA tiene peculiaridades que lo hacen muy específico,
     pero su análisis es bastante didáctico (Revolutionary Road)  blackboxblue

    Las propuestas en sí se basan, en cierta medida, en algunos de los postulados del New Urbanism que, efectivamente, está en la línea de cómo me parece que debiera empezar a abordarse el tema. Sin embargo, me habría gustado que se atendiera algo más a lo que se plantea en los artículos introductorios que, me parece, van bastante más allá de un New Urbanism demasiado localizado en el caso USA y con muchos aspectos altamente criticables. Las actuaciones se agrupan en cinco líneas estratégicas: fortalecer las redes de proximidad, favorecer la mezcla física y social, garantizar la vida con autonomía, fortalecer el sentido de pertenencia y comunidad, promover un equilibrio medioambiental y una vida sana. Todo un programa de lo que podría ser una nueva mirada al urbanismo y no sólo desde el punto de vista de la rehabilitación de urbanizaciones residenciales  de baja densidad. A pesar de mi proximidad a este planteamiento y propuestas me gustaría comentar algunas en concreto.

    Consolidación de los ejes de conexión  libro Postsuburbia

    Hay dos que se refieren a la consolidación de ejes de conexión, tanto con los espacios públicos como con los equipamientos y servicios. Es evidente que la creación de algún tipo de vida urbana pasa por concentrar a la gente en puntos determinados. Pero me parece bastante interesante que no sólo se piense en puntos concretos, sino en recorridos de utilización cotidiana. Los recorridos son, en sí mismos, espacios públicos por excelencia, pero para que funcionen como tales deben de tener una frecuentación mínima que haga posible la vida urbana. Estos ejes de conexión deberían de priorizarse de todas las formas posibles, desde las relativas a la estética hasta el mobiliario o la iluminación con objeto de que los “difusos” (habitantes de la ciudad difusa o “esprolizada”) los usen de forma preferente a cualquier otro. Dada la necesidad de concentrar funciones con objeto de conseguir centralidades, tanto los espacios públicos puntuales como los equipamientos deberían estar juntos. Todo ello está relacionado con otras actuaciones similares tales como la creación de puntos de encuentro o la dotación de mobiliario.

    Intercambio de viviendas  libro Postsuburbia

    Una de las actuaciones que me parece más interesante es la relativa a la promoción del intercambio de viviendas. Copio textualmente: “Facilitando que una persona que vive sola en una casa unifamiliar pueda intercambiar su vivienda con una pareja con criaturas que vive en una casa más reducida. Facilitando que una persona mayor que vive alejada de los servicios de uso cotidiano pueda intercambiar su vivienda con otras de unidades familiares menos dependientes y que cuenten con una casa cercana a estos servicios”. Se trata de una idea bastante lúcida, a la que habría que dar un cierto respaldo legal con nuevas figuras distintas de la mera permuta de propiedad y que permitiera la ocupación con mínimas garantías para ambas partes.

    Posibilitar la reparcelación  libro Postsuburbia

    Algunas de las actuaciones propuestas están ya muy pensadas en otros sitios pero es bueno mencionarlas. Por ejemplo, la modificación de la parcelación existente: “Modificando los tamaños de parcela a través de la adición, por reparcelación del plan existente, para permitir aumento de edificabilidad y otros tipos residenciales. Permitiendo la construcción de nuevas viviendas en las parcelas generadas”. Este es un punto básico. Se necesita mayor densidad que posibilite el transporte colectivo, que amortice el dispendio en el consumo de suelo y que permita la instalación rentable de equipamientos. Además, las reparcelaciones permitirían la promoción de tipologías residenciales heterogéneas, la promoción de la vivienda cooperativa, el co-housing, y la cesión de suelo privado para su conversión en público en aquellos lugares donde fuera necesario. Aquí también se podrían incluir los cambios del uso residencial por otros como el comercial, de oficinas o servicios.

    Ojos en las calles  libro Postsuburbia

    Un conjunto importante de actuaciones es el relacionado con la seguridad, básica en este tipo de entornos para posibilitar un uso frecuente de los espacios públicos. Una de las fundamentales es la que llaman “ojos en las fachadas”: “construyendo fachadas con plantas bajas transparentes que permitan ver desde dentro hacia fuera y desde fuera hacia dentro, para dotar de ojos a la calle y, por tanto, aumentar la vigilancia informal; utilizando elementos de cerramiento como vallas, muros o setos vegetales permeables visualmente; ubicando las estancias de espera o mayor actividad vinculadas a la calle”. Es obvio que ante la imposibilidad de ofrecer un control policial que haga seguras hectáreas y hectáreas de urbanización con bajas densidades (la cantidad de patrullas necesarias para garantizar la seguridad sería inmensa) la única alternativa viable es aumentar la seguridad informal. También a este tema le hemos dedicado unos cuantos artículos en el blog.

    Los “tópicos sensatos” del New Urbanism  dreamcityfest

    Se proponen en el libro más de ciento sesenta actuaciones (parecidas a las comentadas) tendentes a transformar estas áreas. No hay ideas milagrosas. Hemos dicho muchas veces que las ciudades evolucionan atendiendo a las necesidades y a las condiciones de contorno que se van produciendo y lo mismo sucederá con estas áreas urbanizadas. Estamos todavía en el período que corresponde a las ideas, aunque en algunos lugares se está pasando ya a la acción probando con diferentes alternativas. El libro se completa con seis artículos introductorios principalmente relacionados con la vida cotidiana en este tipo de urbanizaciones lo que, por supuesto, conlleva una componente de género muy importante. En definitiva, como dice Zaida Muxí en una introducción que llama “Postsuburbia: después del espejismo”: “Este trabajo busca aportar un grano de arena más para afrontar un problema ineludible en los próximos años: la rehabilitación de las áreas residenciales monofuncionales de baja densidad”. Espero que os suene es párrafo porque casi literalmente debe figurar escrito en varios artículos del blog.

    La forma de vida USA en la retaguardia  libro Mobile Lives Forum

    El otro libro que voy a comentar es de carácter muy diferente. Se trata de una obra colectiva resultado de una conferencia del Mobile Lives Forum celebrada los días 24 y 25 de enero de este año en París. Aunque el subtítulo es How to live and move sustainably in these areas?, en realidad se habla poco de vida y mucho de movilidad. También hay un pretendido acercamiento a planteamientos sostenibles que, en realidad, se reducen a ideas para mejorar la eficiencia de estas áreas. Tampoco se dicen muchas cosas nuevas por lo que me voy a centrar en algunos temas para el debate. Lo primero que hay que advertir es que, así como en el caso anterior se habla en concreto de urbanizaciones residenciales de baja densidad (bastante asimilable al concepto de sprawl) en este caso se aborda lo que llaman el periurbano. La cosa es tan complicada que se dedica todo un capítulo a la definición del término: “Peri-urban: what exactly are we talking abaut?”. Aunque se intenta superar la cita de Annie Foucault con la que se abre el capítulo: “I am not going to get into a definition of the peri-urban because is a perilouse exercise”, la realidad es que después de haberlo leído el concepto sigue sin estar claro pero parece que se refiere a lo que en este blog llamamos ciudad periférica fragmentada.

    Distancias anuales recorridas en París y Roma
     Señalar en la imagen para verla más grande  libro Mobile Lives Forum

    También en este caso se proponen una serie de actuaciones. Pero antes de comentarlas me gustaría explicar algo del capitulo “Rurban inhabitans: despicable polluters?” Se pretende introducir la duda sobre si, realmente, los habitantes de la ciudad fragmentada (nuestros “difusos” entre ellos) son más contaminantes que los de la ciudad tradicional compacta. Y empieza planteando que esta afirmación, cierta en la década de los ochenta, ya no está claro que sea así en la actualidad. Expone los casos de París y Roma estudiados por Hélène Nessi. Cuantifica el número de kilómetros recorridos anualmente para demostrar que las cosas no son tan sencillas si, a los viajes entre residencia y trabajo se añaden otros como los turísticos y similares. El problema es que los viajes al trabajo son imprescindibles y los viajes de placer prescindibles. En un contexto de aumento del precio del transporte, seguramente se irán reduciendo poco a poco los viajes de este tipo, pero los del trabajo no se pueden reducir tan fácilmente. De todas formas es cierto que resulta necesario replantear este tipo de afirmaciones con enfoques diferentes.

    Componentes de la huella de carbono de Francia en el 2010
     Señalar en la imagen para verla más grande libro Mobile Lives Forum

    Para incidir en esta idea de que el periurbano, en realidad, no es tan malo desde el punto de vista del consumo energético, incluye a continuación una tabla con la contribución de diferentes elementos a la huella de carbono francesa en el 2010. En ella se va que los desplazamientos aparecen en tercer lugar después de los bienes de consumo y los alimentos. Lo que no se dice en ningún sitio es la cantidad de huella debida al transporte incluida tanto en los bienes de consumo como en los alimentos. Justamente debajo del gráfico se lee: “Análogamente, el vídeo de Andreas Angelidakis nos recuerda que una de las principales causas del consumo energético en la actualidad es el movimiento de bienes de consumo…” De donde concluye el autor que lo fundamental para reducir la huella de carbono no es el cambio en los patrones residenciales sino los canales de distribución basados en largas distancias. ¡Aleluya! Ya tenemos más urbanistas convencidos de la necesidad de la vuelta a lo local. Lo que no implica que, además de estas ineficiencias debidas a un funcionamiento global de la ciudad no existan otras (no está muy claro si menores) debidas a su mala organización.

    ¿Hay un Nuevo Urbanismo al otro lado del decorado?
     El show de Truman  highdefdiscnews

    Las propuestas son bastante tópicas. La primera consiste en hacer los centros comerciales accesibles sin coche: ya me gustaría saber cómo hacerlo aparte de las disquisiciones sobre multi modalidad e inter modalidad que se plantean en el texto. La segunda lleva un título impactante, ¡en sus bicicletas!: ¿Os imagináis como en ET un montón de viejecitos reumáticos pedaleando desaforadamente por encima de las cubiertas de los adosados dirigiéndose con toda su determinación hacia el centro comercial? La tercera se llama “Redefiniendo el lugar del coche” que, básicamente, se centra en reducir las velocidades en diferentes ámbitos para priorizar los desplazamientos en bicicleta y peatonales. La cuarta consiste en favorece el transporte público y el compartido: sin comentarios. Por cierto, a estas propuestas tan novedosas las llaman, en realidad, potencialidades. A pesar de que el libro no ofrece análisis muy incisivos de la situación ni propuestas nuevas sin embargo, el que se empiecen a oír voces relacionadas con el tema en ámbitos tan diferentes como los comentados, tiene su interés. Y el hecho de que pongan la atención en lo que, con toda probabilidad, va a ser el problema central en la organización del territorio y la ciudad los próximos años, es indicativo de que algo se mueve. Otro día hablaremos sobre el New Urbanism (que ya no es tan New) y los corolarios surgidos después, sus deficiencias teóricas, y la dificultad de llevar sus principios a la práctica.


    Materiales
    • Muxí, Z. (coord.): Postsuburbia. Rehabilitación de urbanizaciones residenciales monofuncionales de baja densidad. Editorial Comanegra, Barcelona, 2013. La página web del taller del cual este libro es una consecuencia puede encontrarse en esta dirección. Si entendéis inglés es interesante que veáis el documental “Aprendiendo del New Urbanism” que dura casi tres cuartos de hora. En caso de no ser así por lo menos podéis divertiros los dos primeros minutos y ver algunos resultados al final. También podéis bajaros el libro del taller y ver de que iba el Workshop.
    • Mobile Lives Forum: Rehabilitating the Peri-Urban. How to Live and Move Sustainable in these Areas? Editiones Loco/Forum Vies Mobiles, Italy, 2013. También se puede obtener en francés. Si accedéis a la página del Forum Vies Mobiles (la página está en francés) podéis ver los vídeos de la conferencia y otros materiales de interés tales como los relacionados con la primera conferencia. O intervenciones como la de Francis Beauciere titulada "Le retour des tramways: quels résultats?" que tiene interés ahora que hay un cierto debate sobre la reimplantación del tranvía en muchos sitios. Ciudades como Nantes o Grenoble tienen ya una historia al respecto de la que pueden extraerse algunas enseñanzas, por supuesto salvando las distancias entre las ciudades francesas y las españolas.

    Planeta humano, planeta urbano

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    Los pasados días 9, 10 y 11 de octubre asistí a un encuentro que tuvo lugar en Sevilla, propiciado por el Aula de Sostenibilidad Ambiental de la Universidad Internacional de Andalucía, con el objetivo de reflexionar sobre la situación en la que se encuentran las relaciones entre el planeta y unas ciudades que son, en el momento actual, la principal forma de asentamiento de una población que alcanza ya la cifra de siete mil millones de seres humanos. Se celebró en el antiguo convento de Santa María de los Reyes que, afortunadamente, está siendo recuperado para este tipo de actos y el resultado fue un manifiesto titulado “Planeta humano, planeta urbano. Habitantes, ciudadanos o cui-dadanos”. Pienso que el documento tiene bastante interés y, por eso, le voy a dedicar íntegramente el artículo de hoy. Aunque todos coincidíamos bastante tanto en el diagnóstico como en las soluciones, llevó su tiempo que los redactores nos pusiéramos de acuerdo en el texto final. Las cuestiones de detalle siempre son las más complicadas.

    Costa este USA por la noche desde la EEI  Nasa

    La redacción corrió a cargo de nueve participantes, que fuimos los que lo firmamos: Santiago Eraso, Irene Iniesta, Carlos Montes, Luis Andrés Orive, Antonio Serrano, Lourdes Soria, Jaume Terradas, Isabela Velázquez y yo mismo. El texto que reproduzco a continuación es el del manifiesto adaptado (como siempre) a la estructura del blog. No pongo ni comillas, ni cursiva ni otro color, pero desde el título que aparece a continuación hasta la firma es el literal del manifiesto. Las imágenes las he elegido personalmente y no implican al resto de firmantes, su propiedad es de las personas o instituciones citadas o que figuran en los enlaces, y agradezco de antemano su contribución y ayuda.

    1. El desafío de gestionar un planeta de seres urbanos

    Si el siglo XIX fue el siglo de los imperios, el siglo XX el de las naciones el siglo XXI, desde sus inicios, es el siglo de las ciudades. Por primera vez en la historia de la humanidad, casi el 60% de los habitantes del planeta vivimos en ciudades grandes y sobre todo medianas. La ciudad se ha convertido en el “hábitat natural” de los seres humanos y el planeta no solo es Humano sino también Urbano. El proceso de urbanización es tan intenso que, a pesar de que las ciudades ocupan menos del 3% del planeta, condicionan su sostenibilidad socioecológica. Las ciudades consumen 2/3 de la energía mundial y emiten el 80% del CO2. Hoy día podemos hablar de un Cambio Global Urbano ya que las ciudades están sufriendo los efectos negativos del Cambio Global pero también son generadoras y exportadoras de sus consecuencias.

    Construimos ciudades en cualquier sitio, de cualquier forma, 
     sin importar los costes monetarios o ecológicos. Dubai  thisbigcity

    El momento es crítico, aún más, si tenemos en cuenta que las situaciones de colapso no se producen de forma gradual, sino repentinamente al sobrepasar umbrales de cambio. Es urgente que los ciudadanos asumamos nuestra responsabilidad en el gobierno de las ciudades para iniciar la transición hacia una nueva sociedad urbana que nos permita vivir las ciudades de otra manera; no como meros habitantes consumidores sino como ciudadanos conscientes de los cuidados urbanos (cui-dadanos). Es necesario construir una visión compartida sobre un modelo de urbanismo sostenible, en un contexto de cambio, incertidumbre y crisis que nos permita gestionar las patologías urbanas que condicionan el bienestar de la población. Para esto se requiere una sociedad urbana que pueda acceder a una información transdisciplinaria, veraz y no manipulada.

    2. Las señales de insostenibilidad de nuestras ciudades. Las grandes patologías urbanas

    Las ciudades voraces. Los sistemas urbanos han de ser entendidos como socioecosistemas integrando elementos humanos y naturales (áreas verdes urbanas y ecosistemas de su territorio). Como los demás ecosistemas, se trata de sistemas disipativos, que reciben entradas de energía y materiales y emiten energía en formas degradadas y residuos gaseosos, líquidos y sólidos. Esto constituye su metabolismo, que afecta a territorios cada vez más lejanos, hasta globalizar su impacto. Pero a diferencia de los demás ecosistemas, las ciudades no mejoran su eficiencia con el tiempo, sino que tienden, sin cesar, a incrementar los consumos. Esto es consecuencia de su expansión superficial por la disponibilidad de energía barata y abundante proveniente de combustibles fósiles, y por las posibilidades de acceso que proporciona el automóvil.

    En pocos días será Navidad, fiesta del consumo urbano  20minutos

    Por esta razón lo urbano, con una proliferación en metástasis, se impone a lo ecológico por un consumo sin control. Este tipo de metabolismo es enormemente dependiente del flujo energético. Una interrupción en el suministro o un encarecimiento desmesurado de la energía puede constreñirlo, o incluso colapsarlo, con graves consecuencias sociales.

    Pérdida de relación con el mundo natural y rural. La ciudad ha perdido la relación con la naturaleza y consecuentemente su significado en el territorio. Los espacios libres urbanos no se han diseñado en red, con los problemas de pérdida de biodiversidad y de resiliencia que esto trae consigo. La ciudad se ha desconectado de los ecosistemas naturales y de los servicios que estos generan, algunos de ellos esenciales para el bienestar humano. La pérdida de estos servicios conlleva una mayor hostilidad del medio urbano para los humanos, lo que significa peor clima, peores condiciones del aire y en general menor calidad de vida. Por otra parte, las ciudades son puerta de entrada a especies invasoras que pueden amenazar las funciones de los ecosistemas naturales de su territorio.

    El reverso de la fiesta del consumo: en Agbogbloshie (Ghana)
     terminan los restos electrónicos de Europa y USA mcp

    El territorio invisible para la ciudad. La ciudad se ha hecho altamente dependiente de enormes flujos horizontales ya que, por un lado ha absorbido la población, la energía y los servicios de los ecosistemas del territorio que le rodea y por otro, ha expulsado sus detritus y vertidos. Además ha impuesto infraestructuras para la ciudad (autopistas, trenes de alta velocidad, aeropuertos, plantas de tratamiento de residuos, redes eléctricas de alto voltaje, etc.) que atraviesan, fragmentan, contaminan, colonizan y subordinan a un territorio sin cuyos ecosistemas, ni la ciudad ni las personas pueden subsistir a largo plazo.

    Planeamiento obsoleto. Los actuales sistemas de planeamiento que organizan el territorio tienen su origen en las necesidades de salubridad urbana de la ciudad postindustrial pero no responden a las actuales necesidades de la ciudad global y digital. Además, en el caso español, al transformar el plan de urbanismo en una norma garante de la inversión inmobiliaria, lo ha convertido en un instrumento hipertrofiado y esclerotizado que no responde a la necesaria flexibilidad de un mundo cambiante. El planeamiento actual se ha convertido en una auténtica patología, que incide negativamente en la ordenación racional de nuestros territorios y sus ciudades.

    Deberíamos construir ciudades para todos  guioteca

    Una ciudad que no es para todos. La ciudad se ha pensado y construido con criterios muy adecuados para la vida de los varones sanos, volcados en el trabajo, motorizados y poco responsables de todas las tareas de reproducción, de cuidados de mayores, de convivencia o de otros aspectos de la vida cotidiana. Ni en el planeamiento ni en la organización de las ciudades actuales, se facilita la vida compleja y socialmente responsable de las mujeres. El resultado es un entorno cada vez más hostil, para ellas, para los niños y para los mayores, que complica la conciliación y el camino hacia la co-responsabilidad social. La red invisible de cuidados que sustenta el funcionamiento de nuestra sociedad, se consideraba en la sociedad patriarcal un tema de ‘puertas adentro’, no vinculado al espacio público, y por tanto ausente en las premisas del planeamiento.

    Urbanización insana. A pesar de que, en sus comienzos, el planeamiento se creó para abordar los problemas de salud pública, con su progresiva conversión en instrumento normativo de garantía de la inversión inmobiliaria, este tema se fue olvidando y, la situación actual es bastante mala. Han aparecido nuevos problemas debidos a la contaminación, obesidad, estrés, etc. que necesitan ser abordados pero que, prácticamente, no se recogen en los objetivos del planeamiento actual. Esto ha redundado en ineficiencias y en un aumento de los costes en sanidad.

    Bruselas expedienta a nueve países de la UE por superar el limite
     admisible en PM10 (entre otros contaminantes)  madridmasd

    Urbanización vs. Ciudad. El cambio de funciones del espacio público ha traído consigo una auténtica pérdida de las posibilidades reales de una democracia efectiva. El origen de esta situación se encuentra en factores bastante diversos, pero se pueden señalar algunos muy importantes: tipologías arquitectónicas y urbanísticas que favorecen la segregación socio-espacial recluyendo parte de las relaciones sociales en recintos privados; obsesión por la seguridad favorecida por la falta de educación en la urbanidad; pérdida de identidad de los grupos sociales de cercanía; paso de una conciencia personal a una global caracterizada por el anonimato; o la prioridad de la función de tránsito y aparcamiento de automóviles sobre cualquier otra.

    3. ¿Y ahora qué hacemos? Las ciudades pueden ayudarnos a construir un planeta humano sostenible

    A través de una serie iniciativas, a diferentes escalas, podemos hacer que las ciudades, que son la causa esencial de la insostenibilidad del planeta, se conviertan en lugares de cambio individual y social para solucionar los problemas globales de la humanidad.

    Ecosistemas urbanos y naturales trabajando conjuntamente

    Lo social, consciente de lo ecológico. Es necesario y urgente aprender a gestionar las ciudades con el fin de lograr metabolismos más eficientes, reduciendo el consumo per cápita de energía y otros recursos (en especial el agua potable), empezando por las necesidades de transporte y los costes de construcción y habitabilidad mediante nuevas tecnologías, nuevos materiales y profundas reformas en los controles institucionales, acompañadas de políticas que sensibilicen e involucren a la población.

    ¡No puedo pagar la gasolina! La vuelta a lo local, una ciudad de las distancias cortas para la vida cotidiana.Ante la creciente demanda energética, el incremento del precio de los combustibles fósiles es inevitable; y el precio de la movilidad hará inviable el modelo territorial vigente. El transporte público no puede ni podrá funcionar de forma eficiente por el modelo de metástasis territorial generado. Hay que volver a la unidad territorial próxima como ámbito de trabajo, de equipamiento, de relación, de obtención de energía, alimentos, agua y de eliminación de residuos. Moverse a pie, en bicicleta o en transportes públicos que unan nuevos ámbitos de centralidad urbana de calidad, deben ser los modos dominantes en un territorio pensado para el interés general, la eficiencia productiva y el bienestar humano.

    Ciudades para la vida cotidiana. Frutería y huevería
     en la calle Carranza de Madrid. Año 1900  Urbanidade

    Ciudades verdes. La biodiversidad y sus servicios son elementos esenciales para el bienestar de los ciudadanos. Las ciudades deben recomponer unas infraestructuras verdes que aumenten la biodiversidad nativa y contribuyan a mitigar con sus servicios (regulación climática, regulación de la calidad del aire y del agua, retención de contaminantes, etc.) algunos problemas derivados del metabolismo urbano y a satisfacer la biofilia de los humanos (disfrute estético, sentido de pertenencia, actividades recreativas, etc.) así como contribuir a gestionar los eventos extremos asociados al cambio climático. A su vez, se deben atender algunos problemas, como las emisiones de compuestos orgánicos volátiles por la vegetación así como controlar con eficacia la llegada y proliferación de especies invasoras asociadas a los sistemas de transporte.

    Biofilia, coche “verde” en Toronto  nowtopians

    ¡Yo gobierno mi barrio! Un barrio gobernado para y por sus ciudadanos. Necesitamos una nueva organización territorial que aproveche los recursos propios sobre todo el fundamental: el capital humano, las personas. Para esto es necesario que se aproveche el espacio como ámbito de socialización y de solidaridad, como ámbito de interrelación, de conocimiento y de cooperación desde la infancia, con guarderías, colegios, institutos, lugares para el ocio, la cultura y la relación con el barrio. Hay que crear barrios controlados y gobernados desde el barrio, con elección directa de su representante político por sus ciudadanos, para lograr un buen gobierno de cercanía que complemente la funcionalidad del gobierno metropolitano. Hay que descentralizar la gestión y las decisiones sobre las prioridades de inversión así como aprovechar las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías. Estos barrios con herramientas de gestión propias se han de incluir en el seno de redes federadas o confederadas.

    Se necesita una nueva gobernanza que implique a las personas.
     Asamblea del 15-M en Carabanchel (barrio de Madrid)  ElPais

    ¡El zoning ha muerto! Necesitamos áreas urbanas complejas que permitan compatibilizar diferentes usos y que acojan a personas de condiciones sociales y económicas diferentes. No se deberían crear “vacíos temporales urbanos” como ciudades de la cultura, de oficinas o universitarias, ocupadas sólo a determinadas horas del día o de la noche, y que quedan como esqueletos vacíos el resto del tiempo. La zonificación tuvo su razón de ser en un momento histórico determinado, como respuesta a los problemas creados por la ciudad surgida de la Revolución Industrial; pero las necesidades de la ciudad del siglo XXI son muy diferentes y reclaman recuperar una complejidad urbana perdida por una visión demasiado radical y esquemática de la planificación.

    Ciudades con más usuarios en Facebook  terra

    Ciudades más inter e intraconectadas. Internet para la diversidad. La ciudad del futuro que hemos de construir es la ciudad para los ciudadanos y la solidaridad. La red de redes permite compartir, conocer e interrelacionar. Promueve una nueva economía del conocimiento y de la innovación que hay que impulsar ya que no exige zonas ni guetos. Posibilita el desarrollo local en el marco de lo global. Permite una energía distribuida que nos hace autosuficientes en lo local sin depender de oligopolios energéticos centrales ni de fuentes energéticas externas. Admite mercados locales de intercambio frente a los dumping sociales de multinacionales que utilizan la globalización para la generalización de la desigualdad social. Es necesario explorar las posibilidades que abren nuevos tipos de relaciones entre los ciudadanos y en particular, la “Internet local”, que trata de establecer nuevos vínculos de comunicación entre los que se encuentran cercanos físicamente desplegando nuevas vías para un tipo de gobernanza local diferente.

    Cooperativas de consumo ecológico  elventano

    Ciudades para vivir. Economía para la vida cotidiana. Necesitamos ciudades donde la economía de la vida cotidiana se pueda desarrollar mediante mercados de proximidad, empresas locales e iniciativas que piensen y actúen, sobre todo, desde la producción y el empleo locales. Ciudades con una agricultura de proximidad que ponga en relación directa al agricultor y al consumidor. Donde se pueda contar con energía distribuida y renovable que haga posible una considerable autosuficiencia energética y una mayor eficiencia sin pérdidas debidas al transporte.

    Ciudades por la igualdad de género y generaciones. El nuevo urbanismo volcado hacia las personas debe integrar los temas de la vida cotidiana que ha obviado en el pasado. Necesitamos ciudades y pueblos que faciliten que ciudadanía y hogares se comprometan con formas de vida sensatas y acordes con los nuevos tiempos. Recuperar el uso de la calle para los niños, o conseguir que los mayores puedan vivir y disfrutar la ciudad con la mayor autonomía posible, son objetivos que implican cambios importantes en las formas de hacer ciudad. La participación es clave para impulsar el cambio necesario, pero es especialmente importante la implicación en los nuevos modelos de las personas que gestionan las redes de solidaridad que cimentan nuestras sociedades, y cuyas voces se han oído poco en la historia de la construcción de la ciudad. Las necesidades vitales y de convivencia no han destacado entre los temas importantes de un urbanismo secuestrado por objetivos económicos.

    Ciudades para todos  123rf 

    Ciudades para la creatividad, la innovación, el aprendizaje y la educación. Recuperar espacios comunales para la ciudadanía. Es responsabilidad de la gestión urbana el retejer las tramas sociales, apoyar las iniciativas desde abajo e impulsar que la ciudad sea un proyecto común de una ciudadanía re-politizada. Es obligado recuperar espacios de encuentro, animación y confianza, que sirvan para la educación y la sensibilización ciudadana en urbanidad y en los valores ecológicos en particular. La transmisión de información cualificada es fundamental para garantizar procesos participativos efectivos, que ayuden a plantear, discutir y concretar propuestas nuevas, innovadoras, con fundamentos y fondo claramente ecológicos. Los distintos actores políticos, técnicos y sociales se deben encontrar de “forma natural” compartiendo ideas y propuestas con un lenguaje común, de fácil interpretación universal, para superar los actuales marcos de decision claramente impuestos por una tecnocracia y una política sometidas a la economía de los más poderosos.

    Ciudades vivas y creativas  exdya

    Ciudades resilientes ¡Todos juntos, más fuertes¡: La ciudad actual se aleja a pasos agigantados de la naturaleza, y los ciudadanos pierden su conexión física y sensorial con los ciclos naturales y con los procesos ecológicos básicos. Necesitamos reconectar naturaleza y sociedad promoviendo un nuevo modelo de urbanismo y planeamiento
    socioecológico para edificar ciudades resilientes que puedan lidiar con las perturbaciones, en un contexto de crisis e incertidumbre, y mantener su identidad sin colapsar. En resumen, sabemos las causas de la insostenibilidad urbana, sabemos como gestionarla. Ahora, ¡Hay que actuar!

    Santiago Eraso, José Fariña, Irene Iniesta, Carlos Montes, Luis Andrés Orive, Antonio Serrano, Lourdes Soria, Jaume Terradas, Isabela Velázquez.


    Los firmantes del manifiesto

    Hasta aquí el manifiesto. Un manifiesto no es un trabajo de investigación, ni tan siquiera un artículo de opinión. Un manifiesto es una declaración pública de una postura común. Entre mis compañeros redactores del manifiesto hay mentes muy inteligentes que tienen la extraordinaria capacidad de sintetizar y detectar los temas críticos a los que hay que atender de forma prioritaria. Trabajar con ellos ha sido un privilegio (os lo cuento para daros envidia) y el resultado pienso que debería ser tenido en cuenta no sólo por los técnicos y los docentes sino, sobre todo, por los políticos y los dirigentes. Probablemente los próximos quince años van a ser cruciales para muchas cosas, y estamos necesitados de una sociedad que tenga claros los problemas a los que se enfrenta. Muchas de las cosas que se dicen en párrafos anteriores pueden parecer obviedades, sobre todo a los profesionales que están trabajando en estos campos. Sin embargo, a veces, resulta imprescindible recordar lo obvio, sobre todo cuando “lo obvio” se hace igual a “lo invisible” y, literalmente, desaparece bajo un manto de intereses espurios.

    Vista parcial del grupo de trabajo

    Porque resulta que la información veraz y no manipulada (tal y como se dice al comienzo) es la condición básica de la que se derivan todas las demás. Sin que los humanos sepamos lo que, en realidad está pasando, será difícil que seamos capaces de exigir a los que conducen la nave que lo hagan en función de las necesidades colectivas (y en el mundo de hoy necesidades colectivas quiere decir a la vez necesidades planetarias y locales) y no en función de los egoísmos particulares de unos pocos. Pienso que la situación de degradación de la vida pública que se está produciendo, debido en parte a la manipulación informativa, precisamente en un momento que se supone de hiperinflación de la información, debería ser un objetivo de cambio prioritario. Entiendo este manifiesto como un intento de reconducir el debate hacia aquellas cuestiones críticas que no deberían ser olvidadas en aras de “urgencias” creadas artificialmente, o “intereses” particulares de determinados grupos que buscan exclusivamente el provecho propio por encima de cualquier otra consideración relacionada con la justicia o la solidaridad.

    Estas ciudades son una ruina

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    En el número monográfico de reciente aparición de la Revista Aragonesa de Administración Pública que lleva por título “Rehabilitación y regeneración urbana en España. Situación actual y perspectivas” publiqué un artículo titulado “Ciudad sostenible, rehabilitación arquitectónica y regeneración urbana”. He pensado aligerarlo para adaptarlo al blog e incluirlo aquí. Comprendo que la lectura seguida de siete, ocho o nueve páginas de texto puede ser una tortura para la generación del hiperenlace, acostumbrada a levantar la vista de un párrafo cuando rebasa las cuatro o cinco líneas y saltar a otra cosa. Pero, para bien o para mal, soy profesor y mi obligación es que los alumnos adquieran hábitos saludables que les permitan concentrarse en un tema y focalizarlo. Y para ello no hay más alternativa que entrenarse en seguir largos discursos. Claro que si son demasiado largos el riesgo de que el lector huya despavorido es muy elevado. En fin, una vez más, asumiré el riesgo.

    "Esta casa es una ruina", y nuestras ciudades también.
     "The Money Pit" (R. Benjamin, T. Hanks, S. Long)  listal

    Para aquellos que sean incapaces de leer cualquier escrito que supere la extensión de un tuit puedo resumir los seis folios de texto que siguen en unos ochenta caracteres: la actual organización de nuestras ciudades es una ruina ecológica, social y económica. Una vez puestos en materia, y para aquellos con ganas de coronar la cima leyendo todo el artículo, vamos a retrotraernos a los años setenta del pasado siglo veinte. Entonces, y debido a la crisis energética, se produjo un movimiento de vuelta a la ciudad tradicional, después de un período de fuerte expansión. Parecía que se iba a revolucionar la forma de entender la vida urbana, y el urbanismo “centrífugo” se puso en cuarentena. Se hablaba de la necesidad de recuperar el centro de las ciudades que las clases más favorecidas habían abandonado en parte, y se empezaron a producir planes que respondían a estas nuevas necesidades: planes de reforma de centros, de rehabilitación, de reconstrucción de nuevos barrios (sobre todo en áreas chabolistas) o de reutilización de contenedores arquitectónicos.

    La vuelta al centro, aquellos felices años de “Recuperar Madrid”.
     Oficina del plan: Quintana, Mangada y Leira  revista Villa Madrid

    Fue el momento del auge del espacio urbano como contenedor de la civilidad, de la creación de las áreas de rehabilitación integral. Así, por ejemplo, en la declaración de Ámsterdam de 1975 se podía leer: “La rehabilitación de los barrios antiguos debe ser concebida y realizada, en la medida de lo posible, de forma que no modifique sustancialmente la composición social de los residentes y que todos los estratos de la sociedad se beneficien de una operación financiada mediante fondos públicos”. La situación actual, tanto por su génesis como por sus circunstancias, es radicalmente distinta y supone, probablemente, un verdadero momento crítico en la evolución del sistema de relaciones tanto de los ciudadanos con la naturaleza como de los ciudadanos entre sí. Y el caso español presenta, además, connotaciones añadidas. Voy a tratar de analizar dos aspectos que ayuden a comprender la situación: la realidad global y la coyuntura local.

    La realidad global

    Es bien conocido que en el año 2000 se calculó la huella ecológica de la totalidad del planeta y los resultados fueron una llamada de atención acerca de que algo no se estaba haciendo bien: se consumían alrededor de 164 millones de unidades de medida pero la capacidad biológica del planeta era sólo de 125, lo que significaba un exceso de consumo del 31%. Aunque la utilización de otros indicadores pueda cambiar algo el resultado parece que el exceso de consumo de planeta, en cualquier caso, no baja del 20%. Esto sólo es posible porque el planeta ha ido “ahorrando” a lo largo de milenios, y los “ahorros” acumulados en forma de sumideros de contaminación, materiales o energía (combustibles fósiles, energía nuclear) son los que permiten los excesos de consumo.

    La huella ecológica de la humanidad 1961-2005

    Dado que se ha superado la capacidad del planeta la única alternativa para seguir aumentando el consumo de unos territorios concretos o de unas clases sociales es hacerlo a costa de otros territorios o de otras clases. Va a ser complicado que aquellos países o regiones con altos índices de consumo puedan seguir aumentándolos a costa de otros que ya casi no consumen, porque es literalmente imposible sustraerles más. Más bien, como se ha ejemplificado para el caso de China o la India, esto se va a producir a la inversa, aquellos que consumen muy por debajo de la media van a intentar recuperar para sí los sumideros de contaminación o las fuentes energéticas, biocombustibles incluidos. Y, en lo que se refiere a las clases sociales, puesto que a los menesterosos tampoco se les puede sacar ya más, los super-ricos la han emprendido con las clases medias poniendo el umbral de pobreza cada vez afectando a más gente con un riesgo de revueltas sociales que empieza a ser importante.

    Por desgracia no se vislumbra en el horizonte cercano un
     "perpetuum mobile" que nos resuelva los problemas wikimedia

    La realidad global, por tanto, no parece particularmente favorable a cualquier expansión ya que, de una forma u otra, esta situación supone costos añadidos, o precios más altos en las importaciones de materias primas, biocombustibles y productos agrícolas. La situación ya ha empezado a repercutir de forma muy desfavorable en las posibilidades del entramado empresarial y en la calidad de vida de los ciudadanos (haciendo imposible, por ejemplo, el llamado “estado del bienestar” tal como se entendía hasta ahora). Aparentemente, la única solución posible es algún milagro en forma de invento extraordinario tal como el "perpetuum mobile", o un aumento de la eficiencia (conseguir más con menos). Por ejemplo: no desperdiciando energía o contaminando en desplazamientos innecesarios y caros, o en calentar o enfriar edificios bioclimáticamente absurdos.

    Situación de nuestros territorios

    A lo largo de la historia de la civilización y hasta después de la segunda guerra mundial, las ciudades eran elementos puntuales en el planeta. Desde el punto de vista sistémico se estudiaban como objetos cuya masa era su población, prácticamente sin superficie y unidas entre sí mediante enlaces que apenas tenían impacto apreciable sobre el medio. Desde el punto de vista formal eran una especie de quistes. Eso sí, quistes con un metabolismo exuberante. Pero a partir de entonces la ciudad hace suyo todo el planeta y, apoyándose en el automóvil privado, empieza a ocuparlo de forma indiscriminada. Incluso hubo que encerrar las áreas de naturaleza para protegerlas. El problema es que para que el sistema urbano pueda funcionar necesita del medio natural. Tal y como he desarrollado con más extensión en otros artículos del blog, en el momento actual se pueden distinguir tres territorios con funcionamiento diferenciado: la naturaleza protegida, la ciudad tradicional y el correspondiente al área de interfase entre ambos.

    La urbanización se ha apoderado de todo el territorio, EEI, 12/2011 nasa

    No es el momento de abordar la cuestión de la naturaleza protegida, que ya he tratado bastante en otros artículos, por lo que sólo voy a dedicar un párrafo a mencionar como el crecimiento urbano fragmentado impide que las áreas naturales se comporten como tales. Ello se debe a que esta forma de urbanizar rompe los ecosistemas convirtiendo la naturaleza en pseudonaturaleza. En algunos sitios, por ejemplo, es ya imposible organizar redes ecológicas (imprescindibles para que estas áreas no se conviertan en relictos). La fragmentación de las áreas naturales aumenta también las zonas de frontera entre territorios antrópicos y no antrópicos reduciendo la biodiversidad e interrumpiendo los procesos ecológicos. Esta forma de expansión urbana es, por tanto, una auténtico desastre para la posibilidad de existencia de una naturaleza que necesitamos para que nuestras ciudades funcionen adecuadamente y tengan algún lugar donde desprenderse de la entropía que les sobra.

    La rotura de la ciudad no afecta sólo a la naturaleza  cf

    Respecto a la situación del territorio en la interfase fragmentada (probablemente en algunos sitios ya la mayor superficie de suelo urbanizado) se ve con bastante claridad que la urbanización se está comportando de forma perversa. La tendencia a vivir en pequeñas comunidades residenciales separadas unas de otras y habitadas por personas de parecida categoría económica y social, la rotura de la ciudad en trozos, ocupando áreas de campo, y dejando entre ellos espacios baldíos de diferentes dimensiones, se ha revelado como un sistema de lo más ineficiente. La cuestión de la movilidad es una de las disfunciones más obvias. Por ejemplo, está más que comprobada la imposibilidad de mantener un transporte público rentable con las bajas densidades de las modernas periferias. Esto también pasa, claro, con una biblioteca. O una escuela. Pero este mal funcionamiento también lo es desde el punto de vista social debido a la segregación espacial producida y a la falta de movilidad entre clases.

    La coyuntura local

    Durante años los municipios españoles se han financiado a través de licencias e impuestos sobre los suelos urbanos sin pararse a pensar si estaban en condiciones de ofrecer los servicios necesarios. En una especie de huida hacia delante han ido comprometiendo la posibilidad de prestar estos servicios en el futuro para conseguir el dinero necesario para pagar los del presente. No se miraba si, realmente, la organización de la ciudad era la más sensata (o, sencillamente, si era viable el crecimiento propuesto). Lo único que importaba era el aumento del suelo urbano o urbanizable. La rotura del mecanismo se veía venir con bastante claridad. El resultado es que muchos municipios españoles no pueden iluminar las calles todo el año, o recoger la basura en todas las urbanizaciones, o mantener las zonas verdes y el viario. A día de hoy el lema debería ser: ni un metro cuadrado más de nueva urbanización. Resulta necesario un tiempo de transición que permita ir cambiando el modelo de forma paulatina ya que, de lo contrario, el ajuste puede ser muy impactante.

    Ruinas sin estrenar, los restos del naufragio  trailmoto 
     Murcia, urbanización abandonada Las Lamparillas

    Recapitulando: tanto la coyuntura global como la local miran ambas en la misma dirección, recomponer las áreas urbanizadas. Para ello es necesario renovar y rehabilitar la ciudad continua, y transformar la periferia fragmentada de baja densidad (ver el artículo Transformar el sprawl), pensando soluciones territoriales más eficientes desde el punto de vista de las infraestructuras, los servicios, usos y densidades. Esto implica la utilización productiva del territorio entre fragmentos y la reutilización, en la medida de lo posible, de lo existente. Generalmente cuando se habla de rehabilitación o renovación urbana (el ejemplo más clamoroso es la reciente ley 8/2013 de 26 de junio) inmediatamente se piensa en los cascos históricos o en los barrios periféricos de bloques y torres de los ensanches, pero casi nunca en las áreas de interfase fragmentada de baja densidad. Es decir, en lo que solemos denominar sprawl.

    Intervención en la ciudad no fragmentada

    En lo que se refiere a la parte menos fragmentada del área urbana la situación es muy diferente y bastante más agradecida. Las posibilidades podríamos resumirlas en tres apartados. El primero tiene que ver con la renovación. Probablemente sea necesario renovar barrios enteros de casi imposible rehabilitación. Generalmente situados en zonas más periféricas y construidos en unos momentos en que era necesario alojar en las ciudades a miles de inmigrantes que llegaban de otras localidades más pequeñas o de las aldeas, es muy difícil que superen los mínimos necesarios para cumplir decentemente los objetivos de un alojamiento digno. Y, por supuesto, son muy ineficientes. Además, no suelen contar con ningún tipo de valor histórico, artístico, ni tan siquiera identitario, que justifique su mantenimiento.

    ¿Rehabilitación, regeneración, renovación, transformación?
    Madrid, Usera, barrio de Los Almendrales urbanidade

    Pero es suelo urbano consolidado, totalmente antropizado cuyos costes de devolución al medio natural, en general, son superiores a los beneficios. En estos casos habrá que tirar y reconstruir con criterios de sostenibilidad. Se trata de un tipo de operaciones que son muy complejas y sobre ellas existe siempre el peligro de que renovar signifique, en realidad, sustituir cuerpos sociales diversos por otros “de iguales” y, generalmente, correspondientes a capas sociales de mayor poder adquisitivo. Hacer bien una operación de renovación urbana exige un cuidado exquisito por parte del planificador y del gestor que se encargue de llevarla a cabo, y sería un error dejar la dirección de la misma exclusivamente en manos de la iniciativa privada cuyo único objetivo (legítimo en cualquier caso) es conseguir el máximo beneficio. Esta misma advertencia habría que hacerla también para el caso de las operaciones de rehabilitación.

    Mejorar la calidad del entorno urbano, Santiago, San Clemente  planur-e

    El segundo se corresponde con todas aquellas operaciones relacionadas con el aumento de calidad del entorno urbano. La adecuación a los nuevos tiempos de una vivienda o de un edificio de oficinas no termina de puertas para dentro. Cada vez más el entorno urbano se entiende como una prolongación del espacio privado habitado. Sin embargo, el concepto de espacio público está cambiando de forma muy acelerada y en este apartado es muy difícil generalizar. Quizás lo único que se pueda decir de forma rápida, es que las preocupaciones más relevantes están muy relacionadas con la seguridad. La seguridad que se presuponía a las calles, plazas y jardines tenía que ver con el control por parte de los propios ciudadanos. Al bascular en los últimos años lo colectivo hacia lo individual, este control, en parte, ha desaparecido. La consecuencia es un desplazamiento de los espacios de relación de ámbitos públicos a privados. Ello se traduce en la desaparición de las funciones tradicionales del espacio público, bien por no uso, o por colonización por parte de determinados nichos sociales que los utilizan, no como sistema de relación sino como forma de dominio.

    Sólo se debería rehabilitar si se aumenta la eficiencia
     San Cristóbal, Madrid, Margarita de Luxán y Gloria Gómez

    El tercero se refiere a la puesta en carga de los edificios ya construidos. Para ello resulta imprescindible adaptarlos para mejorar sus, generalmente, malas condiciones de habitabilidad. Y esta adaptación debe cumplir un requisito nuevo que en la anterior vuelta a la ciudad tradicional que se produjo en los años setenta y parte de los ochenta del pasado siglo XX no era esencial: la eficiencia. Es decir, los edificios por supuesto que han de ser rehabilitados con criterios de eficacia (han de hacer posible una vida moderna de calidad) pero, además, han de hacerlo eficientemente: consiguiéndolo con el menor consumo de energía posible y produciendo la menor contaminación. Cualquier tipo de subvención o ayuda a la rehabilitación debería venir condicionada a un aumento demostrable de esta eficiencia.

    Territorios ruinosos

    Como se ha visto y con ser todo lo anterior muy importante, la verdadera lucha por la supervivencia de la ciudad, es decir de la civilidad democrática, se va a producir en las áreas de ciudad fragmentada y de baja densidad. De esos miles y miles de hectáreas que pueblan en su mayor parte las áreas urbanizadas del mundo desarrollado. Y se va a producir por una razón muy sencilla: su funcionamiento está basado en unos precios irrisorios de la energía (toda ella está subvencionada por lo menos en aspectos clave tales como la no internalización de los costes ecológicos, pero también en muchos otros) que ha permitido desplazamientos horizontales de personas, energía, materiales y alimentos, realmente absurdos. Pero este tiempo se está acabando. Ya no se puede acaparar más energía por parte del mundo desarrollado, y no porque el problema sea que la energía se agota. El verdadero problema es su precio.

    Una forma de vida sólo sostenible a años luz de "todo lo que se conoce"
    Buenos Aires, La Providencia, Resort & Country Club  laprovidencia

    En un plazo más o menos cercano, y a menos que maravillosos inventos no lo remedien en forma de energía casi ilimitada y muy barata, este funcionamiento urbano va a colapsar. De hecho, está colapsando. Como ya se ha dicho, muchos ayuntamientos no tienen dinero suficiente para recoger la basura de cientos y cientos de hectáreas urbanizadas por todo el municipio, o para suministrar alumbrado público. Y eso sin hablar de servicios esenciales como la educación, la sanidad o la seguridad. Las bajas densidades y la fragmentación impiden suministrar la mayor parte de los servicios urbanos. Pero el gran problema va a ser el transporte, ya que toda esta organización está basada en el dispendio energético del automóvil individual. Porque el transporte colectivo, a menos que tenga fortísimas subvenciones, no es rentable. Se necesitan densidades mínimas para que se pueda prestar un servicio útil, sin tardar horas en llegar al destino, con recorridos eternos debido a la cantidad interminable de paradas para recoger a uno o dos viajeros en cada una. Pero el mayor problema es que, aunque una parte muy pequeña de la población pueda pagarlo, el planeta no puede.

    Los jóvenes ya están en ello, premio Europan de este año,  europan
    Fragmento del panel de Kalmar (Sánchez, Batlles, Font y Sendín)

    Este es el campo de batalla en el siglo XXI: que nuestras ciudades, que nuestros territorios, que nuestras casas, no sean una ruina. Así como decía al comienzo del artículo que la vuelta a los centros urbanos significó la adaptación de la ciudad tradicional al siglo XX, en el momento actual necesitamos transformar todos estos territorios de urbanización fragmentada y dispersa en algo distinto, que pueda funcionar con un consumo de planeta mucho menor que el actual y que, a pesar de ello, permita una vida digna a sus habitantes. La regeneración y la rehabilitación de los centros, de los ensanches tradicionales en la ciudad de media y alta densidad, cuentan ya con técnicas, soluciones, experiencias que permiten, si se trabaja con un mínimo de racionalidad, obtener respuestas eficientes, seguras y adecuadas a las necesidades de sus habitantes. Pero las áreas de sprawl son todavía un terreno en el que tenemos que investigar de forma mucho más intensa que hasta ahora. Afortunadamente, algunos jóvenes ya están en ello.



    Nota: los demás números de la Revista Aragonesa de Administración Pública pueden encontrarse aquí. El artículo que ha dado origen a esta entrada, y que incluye notas y otras cosas que he tenido que suprimir para adaptarlo al blog, puede obtenerse gratuitamente en este enlace. De cualquier forma, e independientemente de mi aportación, el número monográfico pienso que es muy interesante y puede obtenerse, también en .pdf, aquí. La referencia es la siguiente:

    Tejedor Bielsa, Julio (ed.): Regeneración y rehabilitación urbana en España. Situación actual y perspectivas. Monografías de la Revista Aragonesa de Administración Pública. Departamento de Hacienda y Administración Pública del Gobierno de Aragón, Zaragoza, 2013.

    La jerarquía urbana, modelos clásicos

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    En mis tiempos de estudiante se veían las ciudades como una especie de quistes en el territorio, aparentemente ajenos al mismo, y relacionados entre sí mediante determinados sistemas casi todos explicados mediante modelos llamados de “jerarquía urbana”. En teoría, todo este enfoque clásico de la jerarquía urbana que descansaba en la idea de distancia, se ha venido abajo con la aparición de la civilización digital y los nuevos sistemas de difusión de la información, que han dado lugar a las "ciudades red". Habréis observado que tuve la precaución de empezar el párrafo anterior con la expresión “en teoría”. Y es que, a día de hoy, no tengo tan claro que la necesaria vuelta a la recuperación del espacio físico no ponga otra vez encima de la mesa la reconsideración de la distancia real como elemento fundamental de la organización del sistema urbano. Y, por tanto, la “jerarquía urbana” al modo tradicional recupere un papel central en la organización y comprensión de nuestros territorios.

    W. Christaller. Das System der zentralen Orte in Süddeutschland

    En cualquier caso, me parece importante recordar ciertas teorías (parece que olvidadas) que pueden hacer más comprensibles algunas posturas sobre el funcionamiento eficiente del territorio y de sus áreas urbanas. Este, y no otro, es el objetivo del artículo de hoy. Los que llevamos impresas en nuestros genes las explicaciones de Christaller, Von Thünen o Lösch, acerca del funcionamiento del sistema urbano, tendemos a pensar que las generaciones actuales también las llevan. Pero esto no es así. Cualquier conversación con un joven urbanista, geógrafo o planificador urbano, lo manifiesta con toda claridad. Casi todos los autores están de acuerdo en que el origen de estos enfoques podemos encontrarlo en Von Thünen, uno de los primeros teóricos que intentó establecer un modelo de estas características, y que la mayor parte de las propuestas proceden de la geografía o de la economía urbanas tradicionales.

    Von Thünen y la renta de localización

    Von Thünen nació en 1783. Sus estudios partieron de la observación de lo que sucedía con la explotación de su finca de Tellow, cerca de Mecklemburgo, analizando las relaciones entre ciudad (consumidor) y localización agrícola (productor). Partía de la necesidad de maximizar el beneficio de la renta agrícola que dependía del tipo de producción, la cantidad producida y la distancia al mercado. Concluía que en una llanura uniforme y con una ciudad en su centro, la renta era función del tipo de producción y de la distancia al mercado. Llegó a proponer una disposición de cultivos en círculos en torno a la ciudad: ganado de leche y cultivos de huerta, silvicultura y, más lejos, cereales. El resultado de sus reflexiones lo publicó en el año 1926, junto con Friedrich Perthes, en el libro Der isolirte Staat in Beziehung auf Landwirthschaft und Nationalökonomie ("El Estado Aislado en relación con la agricultura y la economía nacional").

    Von Thünen y la renta de localización Wikipedia

    Bueno, las críticas le llovieron de todos lados. Pero, sobre todo, por el hecho de que, según su planteamiento, los productos más pesados se obtenían más lejos con lo que el coste del transporte los penalizaba. Además intervenían muchos más factores que no consideraba, tales como el crecimiento de la ciudad que hacía más valiosos los terrenos próximos al centro. En 1842 publicó una edición revisada, ahora con Leopold de Rostock. Al final, sus planteamientos llegaron a admitirse con precauciones sólo para la explicación de las rentas agrícolas en función de la distancia a los mercados. Su importancia radica en que fue el origen de múltiples modelos de organización territorial basados en la llamada renta de localización. La renta de localización se apoyaba en dos elementos que han sido pulverizados con los sistemas modernos de transporte y conservación de alimentos: el tiempo que se tardaba en llegar a los mercados, básico para algunos productos perecederos, y el coste del hacerlos accesibles a los mismos.

    La teoría del lugar central de Christaller

    En realidad, los trabajos de Christaller tuvieron como referente los de Hans Bobeck (a quien citaba en su tesis doctoral) y, por supuesto, los de Johann Heinrich von Thünen. La importancia de Walter Christaller se deriva del hecho de que abandona el determinismo geográfico como base de la explicación de la organización del sistema urbano para centrarse en los aspectos económicos y sociales. En 1933 publica su obra fundamental Die zentralen Orte in Süddeutschland (“Los lugares centrales en Alemania meridional”), donde analiza la localización de las actividades de intercambio y la distribución de las funciones terciarias.

    Jerarquía de los cinco primeros lugares centrales. W. Christaller.

    Según Christaller la función principal de una ciudad es la de proporcionar bienes y servicios al espacio rural que la rodea e intercambiar los productos agrícolas que necesita. Los centros urbanos primarios, los más básicos (lo mínimo que se despacha en ciudad) están colocados estratégicamente de forma que la distancia máxima a la que se encuentra cualquier agricultor no supere una hora de camino. Este principio de organización basado en la distancia de 4 kilómetros al centro (que es lo que se recorre en una hora) da lugar a una distribución en triángulos equiláteros que se reagrupan en hexágonos regulares. Cada hexágono tiene, a su vez, un centro. Estos se organizan en otros mayores con su centro correspondiente y así sucesivamente. De forma que Christaller establece una jerarquía de lugares centrales con siete escalones: población de mercado, gran población, ciudad de subprefectura, ciudad de distrito, ciudad de prefectura, ciudad de provincia y capital regional.

    Los tres principios de organización del lugar central
     Señalar en la imagen para verla más grande  hypergeo

    Aunque el sistema pueda parecer muy rígido y ordenado Christaller introduce, además del principio del mercado visto en el párrafo anterior (Marktprinzip), el del transporte (Verkersprinzip) y el administrativo (Zuordnungsprinzip), que complican el modelo. Supone que el transporte alarga las áreas de influencia urbana en el sentido de las vías de comunicación. Además considera que un centro administrativo debe controlar siete centros de orden inferior frente a los tres que preconiza el principio de mercado. El modelo también fue criticado por muchas razones que no se le escapan a nadie. La fundamental es que, en la mayoría de los casos, el espacio físico real no es isótropo. A esta se añadieron muchas otras que le inclinaron a proponer otra medida de la jerarquía basada en el número de teléfonos por mil habitantes tampoco acogida con demasiado entusiasmo.

    Las aportaciones de August Lösch

    En 1939 el economista alemán August Lösch publicó Die räumliche Ordnung der Witrschaft (“Economía de la localización”), donde planeaba la cuestión de situar la actividad económica atendiendo a la organización regional. Ponía el foco en la economía y no en cuestiones geográficas o políticas lo que fue un avance importante. Llega a conclusiones que podrían asimilarse en cierta mediad a las de Christaller aunque partiendo de un enfoque diferente. Y no es el único (Edward Ullman, por ejemplo, también llega a algo parecido) lo que hace pensar a estudiosos como Claval que esta teoría era un concepto emergente que surgía en aquellos momentos de forma natural al estudiar el sistema urbano.

    Formación de los hexágonos a partir de dos empresas
     al aumentar su número y cubrir todo el territorio

    Su modelo se basaba en una llanura uniforme, con recursos repartidos por igual, y un área de mercado óptima definida por el radio mínimo necesario para la venta y el coste del transporte. En estas condiciones surgía un dibujo hexagonal con la industria en el centro. A partir de aquí propuso su concepto de redes de áreas comerciales. Las ciudades pueden verse, para su modelo, como concentraciones puntuales resultantes de la agrupación de industrias. Son tres los factores que organizan el sistema: la distancia, la producción a gran escala y la competencia. Supone la lucha entre dos planteamientos: el de obtener el máximo beneficio por parte del productor y el de reducir al mínimo la distancia por parte del consumidor. El resultado es también una red de hexágonos. Su planteamiento es más general y sistemático que el de Christaller aunque las críticas que se hacen a ambos son muy parecidas.

    Otras formulaciones de la jerarquía urbana

    Las propuestas anteriores de Von Tünen, Christaller y Lösch, dieron lugar a una bibliografía muy abundante y a formulaciones, sobre todo matemáticas, que le confirieron un cierto rigor científico. Una de las más conocidas es la fórmula de Beckmann que relacionaba el número de habitantes de la ciudad con su nivel jerárquico. De su comparación con los resultados de Christaller se deducen cifras comparables salvo en los primeros escalones de la jerarquía. Por ejemplo, en el nivel 7 (el más alto, correspondiente a una capital) la población del lugar central según Christaller es de 300.000 habitantes y según Beckmann de 325.000, con una población total del área de 2.025.000 habitantes según Christaller y 2.500.000 según Beckmann.

    En el caso de las 135 grandes áreas metropolitanas USA en 1993
     la ley rango-tamaño de Zipf se ajusta bastante bien. Diagrama Gabaix

    Una de las leyes más conocidas en la ley rango-tamaño. Se le atribuye a Zipf, pero algunos tratadistas ponen los fundamentos en otros autores anteriores. Así, Carter habla de Félix Auerbach en una publicación de 1913; y Derycke, de Singer y Gibrat en 1938. La ley, tal y como la propone Zipf en 1969, establece una relación matemática entre la población de una ciudad de rango (n) y la población más habitada de un país. La teoría de Zipf puede explicarse acudiendo a la llamada fuerza de “diversificación”: la población tiende a distribuirse en multitud de pequeñas comunidades. Pero, a la vez, existe otra “de unificación” que resulta de la concentración de la población. Si llamamos (Pn) a la población de rango (n), (P1) a la población de primer rango, (r) el rango de la ciudad, y (q) una constante, entonces:

    Pn = q (P1/r)

    Como los cálculos realizados en ciudades americanas condujeron a un valor de (q) muy cercano a 1, la fórmula final sería:

    Pn = P1/r

    Esto quiere decir que si los habitantes de la primera ciudad de un país son (P), los de la segunda serían la mitad, los de la tercera un tercio, y así sucesivamente. Si se admite la ley rango-tamaño (al fin y al cabo se trata de un ley empírica) la teoría de Christaller sería, en parte, contradictoria con ella ya que postulaba una distribución escalonada y ordenada por categorías, frente a la de Zipf que supone el establecimiento de una relación continua.

    La ley de Reilly relaciona tamaño de la población y distancia  hofstra

    Otro conjunto muy importante de modelos son gravitacionales. Probablemente el más didáctico sea el de Reilly. Cuestionaba la base de la teoría del lugar central según la cual los consumidores acuden siempre a la ciudad más cercana. Según su modelo, basado en la ley de la gravitación universal de Newton, un comprador situado en un lugar intermedio entre dos ciudades se siente atraído por ellas en función del número de habitantes de cada una y en razón inversa el cuadrado de la distancia a las mismas. Esta ley ayuda a la comprensión del sistema de ciudades, y todavía hoy se usa (con la de Huff) para determinar los flujos comerciales de los consumidores, aunque plantea bastantes problemas. Probablemente el más importante sea que la existencia de demasiadas zonas correspondientes a productos distintos no permite proponer un límite único. Aunque en los modelos más modernos la distancia se sustituye por el tiempo, no siempre consigue explicar de forma satisfactoria como funciona el sistema.

    Confrontación de los modelos con la realidad

    Todos estos planteamientos se han puesto a prueba verificando si, realmente, las cosas funcionan así. Los resultados han sido dispares pero han permitido afinar bastante los modelos teóricos. Uno de los primeros en perfeccionar la teoría de los lugares centrales, base de muchos de los modelos de jerarquía urbana, fue Walter Isard, uno de los padres de la ciencia regional, que en 1956 propone “que el área de mercado no sea sólo función de la distancia, sino también de la densidad; la dimensión de las áreas de mercado es más reducida en las zonas muy pobladas; y el precio del transporte de los bienes no pasa a ser prohibitivo ni limita las áreas de mercado a no ser que la densidad sea muy baja” (Bailly).

    Walter Isard, padre de la ciencia regional, profesor en Cornell  CornellAAP

    Pero probablemente fue Berry en sus publicaciones de comienzos de los años setenta del pasado siglo XX quien consiguió resolver algunos de los problemas más importantes de la teoría del lugar central. A partir de los resultados de una serie de encuestas que realizó en los mercados de Iowa consiguió establecer una jerarquía de lugares centrales en función de los comercios más significativos. De su análisis se derivaron una serie de correcciones sobre los planteamientos anteriores. Por ejemplo, la venta de un bien varía según el tipo de empresa que vende el producto y según la competencia existente. Además, para que se venda un bien con un beneficio normal es necesario un mercado con un tamaño mínimo. Es decir, existe un umbral por debajo del cual nada funciona. Según estudios posteriores este umbral es un elemento básico que no había sido considerado anteriormente pero que se revela como fundamental.

    Otros siglos, otros tiempos, división del trabajo, especialización
     “Tiempos modernos” Charles Chaplin  sospechososcinefagos

    En los análisis de Berry también se pone de manifiesto que en la jerarquía de los lugares centrales tienen una gran importancia la especialización, la división del trabajo, y el hecho de que las familias ya no puedan bastarse por sí mismas como antiguamente. Llega así a un modelo de países formados por un conjunto de regiones metropolitanas interdependientes. Dice (citado por Bailly): “De este modo, la especialización espacial, antes que la superposición de niveles análogos en una jerarquía de lugares centrales, nos facilita la comprensión de las más modernas formas metropolitanas de la geografía del comercio”. Sin embargo, trabajos y estudios posteriores han constatado que las cosas no son tan sencillas ya que el comportamiento del consumidor es mucho más complejo. Y que, para el caso de las zonas metropolitanas, la explicación que ofrecen estos modelos (aún con las cautelas apuntadas), está bastante alejada del funcionamiento real del sistema.

    Su importancia en el siglo XXI

    Aunque pienso dedicar otro artículo a los modelos de jerarquía urbana en el mundo actual, no quisiera terminar sin decir algunas palabras el respecto. Sobre todo para situar adecuadamente estas teorías aparentemente obsoletas. En general, la utilización de modelos teóricos para explicar sistemas complejos, aunque tuvo su momento de auge importante, actualmente está bastante desacreditada. A mi juicio, equivocadamente. Es posible que un modelo no sirva como sistema de previsión en una situación real, pero su utilidad es incuestionable cuando se trata de un recurso didáctico (e incluso analítico). La comprensión, aunque sea simplificada, del funcionamiento de los procesos, es vital para conseguir detectar los elementos críticos. Lo que ocurre es que no se pueden pedir peras a un olmo. Es decir, no se puede pretender que un modelo funcione como la realidad. Sobre todo cuando trabajamos con mecanismos no lineales o cuyo comportamiento varía de forma muy apreciable debido a variables en principio de escasa entidad que se desprecian de entrada o que funcionan mediante saltos y umbrales.

    Mapa mercados financieros dibujado con algoritmos genéticos PhysRev82

    Es cierto que los modernos sistemas de tratamiento de la información están empezando a proponer métodos diferentes. Unos basados en algoritmos prestados de diferentes áreas del conocimiento como la ecología, la genética o la física; y otros en la recopilación de grandes cantidades de datos, prácticamente inmanejables hace pocos años. Sin embargo, estos últimos han traído consigo la renuncia a la comprensión de los procesos subyacentes, dejando todo el mecanismo de decisión “en manos” de programas que determinan qué nichos de mercados, dónde vender, de qué manera hacerlo y cómo inducir a comprar. Google no mide distancias, ni situaciones políticas, ni tan siquiera anímicas. Le importa poco si el consumidor vive en una ciudad de rango 3 o de rango 7, si es un lugar central o periférico. Sólo le importa saber si la IP a la que envía la publicidad cuenta con las condiciones necesarias para ser sensible a la venta que le propone independientemente de cualquier otra consideración.

    El mapa de Internet  internetmap

    Pero es que el mismo concepto de jerarquía ha cambiado. Los lugares centrales empiezan a priorizarse relacionándolos con el número de intercambios en Internet por mil habitantes, la cantidad de líneas de banda ancha o el número de fotos colgadas en Panoramio. Lo más importante de todo esto es la desvinculación con el concepto de distancia física. Parece como si las ciudades fueran elementos flotantes en un magma irreal, desvinculados de cualquier cosa que no sea una imagen creada por el marketing, ajenas al territorio, a los árboles, a los alimentos o al agua. Y, sobre todo, ajenas a las relaciones físicas entre ellas, que es la diferencia básica respecto a la etapa anterior. Es como si la red de caminos, carreteras, ríos, canales o mares, se sustituyera por una red virtual cada vez más centrada exclusivamente en el intercambio de información. Se puede ver como la consecuencia de la progresiva eliminación del concepto de distancia y su sustitución por el de instantaneidad. Pero la realidad es tozuda y se empeña en decirnos que es necesaria el agua para beber y el pan para comer. Que hay cosas que son instantáneas, o casi, porque su traslado se realiza a un coste prácticamente nulo. Pero esto no va a ser siempre así. Empieza a no serlo, sobre todo porque los costes ecológicos son ya inasumibles y los monetarios lo serán pronto. De forma que pronto vamos a tener que hablar, otra vez, de la distancia como elemento básico de los sistemas urbanos.



    Nota: quien esté interesado en estos temas deberá acudir a libros de Geografía Urbana o Economía. La ventaja es que no hay que buscar en los escritos el último año para conocer los fundamentos. Es suficiente cualquier manual básico de hace unos años donde podrá encontrarse abundante bibliografía y referencias a los textos originales. El problema es que no se pueden encontrar en formato digital y que están casi todos agotados. Pero una visita a una biblioteca nunca está de más.
    • Se puede empezar por un clásico: Carter, H.: El estudio de la geografía urbana. Hay varias ediciones en inglés (The Study of Urban Geography, 1972) y la que yo he usado en español está editada por el antiguo IEAL en 1983 traducida por Joaquín Hernández de la tercera edición inglesa de 1981.
    • Otro libro muy claro y de bastante interés es el de Bailly, A. S.: Lórganisation urbaine. Théories et Modèles, publicado en París por el Centre de Recherche d´’Urbanisme en 1975. Hay traducción al español.
    • He obtenido también algunos datos del libro de Pierre-Henri Derycke: L’Économie Urbaine, publicado por Presses Universitaires de France en el igualmente lejano año de 1970. Creo que está también traducido al español ya hace bastante tiempo.
    • Sobre el modelo rango-tamaño resulta interesante la lectura del artículo de Horacio Capel titulado “La validez del modelo rank-size” en la Revista de Geografía de la Universidad de Barcelona. Aunque es del año 1972 puede darnos una idea de cómo se veían entonces estos temas. Tiene, además, una bibliografía bastante interesante y se puede conseguir gratuitamente en este enlace.

    Defender el patrimonio identitario

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    Hoy traigo al blog parte del trabajo de uno de mis alumnos, Antonio Antequera. Lo preparó para la asignatura de Protección del Patrimonio Urbano y Natural que imparto en el Máster de Planeamiento Urbano y Territorial de nuestro departamento. No es un proyecto fin de máster ni una tesis doctoral, sino un trabajo de curso para una asignatura, pero contiene bastantes ideas valiosas que merecen ser difundidas. He seleccionado una pequeña parte que, además, no es la central, porque el tema principal lo está desarrollando para su proyecto fin de máster. La he elegido porque ilustra de forma muy clara nuestro planteamiento acerca de una razón frecuentemente olvidada a la hora de defender algunos elementos del patrimonio construido: la relacionada con la formación de identidad, el mantenimiento de grupos sociales y la creación de marcos sociales y memoria colectiva. El ejemplo se concreta en el derribo de la cárcel de Carabanchel, símbolo de la represión franquista pero también elemento de identidad tanto de los habitantes de esta zona como de muchos no residentes en ella.

    Madrid, cárcel de Carabanchel antes de su demolición  k-naia

    ¿Qué sucede cuando un elemento patrimonial está directamente relacionado con un grupo social pero la imagen que produce es negativa? La diferencia entre elementos de identidad (internos) e imagen es muy importante, porque buena parte de estos elementos de identidad se retroalimentan de la imagen externa producida. Al final del artículo Antonio plantea que, probablemente, un enfoque adecuado sería su mantenimiento cambiando la imagen negativa por otra positiva. Ya hemos visto en otros lugares del blog lo complicado que es crear identidad y lo sencillo que es crear imagen (aunque desaparezca al poco tiempo). La enseñanza sería: mantengamos los elementos que crean identidad y cambiemos la imagen si es necesario. Coincide, además, que este año se celebra el 40 aniversario de la Asociación de Vecinos de Carabanchel Alto con diferentes actos conmemorativos tales como una exposiciones de fotos, presentaciones de libros o la 12ª Arbolada en el parque Manolito Gafotas.

    Restos de la cúpula, hoy sólo queda un solar   carabanluche

    En este caso sí que he hecho un destrozo con el trabajo de Antonio ya que he tenido que ir eligiendo párrafos de un sitio y de otro,  y no sé si al final el artículo resulta comprensible. Además he quitado todo aquello que suele acompañar a una investigación académica (citas o bibliografía) pero que no tiene sentido en este blog. Todo lo que sigue hasta el párrafo final es de su trabajo, pero no le pongo comillas ni otro color para no distorsionar la lectura.


    Identidad e imagen de la cárcel de Carabanchel
    Autor: Antonio Antequera

    Generalmente las periferias de las grandes ciudades son vistas como archipiélagos dentro de la ciudad, zonas fragmentadas caracterizadas por una fuerte dependencia funcional y simbólica respecto a otras áreas de la ciudad, como los cascos o ensanches históricos. El uso sobre todo residencial de algunas de estas zonas, junto a una población de diversas procedencias y de carácter mayoritariamente trabajador, consolida ciertas áreas en el imaginario colectivo como barrios-dormitorio, incompatibles con la existencia de espacios o elementos capaces de generar una vinculación y apropiación simbólica por parte sus ciudadanos. Sin embargo, el estudio del barrio de Carabanchel Alto (Madrid), nos revela la existencia de un sentimiento de orgullo y adhesión al barrio por sus habitantes, que se manifiesta en el reconocimiento de unos bordes urbanos muy definidos, así como en la adhesión a unos símbolos muy concretos. Se puede constatar la persistencia de elementos y espacios singulares para el imaginario local, con independencia de su valor histórico, artístico o arquitectónico.

    Carabanchel en 1935 cuando era municipio independiente

    En algunos casos, se trata de persistencias procedentes de su etapa como municipio (anterior a 1948); pero en otros muchos, se trataría de hitos de recientes, algunos de ellos surgidos sin la vocación de serlo y sobre los que han operado procesos de apropiación y adhesión en los que confluyen factores más aprehensibles (posición, tráfico) y otros más complejos (referencias al folklore literario). Mención aparte merecerían dos elementos muy particulares, de los que extraer enseñanzas muy interesantes. Por un lado, la cárcel de Carabanchel nos muestra la importancia de preservar un patrimonio independientemente de su valor artístico y de las connotaciones negativas que pueda suscitar hacia la población ajena al barrio y al edificio. Por otro lado, la relevancia de los espacios docentes a la hora de generar una identidad colectiva entre la población del barrio. Conocer estos lugares y espacios simbólicos se convierte en una prioridad a la hora de preservar el patrimonio existente en las periferias y que tanta importancia tiene para articular a su población.

    Carabanchel, 2007, ensanche esMadrid

    En Septiembre de 2008 aparecía en uno de los periódicos gratuitos de mayor difusión de la Comunidad de Madrid la siguiente noticia: “Los vecinos de Carabanchel Alto pintan una señal que el Ayuntamiento de Madrid tenía olvidada”, con la siguiente nota al pie: “reivindican la identidad de la zona, ahora un barrio de la capital”. Vista superficialmente esta noticia podría llevarnos a la idea equivocada de la persistencia de cierta nostalgia o romanticismo hacia un pasado idealizado de autonomía y supuesto esplendor propios. Nada más lejos de la realidad. Como veremos a lo largo del presente trabajo el cartel no era más que la materialización simbólica de un sentimiento latente en una comunidad, que tras cincuenta años formando parte de la gran metrópoli madrileña, entiende y hace suyo un espacio de una manera propia y distinta a la de sus barrios vecinos. Aparece por tanto, un colectivo que se manifiesta en un espacio físico y de forma recíproca, un espacio físico que contribuye a dotar de unas cualidades propias a un grupo social, parafraseando a Maurice Halbwachs.

    Los vecinos pintan una señal que el Ayuntamiento tenía olvidada  blogcarabanchel

    ¿Qué importancia puede tener hablar del sentido de pertenencia e identidad en un barrio de la periferia de Madrid? En primer lugar, el tema presenta la máxima actualidad cuando pensamos en las intervenciones urbanas realizadas en los últimos años, ya sean la rehabilitación de zonas consolidadas o la construcción de nuevas extensiones de ciudad en las periferias. En ambos casos, una de las mayores ambiciones de los proyectos es lograr lo que se ha venido en llamar “sostenibilidad social”, cuyo factor clave sería la cohesión social, para la cual, a su vez, se hace indispensable la adhesión de los ciudadanos a su espacio físico. Mediante la identificación y adhesión de los ciudadanos a estos espacios, se evita su fracaso y degradación, apareciendo como espacios vitales y activos, y funcionando como articuladores de la vida urbana en toda su complejidad. En el caso de Carabanchel Alto, la enseñanza es más concreta y cercana, frente a la nueva periferia creada por los PAUs de la primera década del s. XXI, caracterizados por espacios anónimos, para ciudadanos anónimos. En ellos se proyectaron lugares específicos creados ex profeso para convertirse en centros de representatividad (entorno del Edificio Mirador en Sanchinarro o Plaza de la Peseta en Carabanchel) que en la actualidad manifiestan su incapacidad a la hora de forjar una memoria colectiva en sus respectivos barrios.

    El colegio Amorós, otra de las referencias de identidad  mprieto

    Otro tema interesante vinculado a los espacios simbólicos y las periferias, lo constituye la presencia de centralidades locales que pueden aparecer dentro de la aparente híper-centralidad de los cascos históricos de las grandes metrópolis actuales. En el caso de Madrid, resulta muy interesante rastrear si aparecen o perviven estas centralidades locales. El punto de partida nos lo darían los cascos históricos de los antiguos municipios anexionados en la década de los 1950, de entre los cuales el de Carabanchel Alto aparece junto a Villaverde, Vallecas o Vicálvaro. Uno de los hechos más representativos de Carabanchel a este respecto, es la presencia de una cultura carabanchelera en el imaginario, no sólo de los habitantes de Madrid, sino incluso de gente de otros lugares de España. Así por ejemplo, asociados al nombre de Carabanchel, aparecen el nombre de Manolito Gafotas, personaje literario creado por Elvira Lindo que vive sus aventuras y desventuras junto a su familia de clase trabajadora en Carabanchel Alto; el rockero Rosendo Mercado (1954), una de las figuras estelares del rock español o Santiago Segura (nacido en Carabanchel Bajo), actor, guionista y director de la popular tetralogía del detective Torrente. Otros personajes populares que también han hecho gala de su condición de carabancheleros son el director Achero Mañas (cuya película El Bola, rodó en su barrio), los humoristas Faemino y Cansado o el chef Alberto Chicote.

    Manolito Gafotas de Elvira Lindo, otra de las referencias  alfaguara

    Por último, otro de los temas que se abordó en el trabajo (pero que no se trata en este artículo) fue el del estado actual y protección de los que gozan estos espacios y elementos simbólicos de la periferia, poniendo en valor su importancia patrimonial dentro del conjunto de la ciudad. Es norma común por parte de las administraciones que lo mayores esfuerzos en cuanto a conservación de patrimonio se concentren en el centro histórico de las grandes ciudades. Sin embargo, en las periferias puede haber elementos de gran interés urbano y arquitectónico, algunos incluso de primer orden patrimonial, como veremos, que cuentan con medidas insuficientes, o contando con ellas, se encuentran en un estado de degradación injustificable. Dentro de estos elementos de interés, aparecen aquellos visibles praa sus habitantes, que se manifiestan en su imaginario consciente, mientras que encontramos otros que sin hacerse evidentes para ellos, también forman parte inevitable de su día a día y sin los cuáles tampoco podría entenderse la identidad del barrio pues son parte de la ciudad no consciente, complementaria la ciudad consciente y como tal merecedora de conservación y aprecio.

    Lugares más importantes de Carabanchel
     Señalar en la imagen para verla más grande

    Para realizar el trabajo se procedió a estudiar la bibliografía disponible (por otro lado muy abundante para el caso de Carabanchel Alto) así como la cartografía histórica y actual. De todas formas la parte más importante de la investigación consistió en realizar una encuesta a los residentes acompañada por un esquema espacial (o mapa mental) del barrio, siguiendo en parte la metodología de Kevin Lynch, en su libro La imagen de la ciudad. Tras procesar las respuestas a la encuesta, podemos constatar la existencia de una serie de hitos o elementos de identidad de primer orden, respecto a otros de orden más secundario o terciario. Estos grandes referentes urbanos serían: El parque de las Cruces (un espacio libre y no-construido), la ya mencionada cárcel de Carabanchel (cuya persistencia sigue latente aunque hoy sea un solar), el Centro Comercial Islazul (inaugurado en 2008, en el PAU) y las centros educativos del barrio (en este caso representados con el Colegio Amorós). Con más tiempo, una futura ampliación a este estudio nos permitiría matizar otros elementos, así como reforzar los más destacados.

    Tres lugares de Carabanchel que enseñarías
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    Alternativamente a las preguntas de la encuesta, se planteaba a los vecinos de Carabanchel Alto que dibujaran su percepción espacial y simbólica del barrio, mediante unos esquemas o croquis. A los vecinos encuestados no se les predispuso de ninguna forma, ni se les mostró ortofoto o plano algunos, simplemente se les pidió que plasmaran con la mayor naturalidad y despreocupación formal posible la estructura espacial que tenían del barrio en su cabeza, en el momento de la encuesta. Son por tanto, esquemas rápidos, expresivos pero muy sintéticos y esclarecedores pues permiten que aflore lo verdaderamente importante y significativo, dejando a un lado elementos más accesorios o anecdóticos. A partir de aquí se rastrearon aquellos espacios enclavados en el imaginario consciente (plazas, ejes, límites, edificios singulares), para hallar posibles centralidades locales. Por otro lado, a partir de lo que “no” aparecía pudimos indagar sobre el imaginario no-consciente: espacios y elementos urbanos, que teniendo algún valor histórico, artístico o antropológico evidentes (incluso declarados de forma institucional), no aparecían en el imaginario colectivo de la imagen de barrio.

    Dibujo realizado por uno de los encuestados

    A la vista de los esquemas obtenidos (unos 20), establecimos una serie de elementos que se repetían con mucha frecuencia en los esquemas. Además de los hitos antes analizados y que ya detectamos en las respuestas a la encuesta: cárcel de Carabanchel, Parque de las Cruces, Centro Comercial Islazul y centros educativos (Colegio Amorós), aparecieron una serie de bordes o límites bastante definidos, por el norte la Avenida de los Poblados (dibujada en algunos casos con un ancho considerable respecto a otras vías e incluso con sus rotondas marcadas) y al M-40 al Sur. Otra vía límite importante que a veces aparece junto a la M-40 es la reciente Avenida de la Peseta (prácticamente paralela a la anterior). Como ejes interiores se destacan la Carretera de Carabanchel Alto (tiendas de día), Virgen de Fátima (bares) así como la calle del Colegio Amorós, Joaquín Turina (Antigua Carretera de Alcorcón). Entre los espacios urbanos de interés, cobraban especial protagonismo la Plaza de la Emperatriz (la antigua Plaza del Pueblo), así como el Parterre (Zona verde de borde junto a la Avenida de los Poblados).

    Dibujo realizado por uno de los encuestados

    Resulta sorprendente que de forma casi unánime figure un elemento ya destruido desde finales de 2008: la cárcel. Seis años después todavía es, probablemente, el elemento de referencia principal en el imaginario de vecinos y foráneos. Y es que, sin duda, su construcción cambió la faz de Carabanchel ya que fue su imagen nacional e internacional reforzando de esta manera su carácter identitario. Tras la victoria franquista en la Guerra Civil, las autoridades deciden levantar un nuevo complejo penitenciario, debido a la destrucción de la cárcel Modelo de Moncloa y la cercanía a la ciudad de la cárcel de Díaz Porlier. Se eligió un solar de 200.000 m2 junto a la finca de los Montijo, aprovechando el bajo precio del suelo (el Estado pagó 5,25 pesetas el m2) en el municipio de Carabanchel Alto. El proyecto se encargó a los arquitectos de la Dirección General de Prisiones: Vicente Agustí, José María de la Vega y Luis de la Peña. El régimen buscaba un complejo penitenciario megalómano que reforzara su imagen autoritaria y de poder, pues la mayor parte de sus reclusos serían excombatientes republicanos.

    Obras de construcción de la cárcel de Carabanchel  20minutos

    Las obras comenzaron en 1940 y fueron realizadas en su mayor parte por los presos políticos. La prisión se inaugura en el año 1944. Con 163.000 m2 edificados y con capacidad para 2.000 reclusos suponía el mayor complejo penitenciario de España (la anterior cárcel modelo tenía 47.000 m2) y uno de los mayores de Europa. Desde el punto de vista arquitectónico suponía un hito constructivo al emplear un lenguaje moderno en contraposición al estilo neo herreriano dominante: se empleaba la cubierta plana en todas las galerías, las ventanas y huecos estaban desprovistos de molduras u ornamentos y se empleaban el hormigón, el acero y el pavés como elementos vistos, junto al ladrillo. La cúpula de hormigón era una de las más grandes de Madrid con 32 m. de diámetro (superior a la Almudena) y se constituyó muy rápidamente en el elemento de identidad más importante para la población.

    La cúpula de hormigón en el centro del complejo  espormadrid

    Carabanchel, se convirtió así en una de las principales prisiones represivas del régimen, con condiciones de hacinamiento (hasta 3.000 presos) e insalubridad (VIH). Sería innumerable la lista de destacados dirigentes políticos y sindicales contrarios al régimen allí recluidos, pero también centenares de personas anónimas que sufrieron penalidades y represión por razones ideológicas o incluso homófobas. Esas miles de historias personales, permanecen en el imaginario colectivo local, madrileño, español e internacional. La cárcel suponía un exponente claro de patrimonio cultural, sociológico y antropológico de primer orden, que hubiera merecido un destino distinto al de su demolición, como un espacio de memoria tal y como demandaron ex presos políticos y comunes, así como parte de los vecinos e instituciones vecinales, sin éxito y ante la insensibilidad de la Administración. Fue, sin duda, una oportunidad perdida.

    Manteniendo la memoria colectiva  20minutos
     Los vecinos en el solar tres años después del derribo

    Un lugar tan tétrico y lóbrego como la antigua cárcel Provincial de Carabanchel también puede generar unos vínculos entre amplios sectores de población relacionados con la misma, que no deben ser desatendidos. Con la demolición completa del recinto penitenciario en 2008, se perdió sin duda una oportunidad de reconversión de un macro-complejo único en su tipología y megalómanas dimensiones. Las posibilidades dotacionales en esos grandes espacios interiores son un campo por explorar a la hora de generar nuevos espacios públicos de referencia en la imagen de la ciudad, como un museo o centro de interpretación ligado a la memoria de dicho espacio, o la implementación combinada de otros usos también demandados por la población local. Sin duda, la cárcel de Carabanchel nos muestra la importancia de preservar un patrimonio, independientemente de su valor artístico y de las connotaciones negativas que pueda suscitar hacia la población ajena al barrio y a la historia del edificio.

    © Antonio Antequera


    Aunque la investigación de Antonio no se centró precisamente en el patrimonio identitario destruido (que aparecía como algo colateral) sino en lo que llama el “patrimonio invisible”, he seleccionado esta parte ya que, como dije al comienzo, está haciendo el PFM sobre el tema y no quiero introducir distorsiones en su trabajo. Por supuesto que la cárcel de Carabanchel no era ningún BIC, su valor histórico está por atestiguar (aunque podemos presuponerlo) y su valor artístico, discutible. Se trata de un elemento cuyo interés patrimonial reside, de momento, en su capacidad para crear identidad a pesar de su imagen negativa. Como dice Antonio, siguiendo a Halbwachs, se trata del eslabón entre los marcos sociales de la memoria y los grupos. Me he decido a traer este caso al blog como un ejemplo que acompaña a una serie de investigaciones que estamos haciendo sobre la relación entre patrimonio (cultura y natural) e identidad. Esta relación, que casi nunca se tiene en cuenta a la hora de la defensa de este patrimonio, debería de considerarse al lado de otros valores como el histórico, el artístico, la imagen (branding), o  incluso el turístico. Complementa para el área urbana el trabajo de Teresa Eiroa publicado hace unos meses en el blog con el título de “Paisaje rural: imagen e identidad”.


    Nota: la palabra “identitario” no figura en el diccionario de la RAE pero, en el momento actual, es de uso bastante común. Aunque no me gusta utilizar palabras espurias (y menos en un titular) no he podido encontrar otra equivalente que la sustituya y que describa tan gráfica y económicamente el tema.

    No aprendemos: "El Álamo airport"

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    Si hay algo peor que hacer las cosas mal, es volver a hacerlas mal por segunda o tercera vez. Los lectores asiduos de este blog conocen el empeño que pongo en señalar los problemas creados por un sistema urbano en el que ha desaparecido la idea de distancia y se ha sustituido por la de tiempo. También la evidencia de que esto ha sido posible con unos costes ecológicos, sociales y económicos que serían inasumibles si no los hubiéramos desplazado a otros países y a otras clases sociales. Pero esta situación ya no se puede mantener porque no queda ningún lugar del planeta donde ocultar lo que molesta y el nivel de pobreza está en un límite peligroso (e intolerable). En estas condiciones, hay que estar realmente ciego o ser verdaderamente deshonesto, para volver a apostar por un desarrollo basado exclusivamente en intercambios de personas, materiales y energía obviando las distancias, como si las cosas desaparecieran de un sitio y aparecieran en otro por arte de magia y a coste cero. Este sistema es ruinoso, económica y ecológicamente, no ya a largo plazo sino incluso ahora mismo.

    Proyecto de instalaciones aeroportuarias en El Álamo lavozlibre

    Pienso que privilegiar este tipo de desarrollo sobre otro más endógeno no tiene razón de ser en la situación actual. La idea de escribir sobre los aeropuertos como exaltación de esta forma obsoleta de enfocar el sistema urbano, surgió hace un par de meses cuando leí una noticia que no me podía creer: “El aeródromo de El Álamo llegará en 2018. El Gobierno de la Comunidad de Madrid ha previsto para este año una inversión de 1,7 millones de euros para esta infraestructura, que ocupará, según el plan director, ‘una superficie de algo más de 200 hectáreas’ y supondrá una inversión privada de 232 millones de euros ‘a través de una concesión (por 40 años), sin aportación de fondos públicos’. Según las previsiones, podrá ‘absorber unas 50.000 operaciones aéreas por año’ y creará ‘hasta 15.000 nuevos empleos directos e indirectos’." (El País 8/1/2014). Es fantástico, 15.000 nuevos empleos y una inversión privada de 232 millones de euros frente a unos ridículos 1,7 millones de euros de inversión pública que supongo estarán dedicados, básicamente, a los trabajos previos y al proyecto. La pregunta sería: ¿por qué no se ha hecho antes?

    Eurovegas, la gran fiesta del empleo ihsairport

    Claro que la viabilidad de ese aeropuerto estaba basada en Eurovegas. Eurovegas, el "sueño pecaminoso" de Madrid situado en las antípodas de su otro "sueño noble y deportivo" olímpico (claro que aquí vale todo), también decían que iba a traer una inversión privada de 18.000 millones de euros y a crear unos 250.000 empleos. Los Juegos Olímpicos, mejor ni cuantificarlos. Todos sabemos (bueno, nadie sabe excepto unos pocos, entre los que no me encuentro) la verdad de lo que pasó con Eurovegas. Se dicen cosas que no me quiero creer, pero el caso es que Eurovegas ya no va a venir. En estas condiciones, como mínimo, habría que haberse replanteado una inversión que, aunque pequeña, implica dejar otros proyectos sin 1,7 millones de euros. La empresa que asuma la concesión tiene que pensar el negocio para un plazo de 40 años, y todos los indicadores nos dicen que no hay quien se atreva a pronosticar el futuro de la aviación comercial (por lo menos tal y como está planteada ahora mismo) en el 2050.

    El Madrid metropolitano en su época de esplendor (2007)
     Señalar en la imagen para verla más grande

    Es más, nadie (ni siquiera los videntes que aparecen en las cadenas del TDT a altas horas de la madrugada) es capaz de predecir el futuro energético del planeta a ese plazo. Aunque todos los indicios nos llevan a pesar que la era de la energía barata se ha terminado ya. No es que vaya a faltarnos energía, no, no se trata de eso. Sencillamente, es que será carísima. Ya empieza a ser cara. Cualquier planificador medianamente prudente no se atrevería, en estas condiciones, a apostar todo a un sistema dependiente en un alto grado de la energía barata. Y eso es lo que se hace cuando se basa el crecimiento no en el fomento de los valores endógenos, sino en los intercambios de personas, materiales, energía y desechos, cada vez más lejanos. Es obvio que tampoco es posible en el momento actual un sistema autárquico pero, como medida razonable, si que se debería tender hacia un cierto equilibrio. Hubo un momento en el que parecía que las infraestructuras destinadas a este tipo de transporte iban a colapsar por exceso de usuarios. Fueron los años dorados de la construcción de aeropuertos, duplicación de autopistas y AVEs para todos los pueblos, sin mirar el precio ni la viabilidad.

    Obras de la ampliación del aeropuerto de Barajas  dsiespaña

    Cuando se hizo la última ampliación de Barajas nadie pensaba que en lugar de aumentar progresivamente el tráfico aéreo del que en aquellos momentos era el undécimo aeropuerto del mundo, iba a disminuir. Pero esto es lo que ha sucedido. De los 33.677.304 viajeros del año 2002 se fue subiendo de forma imparable hasta alcanzar los 52.789.619 en el año 2007. Pero este fue el punto álgido. Desde entonces, con algún altibajo en los años 2010 y 2011, la cosa ha ido en descenso. El año 2013 se ha cerrado con una disminución del 12% respecto a 2012. Sin embargo, en mi opinión, estas cifras son meramente coyunturales y, a corto plazo, es probable que cambien hacia arriba o hacia abajo, de forma más bien moderada. El verdadero bajón del transporte aéreo, muy dependiente del precio de la energía, no ha ocurrido todavía ni es previsible que ocurra a lo largo de los próximos años. Traigo estos datos ahora como ejemplo de que en Madrid, sólo con Barajas, estamos lejos del colapso por falta de instalaciones aeroportuarias. Es decir, que ahora mismo, sobra capacidad con lo que hay.

    Los jet privados correrán presurosos a aterrizar en El Álamo  jetprivado

    No discuto tampoco que los ejecutivos que viajan en SUS aviones privados necesiten SU aeropuerto. Sin embargo me gustaría conocer los estudios que se han hecho al respecto y en base a qué se estima la demanda prevista. Me temo que, como tantas veces, el razonamiento ha sido: construyamos la infraestructura aunque no sepamos muy bien si es o no necesaria; una vez construida tenderá a utilizarse. Y, en cualquier caso, la demanda se crea con una campaña de marketing adecuada. Pero igual me equivoco, y se trata de una necesidad tan "real" como lo era, por ejemplo, el desdoblamiento de las carreteras radiales de Madrid. "Acertada" previsión y prodigio de la prospectiva, que ahora nos va a costar (seguro) a todos los españoles unos cuantos millones de euros, aparte de haber partido todos los ecosistemas madrileños e impedir, de hecho, el establecimiento de corredores ecológicos. Pero, claro, eso a quien le importa. A veces pienso que estas disfunciones podrían evitarse pidiendo responsabilidades personales penales, además de pecuniarias, a los encargados de tomar este tipo de decisiones.

    Situación en el límite de la Comunidad de Madrid  elpais

    Porque, vamos a ver, desde el punto de vista del territorio metropolitano de Madrid ¿qué significa la construcción de un aeropuerto en El Álamo? El Álamo es un municipio madrileño situado al borde mismo de la Comunidad Autónoma (más afuera, imposible). La distancia al aeropuerto de Barajas es de unos sesenta kilómetros atravesando toda la conurbación metropolitana de Madrid. Y la distancia, por ejemplo, al complejo AZCA (centro de negocios de la capital) son unos cincuenta kilómetros con tiempo estimado de una hora. Sencillamente una locura si pensamos que el aeropuerto de Torrejón (LETO) se usa también parcialmente para la aviación civil y está mucho más cercano a Barajas y con mejores comunicaciones con el centro. ¿Qué ejecutivo usará el aeropuerto de El Álamo? ¿Intentar competir con el de Torrejón por precio? Es irracional pensar que un ejecutivo que puede costearse un avión privado utilice el de El Álamo, aunque sea más barato, si tiene una alternativa mejor y más rápida en Torrejón.

    El futuro aeródromo de El Álamo  lasvegasalcorcon
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    Pero los disparates territoriales no terminan aquí. Ahora mismo existe y está operativo el aeródromo de Cuatro Vientos. Comprendo que sentimentalmente estoy bastante unido a estas instalaciones porque en ellas realicé (cuando era joven) un curso de paracaidismo deportivo y no me gustaría que se cerraran. Ya hemos hablado en otros lugares del blog del patrimonio identitario. Pues bien, Cuatro Vientos es el aeropuerto más antiguo de España, se construyó en 1911, está en la misma zona que el de El Álamo (y, por tanto, son incompatibles) pero sólo a ocho kilómetros de Madrid. Originalmente era una base aérea del Ejército del Aire pero, actualmente, se usa también para la aviación civil (general y ejecutivos), aloja las principales academias de vuelo españolas y es la sede de numerosos servicios de la Guardia Civil y Policía Nacional. La puesta en marcha de El Álamo, lógicamente (aunque la lógica no parece tener que ver con estas cosas) traería consigo el cierre de Cuatro Vientos. Ojalá este cierre no signifique su desaparición como la cárcel de Carabanchel. Forma parte de la memoria de nuestra aviación y aunque dejara de estar operativo habría que mantenerlo de alguna forma.

    1927, Cuatro Vientos, salida del avión de Loriga rumbo a Manila  elmundo

    Es verdad que, a día de hoy, Cuatro Vientos se ha quedado rodeado de zonas residenciales que complican todo (“alguien” ha debido dejar que se construyeran a sabiendas de que estaba allí) y parece difícil mantenerlo en funcionamiento. La Comunidad pensaba dedicarlo a helipuerto o cerrarlo y “construir un bosque” (literal). Sin embargo, a finales del pasado año, el estado Español en contestación a un diputado de UPyD afirmaba textualmente que “no contempla el cierre del aeropuerto de Cuatro Vientos” ya que “las infraestructuras e instalaciones de Cuatro Vientos permiten atender la demanda existente de vuelos de aviación general y formativos, además de dar servicio a las aeronaves institucionales”. Algo falla en la coordinación entre la Comunidad de Madrid y el Estado Español ya que desde la Comunidad se insiste en el cierre de Cuatro Vientos cuando El Álamo esté plenamente operativo. En cualquier caso, la viabilidad del aeropuerto de El Álamo pasa por el cierre de Cuatro Vientos y Torrejón (la parte civil), cosa que no está nada clara y, además, precisa de un debate previo.

    Aeródromo de Casarrubios  abc

    Pero las dificultades todavía no terminan. Resulta que ¡a menos de dos kilómetros de este futuro aeropuerto existe otro!: el aeródromo de Casarrubios (LEMT). Ya está en funcionamiento y es cien por cien privado. Cuenta con una única pista de unos 900 metros (la que está prevista, en principio, para El Álamo es de 1000 metros aunque se supone que habrá una segunda mayor). Este aeródromo tiene licencia desde 1992 y, a pesar de sus modestas dimensiones, los responsables aseguran que cuenta con más de 500 usuarios, registra unas 300 operaciones diarias, dispone de más de 15 talleres de mantenimiento homologados por Aviación Civil, más de 400 aviones en hangares, y presta servicios a la Policía, el Sescam, parques de Bomberos y cuenta con veinte escuelas de vuelo con cerca de mil alumnos matriculados. Desde el principio ha tenido muchos problemas con la Comunidad de Madrid al estar, al parecer, una pequeña parte de la pista en territorio de esta Comunidad y no contar con los permisos e informes de la misma. En cualquier caso este aeródromo está a unos dos kilómetros del previsto en El Álamo.

    Dos aviones en el aeródromo de Casarrubios elpais

    El cómo se gestó y construyó este aeródromo es un misterio para mí. Pero no sólo para mí. Es, probablemente, uno de los más desconocidos de España. A todo esto veréis que algunas veces utilizo la palabra aeropuerto y otras aeródromo. Entiendo que la diferencia básica consiste en la existencia o no de instalaciones de aduana. En el de Casarrubios creo que no existe, pero en el futuro de El Álamo no se sabe, aunque presupongo que la habrá, por eso a veces hablo de aeropuerto. En cualquier caso, sea aeropuerto o aeródromo, tenemos a menos de dos kilómetros del futuro ¿aeropuerto? un aeródromo ya construido, con licencia y funcionando. ¿A qué el caso se va volviendo divertido? Por lo que he podido razonar hasta aquí no parece demasiado clara la viabilidad funcional de "El Álamo airport". Ni por la especialización que se le pretende dar, ni por que vaya a cubrir ningún agujero de oferta, ni porque sirva para “posicionar más a Madrid en el mapa de competidores” ya que existen otros como Cuatro Vientos, Torrejón o el mismo Barajas, que se pueden utilizar para lo mismo.

    No todo son aeropuertos vacíos, también carreteras de pago 20minutos
     Radiales de acceso a Madrid prodigio de la prospectiva, la AP-41

    Mis alumnos me han oído razonar muchas veces sobre la necesidad de una moratoria de urbanización. No urbanizar más de momento y utilizar lo que ya está urbanizado de la forma más completa y eficiente posible. Ya que, en la mayoría de los casos, resulta más costoso devolver a la naturaleza lo ya “cementado” que conservarlo urbanizado, el objetivo debería ser maximizar el uso de lo existente. No sólo desde el punto de vista ecológico, sino también de rentabilidad puramente económica. En un intento de justificar lo injustificable si os fijáis en casi todas las noticias relacionadas con la construcción del aeropuerto de El Álamo, siempre que se habla de los terrenos donde se va a construir, aparece de forma sistemática la palabra “secarral”. Concretamente, se habla de el secarral de El Álamo. Como diciendo: este es un suelo que no sirve para nada, no tiene árboles, no tiene cultivos. El mejor uso que podemos darle es cementarlo. Pero es que la función ecológica de un suelo no es sólo la de albergar un bosque, una pradera o una dehesa. Un “secarral” puede ser una auténtica reserva de naturaleza, mientras que una pista asfaltada no lo será nunca. Estamos, como tantas veces, ante una utilización interesada y tendenciosa del concepto romántico del paisaje natural.

    Los políticos en "el secarral" de El Álamo  eldiario

    Sin meternos en cuestiones técnicas resulta que parte de los pasillos aéreos de este aeropuerto van a tener que ser compartidos con los que ahora usa la base aérea militar de Getafe, situada también el sur y bastante cercana (¡otro!). Es decir que, probablemente, se iban a producir interferencias en los operativos de vuelo de ambos. Para no complicar las cosas no quiero introducir más ruido pero durante bastante tiempo se pensó en que el aeropuerto de Getafe fuera el segundo de Madrid después del de Barajas. Es un aeropuerto ya construido, con unas hermosísimas pistas pero que tiene el mismo problema que Cuatro Vientos: se ha dejado cercar por miles de viviendas, edificios de oficinas e industrias, que hacen difícil pensar en su utilización como segundo aeropuerto de Madrid. Pero ello no implica que no se pueda utilizar de forma racional y parcial para completar la oferta aeroportuaria madrileña junto con los de Cuatro Vientos, Torrejón y Barajas. Este también se supone que se va a convertir en otro "bosque" (no quiero insistir en los costes de la desurbanización).

    Aeropuertos y aeródromos de Madrid  eldiario
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    Pero no creáis que la cosa termina aquí. En realidad, la Comunidad de Madrid tenía otro aeropuerto proyectado, el de Campo Real (¡otro más!). Este aeropuerto iba a ser destinado al transporte de mercancías y estaba situado al este de la capital. Incluso, en su momento, se reservaron los terrenos necesarios. El caso es que la llegada de Eurovegas priorizó la zona suroeste y El Álamo adquirió una mayor importancia. Pero Eurovegas se vino abajo. También se evaporó el sueño de los Juegos Olímpicos y, en estos momentos, los políticos se encuentran sin proyectos que ofrecer para ganar las próximas elecciones. Un problema que siempre termina de la misma forma: urbanizando algo. No tengo claro que el aeropuerto de El Álamo pueda ser un proyecto ilusionante para los votantes (en eso confío). Pienso, honradamente, que se disolverá como un azucarillo en el café. Pero igual me equivoco y, efectivamente, en el 2018 unos cuantos VIP aterrizarán en sus jets privados en El Álamo, cerca de Casarrubuelos.

    ¿Sólo un aeródromo? Nooooooo… no está solo y desvalido
     si no bien acompañado de campo de golf  y “área de servicios”
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    He traído hoy al blog este ejemplo para ilustrar “la insoportable levedad de algunos proyectos territoriales”. Sólo desde esta perspectiva, desde su falta de peso, se pueden entender iniciativas como la que he tratado de analizar, ya que suelen ser: miopes (no miran más que a corto plazo); parciales (un sistema hay que estudiarlo globalmente); ineficientes (no maximizan el uso de lo ya existente); antieconómicas (imposibles de rentabilizar, al final son un saco sin fondo para los recursos públicos); antiecológicas (siempre se trata de cementar más suelo); e insostenibles (se construyen cargándolos sobre las espaldas de los territorios que mantienen el planeta y de las clases sociales medias y las menos favorecidas por la fortuna). Claro que también puede suceder que no sean más que un método, probablemente legal pero deshonesto, de conseguir suculentos beneficios para unos pocos y bien situados propietarios de ciertos terrenos cercanos a la futura actuación. O bien, una forma de embolsarse unos cuantos euros en comisiones (o, más sencillo, como accionista) de la empresa constructora a la que se encarga hacer realidad un proyecto, por supuesto con sobrecostes, que indefectiblemente consiste en urbanizar lo que sea y donde sea. No aprendemos, no: les votamos.


    Nota: esta misma mañana al aeropuerto Madrid-Barajas acaban de cambiarle el nombre por el de Adolfo Suárez, Madrid-Barajas. Es una magnífica noticia que, en lugar de homenajear a alguien urbanizando algo (cementando, asfaltando, edificando, canalizando, trasvasando, embalsando), hayan decidido hacerlo sin más que cambiar un nombre. Independientemente de su sencilla reversibilidad ecológica en caso de que alguien decida volverse atrás, el sistema cuenta con grandes ventajas desde el punto de vista del coste del proyecto, los sobrecostes añadidos y la lucha contra la corrupción. Igual sí que vamos aprendiendo algo (aunque no lo parezca).
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